Noticias actualizadas las 24 horas Información clave para decidir
25 de abril de 2024
Seguinos en
Por Joseph Stiglitz
Ante la crisis, usar recursos humanos en plenitud
En su presentación en Argentina, el premio nobel Stiglitz destacó cómo la Argentina reaccionó ante el default y la puso como ejemplo para Europa
20 de agosto de 2012
El tema del que quiero hablar es un tema muy deprimente, es el tema de la deuda y la pregunta de cómo podemos resolverlo mejor, las alternativas que hay en cuanto a políticas.

Lo sorprendente es que la crisis de la deuda y las crisis de deuda se han vuelto muy comunes; durante los últimos 30 años ha habido literalmente más de 100 crisis por deuda. Es una sorpresa, sí lo es, porque pensábamos que entendíamos tanto de la economía que hace que la economía funcione, pensábamos que los mercados funcionaban mejor y que esta combinación de comprender el funcionamiento de los mercados y tener mejores mercados, debía conducir a una mejor performance y una mejor performance significaría menos crisis. Pero la verdad es que ha habido muchas más crisis, desde 1980, de las crisis que precedieron en las décadas anteriores.

Hay un viejo chiste en Estados Unidos que dice que los que nos meten en líos, no es no saber, sino saber cosas que no son verdad. (Aplausos). Y muchas ideas que prevalecían en el período del principio de la década del 80, ideas que tenían que ver con el neoliberalismo, el Consenso de Washington, el modelo económico neoclásico, la verdad estaban equivocadas. Y como resultado las recetas de políticas, que nos dieron, no sólo terminaron siendo grandes crisis de deuda, grandes deudas, sino serias crisis con consecuencias brutales. Permítanme remarcar el tamaño de estas consecuencias.

En Estados Unidos la crisis que estamos padeciendo en muchas formas es hasta más pequeña, comparada a la crisis argentina; la recesión es enorme en Estados Unidos y ahora ya viene esa recesión durante más de media década, menos que la década pérdida, esos 15 años perdidos que se asocian con la Latinoamérica de la década del 80. Pero aún así las consecuencias han sido serías: la pérdida del PBI que ya da miles de millones de dólares y aún para un país rico es mucha plata y la consecuencia para Estados Unidos han sido serias.

La fracción de la población - que está en límites de pobreza – aumentó; la riqueza de la mayor parte de los estadounidenses está en un nivel comparado con el principio de la década de 1990. Es decir, la mayor parte de los estadounidenses están peor posicionados hoy que hace 15 años, y todos los aumentos en la riqueza de Estados Unidos, durante las últimas dos décadas, han ido a los que están arriba. Es decir, les quiere recordar que las consecuencias de la crisis son brutales, y el hecho es que estas consecuencias vienen durando mucho, cuando las crisis no se gerencian bien.

Esta tarde quiero dedicarme a la crisis de la deuda. Si hay una crisis por deuda, se tiende a criticar al que tomó prestado, porque se dice: “el que tomó prestado tomó demasiado prestado”. Todos los préstamos tienen a alguien que presta y a alguien que toma prestado y los dos lo hicieron de voluntad, los dos tenían voluntad de prestar y de tomar prestado. De hecho el acreedor tiene tanta responsabilidad como el que toma prestado, pero tal vez el acreedor es más responsable aún. (Aplausos)

Lo digo porque el acreedor, críticamente qué pasa. Y bueno tiene más características financieras - financieramente hablando - es más sofisticado y a menudo el acreedor empuja los préstamos, trata de convencer al que pide el préstamo, que se endeude más. Más aún, al acreedor se le paga con altas tasas de interés por esos préstamos. Entonces lo que quiero decir es que, de alguna forma, hay que ver el sistema económico, el marco de políticas públicas, el sistema internacional que han desembocado en tantas crisis, con costos tan grandes para tanta gente.

