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24 de abril de 2024
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Por Dante Sica
Argentina no posee un rumbo definido en política exterior
El ex secretario de Industria y titular del Centro de Estudios Bonaerense (CEB) advierte que esa carencia puede perjudicar una estrategia de crecimiento sostenido a largo plazo.
21 de diciembre de 2004
El 2004 se presentaba como un año promisorio para las negociaciones internacionales, con una agenda recargada de reuniones y expectativas de un final positivo en los principales frentes: ámbito multilateral (OMC), ALCA y Mercosur-Unión Europea.

Pero lo esperado distó de la realidad, quedando las negociaciones estancadas y con un tono de escepticismo hacia el futuro.

El caso más significativo fue la negociación con la Unión Europea, que atravesó intensas reuniones durante todo el año en busca de cerrar el acuerdo antes de octubre pasado, aunque la rigidez de ambas partes produjo un aplazamiento para el próximo año.

Igualmente, vale aclarar que la última oferta realizada por la UE tenía un costado negativo, ya que implicaba para nuestro bloque una situación de mayor esfuerzo en desgravación y, a su vez, los réditos a obtener eran insuficientes.

Se espera que este impasse en las negociaciones ayude a conciliar las posturas de ambos bloques. Aún así fue positivo no haber cerrado la negociación en condiciones desfavorables sabiendo, a su vez, que parte de los beneficios hipotéticos podrían conseguirse paulatinamente en el ámbito multilateral.

Con respecto al ALCA y la OMC, si bien en ambos casos las expectativas fueron de mayor a menor a lo largo del año, aún se mantiene una luz de esperanza para el reencauce de las negociaciones.

Los problemas internos del Mercosur

Es indiscutible la injerencia de los desajustes internos del Mercosur como elemento influyente en las distintas negociaciones encaradas. Es que dichas debilidades en el proceso de integración de nuestro bloque y las dificultades para definir una postura común incidieron negativamente a la hora de negociar.

Factores tales como la insuficiente coordinación entre los Estados para enfrentar las negociaciones bajo una postura común, la escasa interacción entre las partes técnica y política de cada Estado Parte y la fuerte intromisión de criterios políticos y de “lobbies” para la definición de las ofertas por sobre criterios técnicos racionales, entre otros, confluyeron simultáneamente para conformar una posición débil e inconsistente del Mercosur en los distintos procesos negociadores.

Además de estos problemas internos que influyen en el relacionamiento externo y de los vinculados al propio proceso de integración (asimetrías estructurales, institucionales, entre otros), emergen inmediatamente los constantes conflictos sectoriales entre los dos principales socios del bloque. Los desbalances comerciales entre Argentina y Brasil, que se profundizaron en contra de nuestro país desde 2003 por la recuperación de la economía argentina (que aceleró el ritmo de crecimiento de las importaciones en mayor magnitud que las exportaciones a ese destino), provocaron roces para algunos sectores productivos. Ante determinados reclamos argentinos, se dio lugar a la primera reunión de la Comisión de Monitoreo del Comercio entre Argentina y Brasil, en el afán de promover el entendimiento entre los privados de ambos lados de la frontera, en torno a niveles de comercio que fuesen considerados satisfactorios por ambas partes.

En ese sentido, los principales avances en el 2004 se dieron en los acuerdos logrados en cuatro productos textiles: telas denim, hilados acrílicos, tejidos de algodón con hilos de colores (tela para camisas) y alfombras; así como en los casos de heladeras (de uno y dos fríos) y cocinas a gas, en lo referido a los productos de la línea blanca. Es necesario destacar que el peso de estos ocho productos en el total del comercio entre ambos socios no es elevado. En concreto, para los primeros diez meses de 2004 representaron sólo el 4% del total importado por Argentina desde Brasil.

En cuanto al cumplimiento de las condiciones pautadas en los acuerdos, se observa que, en general, han sido respetados por las partes y que las variables de relevancia se han colocado mayormente dentro de los rangos negociados. En definitiva, se advierte un claro disciplinamiento de las importaciones desde Brasil en los rubros “sensibles”.

Responsabilidades

Tanto por la situación descripta al inicio como por los desbalances comerciales recién detallados quedan indicios claros que es necesario realizar un rediseño del Mercosur.

El objetivo debe ser la búsqueda de un bloque más compacto y homogéneo, que indudablemente lo fortalecería en los distintos frentes de negociaciones internacionales que se están llevando adelante.

En ese sentido, cónclaves como la Cumbre de Ouro Preto II resultan productivas, pero insuficientes.

En lo que respecta a Argentina, es imprescindible que la agenda de gobernabilidad no sólo comprenda problemas como la pobreza, inseguridad, empleo y educación, sino también a las relaciones exteriores, pues la carencia de una buena estrategia negociadora puede dificultar o aún imposibilitar el crecimiento económico sostenido a largo plazo.

El hecho de no poseer un rumbo definido en la política exterior sale a la luz en cada una de las negociaciones, y es un punto que debe ser modificado en el menor lapso posible.

El actual estado de indefinición no ayuda a crear una identidad de bloque, que sea homogéneo y con posturas coincidentes a la hora de negociar. De esa manera, resulta improbable poder obtener réditos en la búsqueda de acuerdos comerciales internacionales.