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27 de abril de 2024
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Por Arturo Navarro
Para cruzar el temporal
2 de octubre de 2009
El gobierno nacional ha tomado la decisión de ignorar al sector agropecuario y a sus dirigentes. Está jugando una apuesta al vacío para mostrar ante lo sociedad que sigue manejando los tiempos de la política y que no perdió el control después del reclamo jamás visto que provocó la Resolución 125.

Pareciera que todavía no advirtió que el reclamo no fue solo del sector agropecuario sino de todo el interior del país, junto a aquellos que viven en las grandes ciudades y que ignoraban hasta ese momento cómo funciona la actividad agropecuaria.

Ese reclamo del campo y del interior mostró la necesidad de un cambio profundo en las políticas y en su forma de gestionarla. Pero no fue solo un mensaje al gobierno: lo fue para toda la dirigencia empresarial, sindical y política de la Argentina.

Lo más grave es que el gobierno, además de no querer solucionar los problemas de la cadena agroindustrial no sabe cómo hacerlo. Pareciera que no tiene nada que ofrecer en un contexto de política económica que se agota, con excedentes gemelos que se achican, manteniendo el festival de subsidios pagado por lo que menos tienen en un progresismo al revés.

El otro tema, central, es que la inflación sigue pegando sobre los ingresos de los que tienen menos. Este fenómeno obliga a la dirigencia sindical a reclamar inoportunos incrementos de salarios que no efectuaron cuando la situación general era mejor que en la actualidad.

El ejemplo más elocuente de ausencia de Estado y de gestión, es lo que está sucediendo con la mayor sequía del país en 100 años. Los productores afectados están recibiendo limosnas de ayuda, mientras siguen pagando retenciones por los animales que liquidan para que no se sigan muriendo. Ni el gobierno ni la dirigencia ha sido capaz de promover políticas a fin de cubrir los riesgos climáticos y económicos con un fondo anticíclico, obligando a trabajar, siempre, en los temas de coyuntura.
Ha llegado el momento de dar vuelta la hoja de ruta y tomar un nuevo camino.

Para poder concretar un cambio importante dentro de la gestión de este gobierno, es fundamental que cualquier reclamo que se realice se haga en conjunto con todas las fuerza vivas del interior y el apoyo de la ciudadanía, como la mejor forma de mantener en alta la bandera de un nuevo federalismo que necesita el país. Así se trabajo en el Congreso Nacional para logra la derogación de la resolución 125 y deber servir como ejemplo para presionar de la misma forma.

Los debates que tenemos por delante son la aprobación del nuevo presupuesto a fin de establecer pautas de crecimiento y desarrollo sostenidos, eliminación de recursos para el tren bala y cualquier cláusula que signifique alguna forma de delegación del funciones del poder legislativo al ejecutivo. Es obvio que no hay emergencia económica: la Presidenta está pagando la deuda con el Club de París y con los bonistas que quedaron afuera del canje.

Lo que sí es cierto, es que si no cambiamos esta forma de gobernar vamos a entrar de nuevo en emergencia económica por falta de independencia de los poderes. Si el plan del gobierno para el para el sector es el estamos rechazando, ha llegado la hora de que el sector tenga y proponga un plan global al poder legislativos, para que se debata y se legisle, si realmente queremos trabajar en un sistema republicano de gobierno.

Debemos aceptar que al productor, en la actual situación, ya no le alcanza con parches y soluciones sectoriales de coyuntura. No habrá cambio real sino no se abandona este trato anacrónico que está soportando el empresariado agropecuario y agroindustrial. Se necesita recuperar el funcionamiento mínimo e indispensable de las instituciones, a fin de discutir políticas de mediano y largo plazo. Porque hasta ahora hemos crecido más por condiciones de los mercado externos que por mérito propio.

Como decimos en el campo “ahora se van a ver los pingos” Se terminaron los vientos de cola y hay que cruzar un temporal.