La mayoría de la crisis que se han dado - y yo digo que la crisis se están volviendo más frecuentes - son el resultado de problemas mucho más profundos que la deuda. La deuda, a menudo, es un síntoma de estos problemas más profundos.

Una de las razones por las cuales estamos aquí hablando del problema de la deuda es porque las crisis de la deuda nuevamente son noticia. Se acuerdan - después de la crisis argentina - se habló mucho del desendeudamiento de la deuda soberana; sobre algún tipo de mecanismo de desendeudamiento que fuera más fácil, menos costoso. Todas las economías, las economías de mercado… (Fin del cassette) parte sustancial de la economía de mercado.

Lamentablemente, no tenemos este tipo de ley de quiebra o de mecanismos de reestructuración de créditos y deudas soberanas para los gobiernos. Después de la crisis argentina se habló mucho de hacer algo así, algo que permitiera a los países seguir funcionando, poder seguir funcionando bien después de una crisis. La ironía era que la gente pensaba: “¡Ah, crisis de deuda! Esa era cosa del pasado. Ya está, ya está solucionado”. El presidente Bush una de las cosas menos importantes que hizo fue vetar la idea de desde un mecanismo de reestructuración de deuda soberana, es decir, esa idea no prosperó, no se concretó como política. De hecho - en las discusiones que se suscitaron después de la crisis argentina - algunos dijeron que el marco de las políticas del Fondo Monetario Internacional es no aceptamos el sí como respuesta.

Cada vez que se hacía un pedido, si la Argentina decía sí la respuesta era: “no pedimos suficiente”, y entonces pedían más, y el argumento era: hay que asegurase de que el default sea bien doloroso, que duela mucho para que nadie más vuelva a incurrir en él.

Bueno - como saben,- el default está otra vez en el tapete y no en los mercados emergentes de los países en desarrollo, sino que esta vez es Europa. Y ya ha habido una reestructuración de la deuda griega y la verdadera pregunta que debe responder el mundo hoy es: ¿y la crisis del euro cómo va a evolucionar? ¿Qué puede aprender Europa de Argentina?

Entonces, quiero dedicarle unos minutos a discutir algunas de las lecciones aprendidas de la experiencia argentina, algo que le sirva a Europa, a medida que Europa tiene que enfrentar su propia crisis de deuda y esa crisis más amplia que es la crisis de la Eurozona. Hubo cierta similitud que va más allá del alto nivel de la deuda, Grecia, Italia, lo que deben enfrentar estos dos países. Y la otra similitud clave fue que, antes de la crisis argentina, el peso argentino tenía una relación fija, una paridad con el dólar y había una preocupación sobre cómo interrumpir ese mecanismo de paridad cambiaria. Europa ya se pasó de esa situación y ahora comparte una moneda en común. Entonces Grecia, España no pueden responder a la crisis ajustando su tipo de cambio, y esta rigidez en el tema del tipo de cambio, combinado con el endeudamiento, combinado con el hecho de que la verdad es que la deuda está en el euro, está en euros, que es la moneda en que Italia, Grecia, España e Irlanda no controlan en forma directa, y este es el meollo del problema.

Hay una cantidad de cuestiones y problemas estructurales, que se refieren a la zona del euro, a la Eurozona. La verdad que esta tarde no hay tiempo para hablar de todos esos problemas estructurales fundamentales.

El proyecto europeo era un proyecto político; los líderes, los dirigentes de Europa comprendieron que Europa no estaba en lo que los economistas llamamos en una zona de una divisa óptima, como Argentina y Estados Unidos no lo están tampoco. ¿Qué significa? Significa que no eran un grupo de países con suficientes similitudes como para compartir la misma moneda; son países muy disímiles tratando de compartir la misma moneda, entonces tienen problemas de ajuste y el tipo de cambio es uno de los instrumentos que es importante como ajuste. Entonces, cuando se armó el euro, entregaron dos mecanismos importantes para ajustar los shocks del ajuste en las diferencias de desarrollo de los países; signaron el mecanismo del tipo de cambio y el mecanismo de la tasa de interés, pero no lo reemplazaron con algo.

