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20 de abril de 2024
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Por Aldo Karagozian, presidente de la Fundación Pro Tejer
Se debe proteger a la industria nacional
Defender la “cadena de valor” de la industria textil y desarrollar un plan para crear 500 mil empleos, son dos de los grandes objetivos de esta entidad.
20 de octubre de 2004
En estos pocos meses de existencia de la Fundación Pro Tejer hemos tratado de poner de manifiesto públicamente, una fuerte convicción en defensa de la cadena de valor textil, que nos ayudó a cumplir con éxito, la mayoría de los objetivos que nos fuimos planteando.

En los próximos días daremos a conocer el Indicador mensual de actividad textil “INTEX” que presentará una serie de indicadores del sector, con el fin de:

Monitorear las perspectivas del desarrollo sectorial.

Posicionar a la industria textil en un plano de igualdad frente a otros sectores de la actividad económica que manejan sus propios indicadores

Funcionar como una nueva herramienta de vinculación entre los empresarios del sector

Nutrir la agenda de negociación que el sector lleva adelante con los hacedores de políticas públicas

Informar a los medios de comunicación sobre la marcha del sector

Pero existe un objetivo aún más importante, y es que se utilicen nuestros indicadores, como una alerta temprana de lo que le sucederá al resto de la industria nacional.

El sector textil, ha demostrado, a través de las últimas décadas, que es el primero en reaccionar y el primero en resentirse, ante los estímulos positivos y negativos que recibe de la coyuntura económica.

Por lo que, analizando en forma temprana a nuestra industria, se puede predecir, qué es lo que le va a ocurrir al resto de la actividad económica nacional.

Hoy nos encontramos con un sector mas unido que en años anteriores. Hay un claro sentimiento de que esta carrera hacia el fortalecimiento de nuestra industria, debemos darla desde el moderno principio asociativo de cadena de valor.

En este sentido, debemos felicitar la puesta en marcha del foro de competitividad del sector textil e indumentaria por parte del gobierno nacional, en donde se están volcando las dificultades, amenazas y oportunidades que hoy y mañana deberemos enfrentar.

De esa convocatoria, están surgiendo una serie de propuestas para que nuestra cadena de valor se consolide como gran generadora de empleo y de alto valor agregado.

Se necesitarán, sin duda, políticas activas que desde el sector privado, debemos ayudar a delinear, y que permitan trazar un horizonte que comprometa al empresariado textil a volcar importantes inversiones, que produzcan riqueza y empleo.

Por tal motivo, es un deber del gobierno nacional ofrecer señales evidentes para que nadie tenga dudas de que el proceso productivo nacional, vino para quedarse, y no para sufrir los vaivenes que desmoralizaron la inversión y generaron la especulación financiera, en los últimos treinta años.

El sector textil es heterogéneo, sin embargo – y a pesar de que el horizonte, aún no esté muy claro - ha dado muestras de provocar un fuerte impacto en la economía real. Representa el 8 % del PBI industrial y el 12 % del empleo industrial; posee más de 470.000 puestos de trabajo.

El “Plan de Generación de Empleo a través de la Reconversión de la agroindustria textil” que ha presentado la Fundación Pro Tejer y que sirve de base para el trabajo que desarrollan los distintos eslabones, en los foros de competitividad, auspicia la creación 500.000 puestos de trabajo para los próximos cinco años.

No es una cifra ideal. Es la misma cantidad de gente que hemos perdido en la década del ´90; producto de la apertura indiscriminada del mercado. La famosa frase del “Todo por dos pesos” de ayer y la invasión de productos brasileños y de extrazona de la actualidad, han sido y serán nuestro desafío.

Defender nuestra industria no es solicitar proteccionismo estatal. Forma parte de nuestra responsabilidad para evitar que aumenten las listas de los planes jefas y jefes de hogar que alcanzan para cubrir, superficialmente, la pobreza y la indigencia de nuestros compatriotas.

Queremos crecer y dar trabajo; sinónimos legítimos de honestidad y dignidad.