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29 de marzo de 2024
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El Fondo haría una auditoría
A modo de acercamiento con la nueva dirección del Organismo, el Gobierno aceptaría una evaluación sobre la capacidad de pago del país para negociar con Club de París
22 de octubre de 2007
La Argentina armará un programa económico de mediano plazo para negociar la cancelación escalonada de una deuda de US$ 6100 millones con el Club de París aceptando que el Fondo Monetario Internacional (FMI) evalúe su capacidad de pago, aunque sin demasiadas exigencias adicionales.

Esta fue la promesa sellada ayer entre la delegación argentina ante la asamblea anual del Fondo y el nuevo director gerente del organismo multilateral, Dominique Strauss-Kahn, que asumirá sus funciones el mes próximo.

En una distendida reunión que mantuvieron, en el soleado mediodía de ayer en esta ciudad, el ministro de Economía, Miguel Peirano, y el presidente del Banco Central, Martín Redrado, se retomó el diálogo tras las críticas cruzadas con el español Rodrigo de Rato, que dejará su cargo en pocos días. A las 12 comenzó el encuentro en el edificio del FMI, en las calles 19 y H de Washington, con la presencia del jefe de asesores de Economía, Javier Alvaredo; el representante argentino en el FMI, Héctor Torres, y el director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo, Anoop Singh.

Casi una hora después, Redrado y Peirano partieron a dos almuerzos diferentes, conformes porque el diálogo fue "positivo" y porque Strauss-Kahn expresó, como lo hizo en Buenos Aires hace poco más de un mes, su intención de renovar los aires del Fondo para lograr que países como la Argentina vuelvan a acercarse, aunque reconociendo que los tiempos serán lentos por la dura postura del Grupo de los Siete países industrializados (G-7) y del staff del FMI. "Le remarqué que hay una gran expectativa por su gestión a nivel internacional, aunque con prudencia por la inercia muy fuerte del FMI", dijo Peirano a LA NACION.

En ese sentido, fuentes de la delegación expresaron que Strauss-Kahn quiere colaborar para que las negociaciones con la Argentina resulten exitosas, atendiendo la postura del Gobierno de no someterse a auditorías ni condicionalidades del FMI para alcanzar un acuerdo con el Club de París. En otras palabras, esto significa acercarse al FMI, tal como pretende el gobierno de EE.UU., aunque no necesariamente con un programa tradicional, pensando en un pago creciente a cinco o seis años. Al parecer, el futuro director del FMI indicó que aceptaría un plan que tenga "la propiedad" argentina y así se lo indicó a Singh, quien asintió en todo momento. "No puede ser que no resolvamos este tema del Club de París por US$ 6000 millones", habría planteado el funcionario francés.

Ese programa debería tener indicadores de mediano plazo de superávit fiscal, de cuenta corriente y de la evolución del PBI, entre otros parámetros que permitan juzgar la capacidad de pago del país, aunque no incluiría pedidos de reforma impositiva o de renegociación de los contratos con concesionarios de servicios públicos, como ocurrió en programas previos. Sería una versión light de un acuerdo, con una suerte de presupuesto "plurianual" que, de todos modos, deberá pasar el duro filtro de la conducción del FMI (es decir, de EE.UU. y Europa) y del directorio.