Los dirigentes europeos pensaron que era un proyecto político, donde la política no era suficientemente fuerte para hacer que el euro funcionara. Una convicción en ese momento era que en algún momento en el futuro, la formación del euro crearía con su propia dinámica un mecanismo en el que pudieran crecer juntos y al crecer juntos terminarían, redondearían el proyecto y la economía funcionaría. Pero claro, siempre pasa, cuando la cosa anda bien o aparentemente la cosa anda bien, no pasa nada. Pero cuando aparece la crisis, en enero del 2010, y apareció en Grecia, yo tenía esperanzas de que los dirigentes europeos se reunirían y completarían el proyecto, pero no lo hicieron. En parte el motivo fue que no estudiaron lo aprendido de Argentina. Las razones son en parte que no entendían una crisis monetaria, una crisis de deuda y el resultado fue que la verdad salió con un conjunto de políticas que empeoraron las cosas y empeoraron las cosas rápidamente, fue increíblemente rápido.

Cuando empezó la crisis el rakion del PBI de Grecia estaba, más o menos en 110 por ciento, pero rápidamente llegó a 250. Lo hicieron de dos formas: la forma en que se puede incrementar el ratio del PBI en la deuda que es bajando el PBI, es decir matando la economía y eso hace que el ratio de deuda en cuanto a PBI esté más alto. Entonces sacaron unas políticas que debilitaron la economía. Al mismo tiempo cobraron intereses en tasas altas y subió la deuda. Ya vamos a retomar esto en un momentito, lo que esto implicó.

Pero antes de hacerlo quiero apuntar que el marco de Europa fue un marco con fallas, donde las fallas no eran aparentes de movida, de movida había muchísimo entusiasmo; pensaban que al armar esta zona del euro el problema de las crisis, el problema de la deuda griega, o de la deuda española, o de la deuda italiana eran cosas del pasado, pero no fue así. Pero como pensaban que eran cosas del pasado, estaban dispuestos a emplear préstamos a los que pedían préstamos en Grecia, en España y en otros países a tasas de interés muy bajas, entonces fluyó dinero a los países y ahí se volvieron a equivocar. Creyeron que con un mercado desregulado la cosa andaba bien. Y la combinación de tasas de interés bajas y un mercado desregulado, desembocó en una burbuja de crédito. Entonces ahí viene España con dinero que fluía a borbotones y que desembocaría en una crisis inmobiliaria, como pasó en Argentina, en Estados Unidos y en todos estos países.

Pero ellos creían firmemente, fielmente en los mercados y dijeron: “bueno…no, no hay burbuja. No hay burbuja porque los mercados son eficientes y si hubiera una burbuja eso significaría que los mercados no son eficientes”. Cualquiera que ha leído la historia sabe que el capitalismo característicamente lo definen las burbujas y lo viene definiendo hace más de 200 años, más, en 400 años. Cuando llegamos a la crisis de Holanda hacen varios cientos de años, ahí empezaron las burbujas. Entonces, si uno ve la historia y piensa en las subidas y bajadas y uno observa que hay burbujas inmobiliarias, burbujas crediticias y la ironía fue que en cada una de estas instancias los dirigentes políticos y económicos dijeron: “sí, sí, en el pasado hubo burbujas, pero ahora somos tanto o más inteligentes que nuestros padres y nuestros abuelos, que ya no va a haber más burbujas”. Y claro, después descubrieron que estaban inmersos en medio de una burbuja y cuando explotó la burbuja la situación fue tremendamente devastadora. Entonces, lo que se creó fue un marco que permitió que estas burbujas florecieran y la consecuencia fue esta enorme crisis que varios países - como Irlanda y España - enfrentan.

