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16 de abril de 2024
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Por Rodolfo C. Rossi
La debilidad del dólar y del peso
12 de marzo de 2008
El Banco Central de la República Argentina mantiene un seguimiento continuo sobre el “Tipo de Cambio Real Multilateral”. El Tipo de Cambio Real Multilateral (TCRM) es el promedio ponderado de los tipos de cambio de la economía nacional con cada una de las naciones con que comercializa ajustado de acuerdo a la variación de los precios implícitos nacionales y extranjeros.

Se detalla a continuación los tipos de cambio reales bilaterales versus los tres principales socios comerciales de Argentina, que cubre en promedio el 67,8 % de su comercio internacional, y el valor de los mismos en el periodo 1999/2000 y en Enero de 2008:

1999/2001 ENERO 2008 DIFERENCIA

BRASIL 105,7 302,98 186,7
EURO 101,6 283,89 179,5
EEUU 95,2 179,50 88,5

De acuerdo a la información del BCRA el Peso ($) tuvo una depreciación con relación al Real (Brasil) del 186,7 %, con el Euro del 179,5 % y con el dólar norteamericano del 88,5 %.

El Peso ($), de acuerdo al TCRM, tuvo una depreciación del 10,3 % en los 12 últimos meses y está depreciado el 121,2 % con relación al promedio alcanzado en la convertibilidad.

Referido al mencionado índice, el Peso ($) sufrió reevaluaciones en los años precedentes (Año 2005: 3,3 %, Año 2006: 07 %, Año 2007: 1,4 %).

En el mercado mayorista de cambios el Peso ($) presenta, en el último año, una leve apreciación en términos nominales respecto al dólar norteamericano. En cambio, respecto al Euro el Peso se está depreciando visiblemente, siguiendo la tendencia del dólar.

La competitividad comercial argentina, que se ve favorecida por los excelentes valores de los commodities (el índice de Materias Primas del BCRA que pasó de 80 en Mayo de 2003 a 182 en Enero de 2008), justificaría una revalorización mayor de la moneda argentina con relación al dólar.

Otros países latinoamericanos (Chile, Perú, Colombia, Uruguay) están viviendo ese efecto, con algunas dificultades en los sectores industriales.

Brasil es el caso más notable de reevaluación monetaria, siendo sus efectos negativos morigerados por la existencia de un competitivo parque industrial y, fundamentalmente, por el fuerte ingreso de capitales del exterior.

Nuestro país está siguiendo en los últimos 5 años una política cambiaria “prácticamente atada” al dólar norteamericano. La debilidad del dólar es también la debilidad del peso argentino.

Debe tenerse en consideración que en las economías donde el grueso de las exportaciones son “bienes salarios”, como los productos agrícolas (57,2 % de las exportaciones argentinas), el encarecimiento del precio internacional de los alimentos reduce el ingreso real de los sectores de más bajo recursos. El mantenimiento del tipo de cambio sin reevaluación permite la permanencia competitiva de la industria. Simultáneamente con un alto nivel de retenciones a las exportaciones agrícolas y petroleras se obtienen los recursos fiscales financieros que permiten al BCRA mantener el tipo de cambio sin reevaluación en su relación al dólar.

Los beneficios del alto precio de los commodities estarían siendo aprovechados por el país a través de su superávit fiscal y externo, con el crecimiento del producto y de las reservas del BCRA.

Sin embargo, ello requiere la existencia de un complejo sistema de intervención económica por parte del Estado que regula, no solo la relación cambiaria, si no también los principales precios de la economía y los niveles de ingreso de los sectores agropecuarios, en tanto, mantiene en actividad productiva a los sectores industriales.

Ciertamente toda esta regulación económica, beneficiada por los altos precios agrícolas, tiene como precio la existencia ineludible de la inflación en dólares. El peso ($) “atado” al dólar norteamericano se está devaluando en relación a otras monedas, que a su vez se revalúan (Real brasileño, Peso Chileno, Euro, Yen) con relación al “dólar debilitado”.

Al respecto los bienes nacionales están baratos en Reales o en Euros.

En el actual ciclo económico la estrategia aplicada ha dado buenos resultados. Queda, no obstante como tarea, nada menos, evitar que aumente el ya fuerte intervencionismo estatal e incentivar una mayor expansión de la oferta de bienes para que este ciclo de bonanza se consolide con una mayor confianza.