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Por Rodolfo Rossi
La ironía, la paradoja, la diferencia
8 de junio de 2008
Aun con los altos precios actuales de los productos agrícolas, el problema que generan las subvenciones que pagan los gobiernos de países desarrollados a sus productores agrícolas, es grave.

Al recibir beneficios adicionales, es común que estas economías aumenten su producción. A su vez, con las ayudas a la exportación, se intentan sostener los precios internacionales, en un nivel más bajo, al del equilibrio competitivo.

Con ello, se distorsiona, el comercio internacional, en perjuicio de los países menos desarrollados, que quedan relegados, en competencia. De ahí, surge la necesidad y el pedido de los países afectados, de eliminar esas prácticas. De los algo mas de US$ 300.000 millones, de subsidios, al agro que transfieren al año, los países desarrollados, los agricultores de la Unión Europea (UE), reciben la mayor proporción (48 %), le sigue Japón (18 %) y EEUU (17 %).

En este último caso, en el año 2006, el gobierno de EEUU pagó a sus productores en el año 2006, US$ 122 por hectárea cosechada. Los subsidios, para el sector agrícola, en EEUU, generan que los precios, de sus exportaciones, en comparación, con el valor de costo, sean 27 % menores, en el caso del trigo y 10 % inferiores, para el maíz y la soja.

Inicialmente, el encargado de establecer, las políticas de intercambio de bienes, en el mundo, era el GATT, creado en 1947. Desde esa fecha, se sucedieron ocho rondas negociadoras, donde se fueron delineando las normas, que regulan, hasta la actualidad, las políticas comerciales, de los países miembros. En 1994, se creó la Organización Mundial del Comercio (OMC), que sucedió al GATT, siendo, su propósito primordial, contribuir, a que las corrientes comerciales, circulen con fluidez, libertad, equidad y previsibilidad. La Ronda Uruguay, celebrada entre 1986 y 1994, dio origen a la mayor reforma del sistema mundial de comercio, desde su creación. Sin embargo, los países productores y exportadores de productos primarios, continuaron sin encontrar solución, al problema de los subsidios agropecuarios, ante lo cual en 2001, se formó la Ronda de Doha, siendo, su tema preponderante, el comercio de los productos agrícolas. A seis años, de su comienzo, las negociaciones permanecen estancadas.

Recientemente, el Congreso de EEUU, aprobó una nueva Ley Agrícola, para los próximos seis años. La citada ley, mantiene la filosofía de su predecesora y las ayudas a los agricultores, podrían ser aun más dañinas, para el comercio mundial. Aumentan, los precios mínimos garantizados, a los agricultores estadounidenses y adicionalmente, se les ofrece, una nueva opción, para que reciban pagos, en función de las rentas previstas, en lugar, del nivel de los precios.

En virtud de ello, el gobierno de EEUU, puede otorgar subsidios, aun, cuando los precios, se encuentren, en niveles elevados. Los agricultores estadounidenses, cubiertos de los riesgos de un descenso en los ingresos, por variaciones de los precios y de los rendimientos, tendrían más incentivos, para aumentar su producción. La norma prevé US$ 209.000 millones, para Programas de Nutrición. Es proteccionista, al mantener las barreras tarifarías, para los productos agrícolas de América Latina y, particularmente, sobre la importación del etanol de azúcar de Brasil, más barato y menos contaminante, que el etanol de maíz.

Frente a ello, el propio secretario de Agricultura, de la administración Bush, habría reconocido, que la citada aprobación legislativa, constituye, un paso atrás, para el comercio internacional, exponiendo, a EEUU, a adicionales litigios, en la OMC.

De todas maneras, en EEUU había ambiente favorable, para el aumento de los subsidios agrícolas, ignorando, todas las negociaciones internacionales, desarrolladas para su eliminación y, obviando, la filosofía, de la institución rectora del comercio internacional.

Gran ironía económica. La debilidad del dólar, principal causa, de la fuerte demanda internacional, de las materias primas y del, extraordinario, ciclo alcista de sus precios, se la querría morigerar, con una mayor producción, subvencionada, que aumentaría el déficit fiscal de EEUU, perjudicando a los países en desarrollo.

Gran paradoja, también, en la Argentina. Frente, a los excelentes precios internacionales, actuales, regulamos la producción y no aprovechamos, para vender más, interna y externamente, creando mayor riqueza.

La gran diferencia, sería que el déficit fiscal y externo de EEUU, ha sido, hasta ahora, financiado, por los países del mundo.

En Argentina, en tanto, estamos en la necesidad de mantener un buen superávit fiscal y externo, para pagar el, fuerte, endeudamiento externo, incurrido en el siglo pasado.