Otro aspecto interesante de esta crisis - similar en muchas formas a las crisis del Este Asiático - es que no era el endeudamiento público la fuente del problema. Cuando estaban diseñando la Eurozona, el foco estaba puesto en las fallas de los Gobiernos; no era la ideología neoliberal del momento, eran los gobiernos las causas de los problemas. Entonces, un punto de vista era en tanto el Gobierno no gaste demasiado, el ratio del PBI sigue bajo, el déficit bajo, no va a haber problemas. Lamentablemente, muchos en Alemania lo siguen creyendo y voy a retomar esto también en un momento.

Pero lo que ocurrió fue que los problemas de España, de Irlanda y de varios otros países no fueron causados por un sobreendeudamiento público. España, Irlanda estaban en una situación de superávit, antes de la crisis. Lo que ocurrió fue que los Gobiernos respondieron a la crisis registrando la deuda del sector privado. Es decir, la deuda se desplazó del sector privado al público y fueron los dirigentes europeos que exigieron que Irlanda contabilizara la deuda del sector privado, de modo que los mismos dirigentes que culparon al Gobierno por causar el problema, insistieron en que el Gobierno se hiciera cargo del sector privado y la deuda de Irlanda se fue por las nubes. Las consecuencias de esto ha sido, obviamente, la crisis de una gran parte de Europa. Lo que ocurrió - como ya dije - es que la crisis, en alguna medida fue creada dentro de Europa, pero como tantas otras crisis pasaron cosas afuera, en el exterior.

En el caso de la crisis latinoamericana, de la década del 80, fue la Reserva Federal de Estados Unidos que subió las tasas de interés a niveles sin precedentes en la historia del país. Después los acreedores habían montado tanta deuda latinoamericana, que la crisis de Latinoamérica se suscitó y sobrevino la década perdida. En el caso de Europa fue la gran recesión de Estados Unidos, la crisis de las hipotecas subprime, el explotar la burbuja, la crisis de los hermanos Lehman. Todo esto llegó a Europa y la crisis europea a llegar al primer plano.

Dicho sea de paso, cuando tratamos estos temas en Europa siempre cuando estoy frente a un público europeo les digo: ¿por qué compraron tantas hipotecas tóxicas de Estados Unidos? Como un 40 por ciento de estas hipotecas tóxicas fueron compradas por Europa y si no lo hubieran hecho, la caída de Estados Unidos hubiera sido aún mucho peor. Pero eso también significa que la caída en Europa fue mucho peor de lo que hubiera sido si esto no hubiera sucedido.

Entonces el cuadro que quiero transmitirles, es que la crisis europea hoy, es en parte una crisis de deuda, pero en gran medida es una crisis causada por una estructura económica con fallas fundamentales; una estructura económica que en alguna forma, en el formato actual no funciona. Entonces es más que una crisis de deuda. Y eso es verdad, es cierto, respecto de muchas crisis que ocurrieron en el pasado; la deuda es un síntoma del problema y resolver la deuda - si uno no resuelve las dificultades subyacentes - no nos permite lidiar plenamente con la cuestión.

Lo que hizo Argentina fue tanto cambiar el sistema del tipo de cambio y ocuparse de la deuda. Si hubieran hecho solamente una cosa, no hubiera sido solución, tenían que hacer las dos. Y para Europa es la misma lección; Grecia, Italia, varios países tienen un problema de deuda, pero para Europa el ratio del PBI fue más bajo que el de Estados Unidos. Entonces el problema de Europa no es tanto un problema de deuda, sino el diseño del marco de la Eurozona y el diseño del marco de la Eurozona yo creo que tiene fallas fundamentales.

Ahora permítanme pasar a cómo responde uno a las crisis. Lamentablemente la respuesta que ha sido la prevalente ha representado un desmanejo de la crisis y ha exacerbado las consecuencias y la naturaleza de la crisis misma.

