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Por Monteverde y Massot
Planes para lo que vendrá en la Argentina
20 de agosto de 2008
El análisis político y económico de los doctores Vicente Massot y Agustín Monteverde.

Como nadie sabe, a ciencia cierta, si el gobierno presidido por Cristina Fernández terminará en tiempo y forma el mandato para el cual fue electo en octubre del año pasado, es lógico que los principales referentes del mundo político tejan planes de todo tipo, incluyendo, demás está decirlo, los que conciernen a las próximas elecciones.

Es cierto que los doce meses que faltan para llegar hasta esa fecha resultan una eternidad, razón por la cual no parece la mejor idea forjar una estrategia con
tanta anticipación. Pero, como quiera que sea, todos los motores están en marcha y es en vano, frente a la decisión ya tomada por oficialistas y opositores de prepararse para el 2009, exponer unos argumentos teóricos que nadie querría escuchar.

En realidad, los planes a los que se hace referencia no sólo se vertebran en función de aquellos comicios sino también en función de un escenario de carácter extraordinario que, a esta altura del partido, ningún político de peso daría por descartado: un final anticipado de la actual administración.

Claro que, en atención a comprensibles razones de concesión política, ciertos planes se despliegan a vista y paciencia de quien quiera enterarse de su existencia, mientras otros, naturalmente, se diseñan en el más absoluto secreto. Sería ridículo fruncir el ceño ante los trabajos de partidos de distinto signo aprontándose para competir el año venidero a lo largo y ancho del país. En
cambio, sería imaginable el escándalo que se produciría si alguien dijese que se halla ocupado en diseñar un programa para el hipotético caso de que la señora Cristina Kirchner deba renunciar antes de dar por cumplido su mandato. Por eso mismo se actúa con sigilo para no despertar sospechas y no dar lugar a que el gobierno, enterado de algunos pormenores, pueda convertir el asunto en uno de esos complots inventados a los cuales el kirchnerismo se ha mostrado tan afecto en estos años.

Comencemos, pues, por lo que nadie oculta. En este orden las preocupaciones son comunes y se refieren, básicamente, a quiénes encabezarán las listas de diputados y senadores en sus respectivos distritos. Para algunos —Elisa Carrió, por ejemplo— los inconvenientes son menores, en tanto para otros son de marca mayor. La jefa del ARI encabezará la lista de diputados en la Capital, algo que Mauricio Macri no tiene decidido aún en razón de que primero debe contemplar si desdobla las
elecciones —cosa al parecer lógica en atención a su falta de figuras para confrontar con Carrió— y luego determinar qué hace en uno y otro lado. En el kirchnerismo las dudas que aquejan tanto a Néstor como a Cristina son de envergadura: carecen de figuras de relieve capaces de terciar, en
igualdad de condiciones, con Lilita y, eventualmente, si fuese de la partida, con Gabriela Michetti; en Santa Fe dependen de cuanto tenga pensado hacer Carlos Reutemann, sin cuyo concurso el Frente para la Victoria saldría tercero cómodo; no menos complejo es el panorama en Córdoba, a menos que el matrimonio gobernante —tragándose viejos agravios— decida fumar la pipa de la paz con Juez y, por fin, en la crítica provincia de Buenos Aires no hay una cabeza de la lista que les asegure retener ese distrito decisivo.

De su lado, el llamado peronismo disidente no las tiene todas consigo tampoco. Por de pronto sigue siendo un mero rótulo sin otro sustento que el agregado por diversos caudillos provinciales necesitados —si desean figurar en la fórmula presidencial en el 2011— de ganar sus distritos el año que viene. Esto vale, al menos, para Busti, Reutemann, De la Sota, Romero y Solá, descontando que los Rodríguez Saa no tendrán inconvenientes en San Luis.

Pasemos, ahora, a la inquietud más importante, que ninguno de los políticos mencionados puede responder pero que a todos tiene ocupados y preocupados: ¿hay kirchnerismo hasta el 2011 ó se termina antes? Como son legión los que consideran poco probable el cumplimiento entero del mandato de la señora Kirchner, no pierden el tiempo en repasar la historia reciente ni se detienen a analizar por qué, en escasos seis meses, lo que parecía un bastión inexpugnable se convirtió en un castillo de naipes.

Qué pasaría si hay que salvar la subitaneidad del tránsito entre la renuncia de Cristina Fernández y la construcción de un nuevo gobierno?

El principal interesado en hallar un principio de respuesta a tamaño interrogante es eso que llamamos —a falta de mejor definición— peronismo disidente.
Razones, por supuesto, no le faltan, en razón de que será una nueva administración justicialista la que quedará a medio camino y no sería de extrañar que las responsabilidades de los Kirchner cayeran sobre todos los seguidores de Perón. Por lo tanto, para que la crisis —si alcanza una dimensión dramática— no los encuentre chocándose en los pasillos, como sucedió a fines del 2001, hay varios equipos —por llamarlos de alguna manera— abocados a la tarea de pensar en una reacción rápida y en respuestas concretas que deberían instrumentarse si la presidenta abandona para siempre la Casa Rosada.

Hay, al respecto, dos escenarios que se contemplan como los más probables: 1) que la renuncia se produzca fruto de un rapto de histeria —similar al que protagonizó el matrimonio en la madrugada del pasado jueves 17 de julio— sin que el país se encuentre en llamas, en cuyo paso la figura del vicepresidente tendría espacio para concluir el mandato. Eso sí, encabezando un gobierno de unidad nacional.

O bien, 2) que la renuncia se produjese en medio de un final de fiesta traumático
que no admitiese la continuidad de Cobos.

