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Por Alejandro Ramírez
¡A los botes!
27 de junio de 2008
Luego de un jueves negro para la economía mundial, los analistas ven que mucha incertidumbre el rumbo de los diferentes mercados. Con la sensacional suba de las cotizaciones del petróleo sobrepasando los 140 dólares el barril y la continua y sostenida caída del dólar en mundo, el escenario mundial se torna extremadamente delicado.

Porque la suba del “oro negro” genera aumentos en los combustibles, aumentando los costos de los fletes y por ende de todos los productos que sean llevados y traídos por algún transporte. Además, aumentan automáticamente los insumos del sector agropecuario como son los fertilizantes y los agroquímicos. Otra consecuencia casi automática es que los inversores internacionales al producirse estos movimientos económicos financieros salen rápidamente de sus posiciones de compra en acciones y bonos, destruyendo a estos mercados. Así fue como vimos que en una sola jornada bolsas de EEUU o la Unión Europea perdían entre un 3 a 4% en una sola jornada. Ese dinero –producto de las liquidaciones de acciones- busca rumbo hacia otras inversiones como son el petróleo, los metales preciosos –oro y plata- y los comodities agropecuarios.

Si analizamos los verdaderos fundamentos que llevaron al petróleo a estas cifras máximas operadas en los últimos 25 años, vemos que son ocasionadas más por reacciones de los fondos de inversión ante noticias, discursos o posibilidades de que ocurran ciertos hechos. Por ejemplo, la última suba se debió a que Libia amenazó a los EEUU con que podría llegar a bajar su producción y oferta de crudo en los próximos meses. También influyó en la suba, los manifiestos de la OPEP vaticinando que al finalizar el verano boreal los valores del petróleo se podrían encontrar cercanos a los 170 dólares.

Al subir el petróleo y bajar el dólar, automáticamente suben los precios de los comodities agropecuarios. Un poco por las necesidades de los compradores, y mucho por la fuerte especulación que realizan los inversores en estos mercados. Pero debemos considerar en este análisis que la gente de países que son un poco más serios y responsables que nosotros, ante estas continuas subas en los valores, toman rápidas medidas para intentar proteger sus ingresos y su capital. Por caso podemos ver como los pobladores de los EEUU ya comenzaron a cambiar sus hábitos de consumo. Muchos norteamericanos comenzaron a dejar sus vehículos en sus casas los días de semana, viajando en transportes públicos. En algunas ciudades, las empresas comenzaron a realizar semanas laborales de 4 días, agregando en esos días laborables las horas necesarias para cumplir con el total semanal. De esta forma, los trabajadores no usarían ningún vehículo ni transporte un día a la semana, disminuyendo así el consumo de combustibles. En muchos casos la gente ha cambiado hasta su alimentación, buscando bajar costos, comprando menos carne, o derivados del maíz, aceites, etc. Los cambios llegaron al límite de dejar de tener televisión por cable o tomar directamente la decisión de no irse de vacaciones de verano, por los altos costos que hoy conlleva la comida, el transporte y el alojamiento.

En nuestro país, todavía estamos inmersos en un supuesto debate sobre las retenciones y futuro de las políticas del sector agropecuario. La suba de los precios de los comodities agropecuarios no se reflejan como corresponden por varios motivos. El principal es que las retenciones al ser móviles, cualquier suba de los valores internacionales es consumido por la movilidad de este impuesto, quedando los precios en el “techo” teórico de cada grano. Además, la gran cantidad de oferta existente luego de los 100 días de paro, hace que los compradores no se apuren a adquirir la mercadería, ya que hay muchísima oferta.

Otra cosa a considerar es que los exportadores se encuentran con la necesidad de recuperar el dinero que la ONCCA les reclama por el diferencial de los negocios reportados antes de noviembre del año pasado, tributando alícuotas de retenciones excesivamente más bajas a las que tributarían hoy. Este diferencial de dinero, no lo pagarán ellos de sus arcas sino saldrán de los dineros que deberían recibir los productores. Esto quiere decir que si un exportador puede pagar X valor por un grano, intentará pagar menos para recuperar el dinero antes mencionado. Otra mala noticia para el chacarero argentino es que el dólar cada vez cotiza menos cantidad de pesos. Por ende, los productores están recibiendo menos cantidades de pesos por sus toneladas de granos. Como podemos ver, la situación mundial se encuentra muy complicada, pudiendo venir jornadas de gran volatilidad en todos los mercados con fuertes fluctuaciones en los valores, ya sean hacia arriba como hacia abajo.

Y en nuestra querida Argentina, todos los ojos se encuentran puestos en las actividades que se desarrollarán en el Congreso en vísperas del tratamiento parlamentario de una ley de retenciones a las exportaciones. Mientras todo esto ocurre en el mundo y en nuestra patria, debemos considerar que se encuentra en manos de los productores grandes cantidades de maíz, soja, girasol y trigo, que en algún momento saldrán a vender. Las preguntas que surgen son: ¿Cuándo? ¿Cómo? y ¿A que precio?