Demasiados países han respondido a las crisis adoptando políticas de austeridad. Uno entiende la lógica básica: la deuda es el resultado de gastar demasiado; si uno no hubiera gastado más de los ingresos, no hubiéramos contraído deuda. Esto es la lógica que si gastás demasiado llegas a la crisis, entonces la solución de la crisis es gastar menos. Y si uno gasta menos, mejor. Eso medio que ha sido como la lógica fundamental que viene prescribiendo Alemania para los países de Europa.

Pero acuérdense de lo que dije antes, España e Irlanda estaban en situación de superávit antes de la crisis. Yo ya sé que la crisis no fue causada por un exceso de egresos, de gastos, fue la crisis la que causó el déficit y no el déficit el que causó la crisis. Y los dirigentes europeos están confundidos con esto de la causalidad. ¿Cuáles son las consecuencias de la austeridad? Ustedes conocen la respuesta. Lamentablemente Argentina no es el único país que ha atravesado esto. Esto es un experimento, el experimento de la austeridad que se viene probando, probando y probando con consecuencias universales.

Cuando los países están en una situación de crisis hay una caída económica y el desempleo, hay un problema fundamental que es una falta de lo que llamamos falta de demanda agregada. No hay suficiente demanda para poder llevar una producción que traiga el pleno empleo y a uso de recursos. Pero si recorta el Gobierno los gastos, baja la demanda e inevitablemente sube el desempleo, y como baja la producción, bajan los ingresos, y suben los egresos, el desempleo y los programas de bienestar social. Entonces, las consecuencias son que la austeridad enlentece la economía y el beneficio, la ventaja fiscal que se espera siempre es una desilusión.

Cuando a Grecia la empujó la Eurozona, el Fondo Monetario Internacional, la Comisión de la Unión Europea y los Bancos Centrales de Europa, la empujaron a adoptar la política de austeridad, yo predije - y muchos otros economistas predijeron - que las consecuencias serían una baja y una gran desilusión sobre las ventajas fiscales. Y fue exactamente lo que ocurrió. Eso es lo que está ocurriendo en España, lo que ocurrió en Irlanda, lo que ha ocurrido en el Reino Unido. Cuando existen estos paquetes de austeridad se enlentece la economía. Europa ahora está en recesión: España, Grecia están en represión; el desempleo, la tasa de desempleo en España - por ejemplo - ahora, está cerca del 25 por ciento, y el desempleo entre los jóvenes está en más del 50 por ciento. Hay más gente joven desempleada que aquellos que tienen empleo. Es un período de esta gente joven donde el capital humano, las habilidades, las competencias deben incrementarse y Europa está en proceso de destruir su capital humano desperdiciando su recurso más valioso: la gente joven.

No hay economía grande - y Europa lo es - que se haya recuperado de una caída económica, de una crisis con austeridad. Lo que hace la austeridad es que empeora las cosas cuando hay deuda. (Aplausos)

Entonces, ¿cuál es el desafío de lidiar con la crisis? Una, es responder en forma tal que los recursos, en particular los recursos humanos, se usen en su plenitud. La ironía es que después de una crisis, los recursos humanos, los recursos físicos, los recursos de capital, los recursos naturales están igual que antes de la crisis.

La teoría económica estándar basándose en mercados que funcionan bien, dice que uno debería usar todos los recursos plenamente; y los mercados que funcionen bien significan que la demanda debe ser igual a la oferta. Eso es lo que no estudia en los cursos y en las clases de economía básica. Pero si la demanda y la oferta son iguales - en cuanto a mano de obra - significa que debería haber pleno empleo.

En Estados Unidos hay otro problema, no sólo tenemos un alto nivel de desempleo, tenemos un problema de vivienda. Tenemos hogares vacíos y tenemos gente sin hogar. Demanda y oferta en cuanto a vivienda no funcionan. Dicho sea de paso, no funciona todo el mercado hipotecario. Ahora el Gobierno tiene que hacerse responsable de hacerse cargo de más del 90 por ciento de las hipotecas porque el mercado privado - 5 años después de la crisis - aún sigue sin funcionar.

