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19 de abril de 2024
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Por Rosendo Fraga
Conflicto con Irán, en el centro de la política exterior
La política exterior de Cristina Kirchner será medida por la negociación con el Club de París y la relación con Chávez. Pese al desgaste del gobierno las chances siguen estando a su favor por el sistema electoral y la división de la oposición
24 de septiembre de 2007
1. El conflicto con Irán ha pasado a ocupar el centro de la política exterior argentina. Desde el último trimestre del año pasado, cuando se impulsó la causa AMIA en la justicia internacional y se sacó a Luis D’Elía del gobierno por su defensa pública del gobierno iraní, el eje de la política exterior de la administración Kirchner ha sido un acercamiento a Venezuela en la región y coincidencia con Estados Unidos e Israel contra Irán en el plano internacional. Esta política no ha sido suficiente para que Bush y sus secretarios del Tesoro y Educación visitaran la Argentina en sus giras por la región este año, pero sí ha evitado que el Departamento de Estado ubique a la Argentina junto a Venezuela, Bolivia y Ecuador. La reacción iraní, ha llevado a Kirchner a moderar su discurso previsto para la Asamblea de las Naciones Unidas. Es así como reclamará al gobierno iraní para que acepte el reclamo judicial argentino, pero criticará a la vez a Washington por la guerra de Irak y por su política unilateral, lo que no estaba previsto en el texto inicial. Paralelamente, Cristina intenta lograr una reunión con Hilary Clinton, la que está en gestión desde hace nueve meses, buscando que la posición frente a Irán la haga posible.

2. En el ámbito regional, la distensión en el conflicto de las papeleras es transitorio y surgen nuevos problemas con Malvinas y Chile. La Argentina ha logrado que Botnia postergue el inicio de su funcionamiento hasta después de las elecciones. Ello evita al gobierno argentino el riesgo de un enfrentamiento con los asambleístas de Gualeguaychú a semanas o días de la elección presidencial. El reclamo que comienzan a plantear ecologistas de la Patagonia contra la construcción de cinco represas sobre dos ríos en la región chilena de Aysén, puede derivar en un nuevo conflicto. Es que la repercusión alcanzada por los asambleístas de Gualeguaychú comienza a generar cierto efecto imitación. El reclamo del Reino Unido para que la UN le reconozca soberanía en la plataforma submarina alrededor de las Malvinas, vuelve a crear tensión en este problema, que parecía distendido. La importancia económica que ha adquirido la superficie submarina del Ártico por sus reservas de energía -lo que en el futuro puede suceder con la Antártida- explican la actitud británica, que puede originar una réplica en el discurso de Kirchner ante la asamblea de la UN.

3. La negociación con el Club de Paris y la relación con Chávez, serán los dos tests, que determinarán si Cristina Kirchner cambia la política exterior. En el primero que es económico, la posición de la candidata oficialista es negociar, pero sin aceptar el monitoreo del FMI, lo que por ahora no es aceptado por los gobiernos miembros de dicho Club. En cuanto a Chávez -cuya relación con Lula no pasa por el mejor momento- Kirchner deja un entramado de bonos, importación de gas oil y negocios diversos como el salvataje de Sancor, que impedirán a Cristina Kirchner, si llega al poder, alejarse de Venezuela en el corto plazo, más allá de su voluntad. Pero ella tratará de profundizar la combinación ya iniciada por su marido de cuestionar a Irán, como compensación hacia Washington. El riesgo es que Venezuela es el aliado más importante de Irán en América Latina en un momento que dicho país da prioridad a su política hacia la región, como lo muestra la gira por varios países que realiza el presidente iraní antes de participar en la asamblea de la UN.

4. En la política interna, las chances electorales siguen estando a favor del oficialismo. Si se hubiera votado en marzo, el oficialismo se imponía con el 60% de los votos, como lo hizo Lula en Brasil, Chávez en Venezuela y Uribe en Colombia. Pero si hoy se votara, Cristina Kirchner obtendría aproximadamente 45% de los votos, 15 puntos menos. Pese a ello, la oposición no ha logrado capitalizar el desgaste del gobierno y a su favor siguen jugando dos situaciones políticas: 1) Un sistema electoral particular, que permite al que sale primero ganar en la primera vuelta con sólo 40% de los votos, si tiene más de 10 puntos de ventaja sobre el primero. 2) Una oposición que es la más dividida que registra la historia argentina, con lo cual ninguno de los dos candidatos que parecen disputar el segundo lugar (Lavagna y Carrió), podría alcanzar el 30% de los votos, para poner en riesgo el triunfo de Cristina en la primera vuelta. Sólo si ella no alcanza el 40% de los votos, situación en la cual siempre hay segunda vuelta cualquiera sea la diferencia sobre el segundo, la oposición podría competir. Pero ello es improbable por al ventaja que tiene el oficialismo en la decisiva provincia de Buenos Aires, que es el 40% del total de votos del país.

5. En conclusión:

a) El conflicto con Irán ha pasado a estar en el centro de la política exterior argentina, moderando Kirchner su discurso frente a la amenaza iraní.

b) En el ámbito regional, el conflicto de las papeleras tiene una distensión transitoria y surgen nuevos problemas con Chile y Malvinas.

c) La política exterior de Cristina Kirchner será medida por la negociación con el Club de París y la relación con Chávez.

d) Pese al desgaste del gobierno -que reconocen las mismas encuestas del oficialismo- las chances siguen estando a su favor por el sistema electoral y la división de la oposición.