¿Por donde irán los medios de comunicación en el futuro cercano? ¿Subsistirán los tradicionales diarios de papel? ¿Las revistas mantendrán su tendencia de ventas declinante? ¿El individuo común se habituará a recibir informaciones fragmentadas o, peor aún, originadas en un centro único? Muchos interrogantes a responder ante un escenario sin certezas y dotado de un dinamismo que impide la reflexión profunda.

Los especialistas aventuran caminos posibles. El diario de papel tiende a ser reemplazado en un proceso lento pero incesante por la comunicación informatizada. A su vez, este modo de comunicación enfrenta desafíos propios de la dependencia que le imponen la disponibilidad de energía, las redes de transmisión y la eventual pero no imposible saturación de éstas por el incremento exponencial de usuarios.

Los medios de comunicación portátiles, léase teléfonos celulares, alcanzan segmentos crecientes de la población del mundo y permiten el acceso a información on line. La radio y la televisión, por su parte, tienden a ocupar espacios cada vez más amplios y colocan al borde de la saturación a la transmisión de noticias, que se amalgaman bajo la lógica llamativa del espectáculo.

¿Cuanto puede absorber un ciudadano común, que recibe infinidad de impactos por día sin estar preparado para procesarlos? Necesariamente será un porcentaje muy reducido. Más aún, el proceso de selección se hace muy dificultoso para quien carece de bases informativas previas y es posible que todo lo que reciba se convierta en una mezcla difusa. De esta emergerán los muy pocos temas que le provoquen preocupación vital y cercana.

Más de uno podrá plantear que las diferencias con el habitante de la pequeña urbe medieval, en la que el rumor vecinal era solamente superado por el pregonero, no son tan sensibles. Es posible que el ilustrado individuo de comienzos del siglo veintiuno sufra los efectos de la mezcla explosiva de medios de comunicación a su alcance y variedad de la información que recibe, de manera que pueda producirse la paradoja de que viva con un caudal de temas de interés relativamente cercanos en cantidad a los de sus antecesores.

Demasiadas incógnitas para el análisis en un espacio breve. Lo positivo es el menú de medios e informaciones a disposición de quien quiera utilizarlos. Lo deseable sería que cada persona adquiera las habilidades necesarias para sacarles el mejor provecho.