Más no se puede decir por razones obvias, pero la danza de papers respecto de qué hacer con el tipo de cambio, la distorsión de precios relativos y la inflación, está a la orden del día. En paralelo también es la danza de nombres que se barajan para desempeñar roles importantes en una circunstancia como la mencionada.

El gobierno, a todo esto, enfrentará esta semana, o a más tardar la siguiente, la primera prueba de fuego en el Congreso, después del 17 de julio: la ley de estatización de Aerolíneas Argentinas. Que el Poder Ejecutivo haya debido modificar su proyecto original es una demostración palpable de su debilidad y del cambio en la relación de fuerzas no sólo en el Parlamento Nacional
sino en el país. El resultado de la votación por supuesto no será inocuo. Si el oficialismo resultase derrotado la sombra de una nueva crisis de gobierno volvería a revolotear sobre la cabeza de los Kirchner. Si, inversamente, ganase la partida siempre habría que considerar el enorme costo que pagará ante la opinión pública.

Porque el monto indemnizatorio al grupo Marsans es un verdadero escándalo y la responsabilidad que se echará encima de gestionar una empresa desquiciada sólo le
traerá disgustos mayúsculos.

Cuatro cápsulas
El modelo K se deshilacha
• Tanto los costos de producción como el gasto público —medidos ambos en dólares— se
encuentran igual o peor que en 2001.
• La ventaja cambiaria se erosionó por efecto de la inflación.
• En muchos sectores la supuesta ventaja ya había sido neutralizada con sucesivos aumentos
de retenciones, que en los hechos significaron un régimen de tipo de cambios múltiples.
• La pretendida solvencia fiscal se está viendo pulverizada.
o Los ingresos tributarios tienden a estancarse en términos reales por efecto del
enfriamiento de la economía.
o El gasto, en tanto, crece imparable, impulsado por los subsidios; y ya se está
ampliando en $ 34000 MM el Presupuesto 2008.
Proyecto de ampliación Presupuesto 2008
• $ 28700 MM corresponden a gasto corriente y $ 5300 MM a gastos de capital.
• Los subsidios al sector privado superarán los $ 40000 MM en 2008.
• El Tesoro otorgará avales para financiar obras de infraestructura por U$ 1762 MM.
• Se incluye una reforma de la carta orgánica del Banco Nación para que éste pueda
financiar al gobierno por hasta 30 % del total de los depósitos del sector público.
o Esos depósitos incluyen los fondos jubilatorios de la ANSES.
o El estado desplazará así nuevamente al sector privado del acceso al crédito y
provocará un ascenso adicional en las tasas de interés.
• Prorrogan también hasta 2024 el impuesto al gas oil.
• El proyecto autoriza también a emitir $ 2000 MM en Letras del Tesoro para financiar la compra de combustibles para CAMMESA y $ 4145 MM en un bono genérico.
• Y a tomar créditos del BNDES de $ 1000 MM para CAMMESA y de $ 1250 MM para AySA.
• Incluye una partida de $ 1600 MM para el sospechado tren bala —aunque se encuentra
técnicamente suspendido por suba de la tasa de financiamiento— y obras en el Sarmiento.
• También se aprueba un subsidio de capital para Aerolíneas Argentinas por $ 590 MM y se incrementa el presupuesto de publicidad y propaganda en $ 125 MM.
La recompra de bonos será inconducente si no se cambia el modelo económico
• El programa no podrá persistir mucho tiempo más, en el marco de las necesidades financieras crecientes que signan el modelo.
• Los fondos utilizados no corresponden a ningún fondo anticíclico sino que fueron tomados de la ANSeS o aportados por el BCRA.
• Entre enero y julio el BCRA ya gastó unos U$ 2000 MM comprando títulos públicos.
• Sin cambio del clima económico, los valores caerán apenas suspendan las compras.
• Las recompras sirven para mantener planchado el tipo de cambio.
o La recaudación es afectada por menores derechos de exportación e importación.
o Parte de las compras del BCRA se pagaron con dólares y parte con emisión de pesos.
ß La salida de divisas spot ha impactado en las reservas mientras que las
ventas a futuro con tasas implícitas inferiores a las de mercado dieron lugar
a una clásica bicicleta financiera.
ß La brecha entre las plazas de Buenos Aires y Nueva York para los futuros de
dólar contra peso ha dado lugar a un muy rentable arbitraje.
El deterioro del clima financiero local ha afectado al sistema bancario
• El crédito se ha estancado, tanto el destinado a empresas —que ha perdido participación
relativa— como a individuos.
• Las carteras en situación irregular vienen aumentando, incrementando las previsiones por
incobrables.
En el caso del consumo, treparon desde 3,6 % en diciembre a 4,3 % en junio.
• Los depósitos se concentran en el corto plazo y no puede descartarse una nueva corrida si el ambiente económico sigue enrareciéndose.
o Tres cuartas partes de los depósitos que se reciben son a plazos inferiores a los tres meses y ninguno a más de seis.
o Las cuentas corrientes y las cajas de ahorros representan la mitad del total de depósitos bancarios.
o La cuarta parte de los depósitos recuperados por el sistema luego de la caída de sigue mayo y junio provino de las AFJP.
• La suba de las tasas pasivas dañó el margen operativo.
• La baja del dólar generó pérdidas por revaluación en la posición de cambios.
• El perjuicio más grave proviene del derrumbe del valor de la deuda pública, que representa casi un tercio de los activos bancarios; de todas formas, las normas contables del BCRA permiten a los bancos ocultar esa pérdida en sus balances.
• Los gastos operativos aumentan, reflejando la inflación y las mejoras salariales.