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19 de mayo de 2024
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Venezuela, la economía socialista de los números locos
La hiperinflación es galopante y mientras millones de personas intentan sobrevivir, otras son cada vez más prósperas. Postales de un país en crisis
22 de diciembre de 2019
En Venezuela, el experimento socialista de la desigualdad, un dólar alcanza para 50 mil litros de nafta, pero no para comer.
Las colas para cargar nafta duran hasta tres días en las estaciones de servicio; los apagones son diarios, la virulenta hiperinflación ya es la tercera más larga de la historia y los supermercados y almacenes están atiborrados de bienes importados que muy pocos pueden comprar.
En Caracas es muy común hoy dejar un dólar de propina al chico que empaca las compras en el supermercado. Nada distinto a lo que se hace en cualquier país normal.

Sólo que en Venezuela ese mismo dólar supera el sueldo básico semanal en bolívares de un empleado público, un jubilado y hasta de un profesor universitario.
La Venezuela bajo el puño de hierro del chavismo se ha convertido en un sistema autoritario donde prospera un capitalismo salvaje.
Algunos ricos cercanos al régimen son cada vez más prósperos, pero cerca del 70% de los trabajadores persiste en la informalidad y millones intentan sobrevivir cada día con lo que llevan puesto.
El régimen atribuye el cuadro actual, gestado durante dos décadas de políticas estatistas y corrupción de un régimen sustentado por bayonetas, a las sanciones impuestas desde 2017 por Estados Unidos al chavismo por sus acciones contra la democracia representativa y los opositores.
El poder del dólar en un país en estado terminal La nafta en Venezuela es más que gratis: con un dólar se podrían comprar al menos 50.000 litros del combustible de alto octanaje, suficientes para llenar 833 veces el tanque de un todoterreno (SUV), y recorrer 416.500 kilómetros, cruzar la Argentina 112 veces de norte a sur.

El chavismo no se atreve a cobrar lo que valen los combustibles, y gasta unos nueve millones de dólares por día en la importación de diesel y nafta para cubrir la demanda interna, pues desde hace tiempo las enormes refinerías del país han colapsado. “En Venezuela no se está produciendo gasolina de ningún tipo, por problemas. Estamos importado cerca de 100.000 barriles por día”, dijo a Clarín el sindicalista de la industria petrolera Iván Freites, un acérrimo enemigo del gobierno.

La rusa Rosfnet y la española Repsol son hoy dos de los principales surtidores de Venezuela, señala el economista petrolero Rafael Quiroz. En Venezuela queda una deteriorada flota de 3,4 millones de autos, camiones y autobuses, la gran mayoría con más de 100.000 kilómetros de recorrido, según empresarios de leasing automotriz.

Lo que le cuesta al Estado ese consumo de combustibles y lo que se deja de percibir en impuestos y exportaciones es mucho más de lo que se invierte en educación y salud pública.