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19 de mayo de 2024
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El fuego consume Australia y el humo ensombrece Sydney
El viento y las altas temperaturas, de hasta 47 grados, amenazan al país
22 de diciembre de 2019
Como las plagas de Egipto pero en versión siglo XXI, un fenómeno climático ensombrece a la pujante Australia, la nación desarrollada a la que siempre se compara con lo que pudo ser la Argentina, y que sigue defendiendo el uso del carbón de leña para calefacción, en sintonía con otras naciones como China.
Una densa humareda que de día enrojece aún más al sol y de noche bloquea la vista de las estrellas, gargantas secas y ojos irritados, ropa de cama impregnada de olor a humo, propiedades calcinadas.

Los incendios forestales consumen Australia con una violencia inusitada. La gran nación de Oceanía sufre desde hace semanas la devastación del fuego, mientras las máximas llegan a los 47 grados.

Los fuertes vientos amenazaban con agravar los más de cien incendios que asolan el territorio.

Ya se confirmó la muerte de cuatro personas en las últimas 48 horas. Hay 23 bomberos heridos, numerosas casas destruidas y una pérdida “muy importante de ganado”.

El temor, reconoció el jefe del Gobierno del estado de Australia del Sur, Steven Marshall, es que estas cifras sean “sólo la punta del iceberg”. El primer ministro debió pedir perdón por irse de vacaciones durante la terrible crisis de los incendios forestales.

En el estado de Nueva Gales del Sur, el más afectado por los incendios y donde está vigente el estado de emergencia, gran parte de los esfuerzos se centraron en los alrededores de Sydney, donde los fuertes vientos dificultaban las tareas de contención y extinción. La ciudad está cercada por fuegos que arrasan su periferia boscosa, incluidos los focos de Gospers Mountain, 200 kilómetros al noroeste, y de Green Wattle Creek, 100 kilómetros al sudoeste, donde murieron dos bomberos y tres más resultaron heridos tras que su camión volcara al chocar con un árbol.

Los incendios forestales son algo común en Australia durante su caluroso verano, pero este año las llamas comenzaron varias semanas antes de lo previsto por una peligrosa combinación de ausencia de lluvias, vientos secos y "manos malintencionadas", denunció el gobierno.

Las condiciones se han visto agravadas por la ola de calor en gran parte del país, donde esta semana se ha batido dos veces el récord de temperatura media, 41,9 grados.

“Estamos en un período de sequía increíble y en algunas zonas no han visto llover en 12 meses. Es probable que los incendios continúen más allá de Navidad”, pronosticó el inspector del servicio de bomberos rurales de NGS, Ben Shepherd.
Las autoridades han emitido en este estado y el vecino Australia del Sur –también afectado– una alerta por la que urgen a los ciudadanos a posponer sus viajes navideños en la medida de lo posible.

“Pedimos a todo el mundo que no viaje por carreteras cercanas a un incendio activo a menos que sea absolutamente necesario”, señaló Gladys Berejklian, premier de NGS. Mientras tanto, arrecian los ataques contra el primer ministro, el conservador Scott Morrison, que aterrizó en Sydney tras interrumpir unas vacaciones familiares en Hawái tomadas de manera improvisada mientras el país se abrasa.

“Lamento profundamente cualquier ofensa causada a cualquiera de los muchos australianos afectados por los terribles incendios forestales”, se disculpó.

Aun así, tanto él como su Gabinete siguen negando que la ola de fuego sea consecuencia del cambio climático y se mantienen firmes en su apuesta por el carbón.