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Rodolfo C. Rossi
¿Quo vadis euro?
11 de junio de 2010
Las máximas autoridades de la Unión Europea son optimistas. Consideran que los programas de austeridad, unido a un Euro más débil, podrán salvar al Euro y consolidar la economía de los 16 países, que componen la Unión, bajo el paraguas de la Moneda Única. Un Euro débil y la recuperación global, amortiguarían el impacto de las medidas de austeridad. Suponen que las garantías financieras y las prohibiciones a las ventas de Bonos Públicos cortas, ahuyentarían a los especuladores. Con ello, y un poco más..., aprecian el fin de la crisis económica de la Zona.

Los Euro escépticos no son optimistas. Se basan en los siguientes conceptos:
1) Los programas de ajuste fiscal son necesarios. Pero, se podría incurrir en el error de reducir el gasto y subir los impuestos, interrumpiendo la recuperación económica, impidiendo incluso, la reducción de la deuda, ya que se afectará el crecimiento.
2) La tasa de cambio del Euro, ha sufrido una fuerte caída y puede depreciarse, aun más. Para que el tipo de cambio del Euro, contribuya a la recuperación de la competitividad de los países del sur de Europa, sería necesario, una enorme devaluación (ir estimativamente, al valor inicial de 0,80 centavos de Dólar por Euro). Sin embargo, los efectos globales de tal circunstancia, serían muy negativos. Alemania, que tuvo un superávit de Cuenta Corriente en 2009 del 5 % del PIB y, que a los actuales tipos de cambio, asume subirlo a más del 7,5 % en el 2011, aumentaría, con la caída del Euro, su superávit, muy por encima del 10 % del PIB, incrementando los desequilibrios internos, dentro de la eurozona. La dependencia del tipo de cambio, se constituiría en una política proteccionista definitiva, pero también controvertida.
3) Continúan existiendo dudas, con respecto al paquete de rescate financiero de Euros 750.000 millones, para ayudar a los países más débiles de la Eurozona. El Tribunal Constitucional Alemán, podría desechar el argumento de "fuerza mayor" para su confirmación, invocado por el Consejo Europeo, por las desviaciones reales comprobadas, consecuencia de la elasticidad de políticas y descontrol económico. También existiría resistencia, a la continuidad de la decisión del Banco Central Europeo, de comprar Bonos, de los países de la Zona, debilitados financieramente. A fines de Mayo, el BCE acumulaba compras por 90.000 millones de Euros.

Frente a la probable ineficacia actual de las propuestas de la Comisión Europea, se aprecia, que lo que la Zona requeriría, sería un nuevo firme sistema de gobierno, con un plan de ajuste fiscal creíble y supervisado y una estrategia de consolidación basado en el crecimiento, con estímulo de la demanda de los países del norte de Europa, para facilitar el ajuste de los países del sur.

De no aplicarse esta "difícil medicina", asistiremos a una probable - aunque, posiblemente todavía, distante -, desintegración de la Moneda Única de la Unión Europea.Y frente a ello, los inversores del mundo van "flying to quality".