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Por Federico Baraldo
¿Cuánto influyen los medios?
12 de marzo de 2009
Recientes episodios de la vida política nacional han colocado a los medios - en particular algunos - en roles que suelen trascender su objetivo primario. De esta manera, en los episodios vinculados con la inseguridad, que reflejan muertes tan dolorosas como innecesarias, fueron acusados de crear un clima de angustia social. Las interpretaciones de hechos políticos, además, reciben la repulsa oficial y la amenaza de sanciones flota sobre más de uno.

En el mismo sentido, más de un periodista fue privado de sus espacios de opinión y la estrategia de adquisición de medios por grupos o individuos vinculados al sector gubernativo, continúa su marcha.

Este panorama merece algunas reflexiones.
- El control de los medios o de sus opiniones, es una ambición de gobiernos de todo signo en prácticamente todo el mundo, desde el comienzo de los tiempos.
- El control no garantiza fidelidad por parte de la opinión pública.
- La existencia y desarrollo explosivo de los medios alternativos y redes sociales complica absolutamente el control.
- El individuo mantiene su tendencia original de seguir al rebaño, pero reacciona ante el estímulo de hechos que lo afectan directamente.
- La duración de elementos emergentes que capturen la atención individual o colectiva es inversamente proporcional a la instalación de nuevos temas.

Esta enumeración podría continuar y cada uno puede aportar lo suyo como parte interesada o afectada. Lo que verdaderamente importa es entender el fenómeno que da motivo al título de este comentario, pues voluntaria o involuntariamente, somos protagonistas de esta historia.

Vale entonces preguntarse si somos influidos por los medios. La respuesta es un rotundo sí. Prácticamente nadie tiene la capacidad ni el tiempo para conocer todo lo que ocurre a su alrededor ni para conocer las diferentes interpretaciones que se dan sobre un tema en particular.

Otro interrogante refiere a la posibilidad de vivir en línea con esa influencia. Aquí pueden comenzar las diferenciaciones. Los grupos más ilustrados o con mayor capacidad de acceso a información y reflexión, podrán anteponer sus convicciones y conocimientos a la información que reciben. Junto a ellos conviven numerosos segmentos de población que - al carecer de esas posibilidades - aceptarán lo que se les transmita como si fueran verdades reveladas.

Pueden también separarse los temas de acuerdo a la conformación de los grupos sociales, al considerar su grado de instrucción, nivel socio económico, edad, etc. Sin abandonar el respeto a las percepciones individuales, es posible establecer algunos patrones que los identifican en sus reacciones.

Los propietarios o administradores de los medios de comunicación, conocen estas variables y las aplican en el diseño y evolución de sus estrategias, pues se vinculan de manera directa con el interés comercial.

En consecuencia, los medios de comunicación influyen en la opinión pública. El grado de esta influencia es variable, pero siempre existe. No obstante, y por fortuna, los individuos se resisten a responder a las consignas que los incluyen en un patrón único. El acceso a opiniones o interpretaciones diferentes permiten - a quien así procede - formar su opinión con relativa independencia.

Visto así, un hecho repetido en cincuenta medios diferentes, no ocurre cincuenta veces.