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18 de abril de 2024
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Por Claudio Lozano
Ni Salta ni Rosario
24 de mayo de 2008
El 25 de mayo del 2008 obliga a desplazar las dicotomías y contradicciones falsas que le proponen a nuestro pueblo confrontaciones estériles, al amparo exclusivo de intereses electorales cuyo objetivo es el 2009, pero que siguen postergando la solución de nuestros problemas.

El 25 de mayo, y en el marco de un gobierno nacional que reivindica una soberanía nacional que niega en la práctica (ver texto completo), es un buen momento para ratificar que los ideales de aquella Revolución solo serán factibles y se objetivarán en el desarrollo de la Argentina, si recuperamos el control sobre la explotación de nuestros recursos naturales y si tenemos la decisión política de transformar la renta petrolera, minera y agropecuaria en la palanca para un nuevo proceso de industrialización conducido por el Estado argentino.

Poco feliz resultó la definición de Unión Democrática que Nestor Kirchner hiciera sobre la oposición en el marco de su visita a San Juan. Poco feliz porque lo hizo en un escenario que negaba, de manera evidente la posibilidad de ubicar al PJ actual en el lugar del otrora Movimiento Nacional. Habló acompañado del alfil del establishment y hasta ayer menemista Daniel Scioli y del cómplice de la trasnacional minera Barrick Gold José Luis Gioja. Es San Juan un paradigma de la permisividad con que se concreta, en el marco de este gobierno, el saqueo de nuestros minerales y el envenenamiento del ambiente a manos de las trasnacionales mineras que operan en nuestro territorio.

En vísperas del 25 de Mayo, y en el marco de un Gobierno Nacional que reivindica una soberanía nacional que niega en la práctica, debe recordarse que fue durante el mandato de Nestor Kirchner, en Agosto del 2004, se ratificó el Protocolo correspondiente al Acuerdo Minero Argentino – Chileno por el cual se transformó a la Cordillera de Los Andes (de Norte a Sur y en todo el lado oeste) en territorio supranacional (es decir fuera de la jurisdicción de ambos países) y a disposición absoluta de las trasnacionales mineras.

Entrega que ni siquiera preservó a nuestros Parques Nacionales y que se inscribe en la misma política que permite el saqueo de nuestros hidrocarburos, así como la pasividad frente a los abultados negocios que realizan las trasnacionales cerealeras a expensas de muchos productores,y en el marco de la consolidación de un modelo sojero que pone en cuestión la seguridad alimentaria de los argentinos.

El 25 de Mayo es un buen momento para volver a decir que los ideales de aquella Revolución solo serán factibles y se objetivarán en el desarrollo de la Argentina si recuperamos el control sobre la explotación de nuestros recursos naturales y si tenemos la decisión política de transformar la renta petrolera, minera y agropecuaria en la palanca para un nuevo proceso de industrialización conducido por el Estado argentino. Ni en Salta ni en Rosario se dan cita estas propuestas.

El 25 de Mayo del 2008 obliga a desplazar las dicotomías y contradicciones falsas que le proponen a nuestro pueblo confrontaciones estériles, al amparo exclusivo de intereses electorales cuyo objetivo es el 2009, pero que siguen postergando la solución de nuestros problemas.

Ratifica y obliga una vez más a promover la conformación de una nueva experiencia política de signo popular que esté a la altura de las circunstancias que demandan los dramas de nuestro pueblo, la riqueza formidable de nuestra patria y la maravillosa oportunidad que abre la coyuntura política de América Latina.