Entonces el primer objetivo del lidiar y atacar la crisis es cómo responder en forma tal que no desperdiciemos los recursos de la sociedad, especialmente el recursos más valioso, el recurso humano. Y la segunda cuestión es cómo responder en forma tal que no deje un legado de problemas para atacar en el futuro.

Muchos países han tratado de atacar la crisis en un momento, pero al hacerlo terminan con una cantidad de distorsiones económicas, una cantidad de problemas que se sienten en uno, dos o varios años después. Entonces, hay que usar los recursos ahora y hay que impedir la creación de nuevos problemas que van a ir viniendo. No hay forma fácil, lo quiero decir con toda claridad, no es fácil hacer todo esto a la vez. Hay un ejemplo de un manejo exitoso de una crisis, de una crisis financiera, y fue la forma en que Estados Unidos gerenció la crisis propia, a principios de la década de 1980, porque los bancos de Estados Unidos quebraron todos, pero no dejamos que llegaran a quebrar, hicimos un tema de contabilidad trucha y les dijimos a los bancos: no amorticen la deuda, hagan de cuenta como que la deuda era lo que debió ser. Háganse la cuenta de que Latinoamérica les va a cancelar la deuda que dijo que les va a cancelar, como ahora decimos hagan de cuenta que los dueños de hogares que deben dinero, mucho más dinero de lo que valen esas casas, háganse de cuenta que les van a pagar lo que deben. Sabemos que no va a ser así.

No sé si ustedes conocen algunas teorías contables, había reglas llamadas “make to market” donde uno suponía que registraba el valor de los activos a su verdadero valor. No usamos esa regla, porque si hubiéramos usado make to market, eso hubiera significado que teníamos que amortizar y depreciar las hipotecas, lo mismo con la deuda y el sistema de bancos de Estados Unidos se hubiera ido a la quiebra en 1980, en el 2008 y en el 2009. Entonces fuimos bien vivos y no lo hicimos. Lo que hicimos es usar un nuevo sistema de contabilidad que yo llamo make to hope, es decir marcar en la esperanza. Uno dice, es de esperar que paguemos, y si esperás mucho, bueno, la cifra va a ser bien alta y en el banco la contabilidad te va a dar bien, porque contabilizaste esperanza.

En la década de 1980 hicimos algo mucho más vivo. En la conferencia de hoy José Antonio Ocampo describió esto. Lo que hicimos fue decir, en vez de llamar la crisis una crisis del sistema bancario de Estados Unidos, lo llamamos una crisis en Latinoamérica. Entonces desplazamos la atención, la pusimos en Latinoamérica para que nadie se diera cuenta que en Estados Unidos había un problema. (Aplausos) Y en ese momento el FMI actuó como un cartel de acreedores, juntó a los acreedores para negociar; se aseguró que los deudores no se juntaran para que no pudieran negociar y exigieron una reestructuración donde grandes importes de dinero pasaban de Latinoamérica a América del Norte y crearon la década perdida de los 80.

Ahora hay que reconocer que Estados Unidos fue bien inteligente en solucionar su propio problema bancario… se lo cargó a Latinoamérica. Pero hay algo que sí quiero señalar es que en la crisis europea, el FMI ha sido una fuerza sumamente positiva, ha producido grandes cambios en las políticas económicas y ha estado entre los tres negociadores para ocuparse del problema: el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario y la Comunidad Europea. Ha sido bien positivo en que las iniciativas que voy a describir. Es decir, ellos se dieron cuenta que algunos problemas fundamentales existían y trataron de atacarlos.

Hay una dificultad aún más que quiero plantear y es la dificultad de la incertidumbre: la incertidumbre de nivel de deuda sostenible; la incertidumbre de las respuestas de otros; digamos una reestructuración de deuda o un default de la deuda. Vemos la naturaleza de esta incertidumbre y cómo actúa y vuelve y vuelve a actuar. Por ejemplo, en el contexto de la reestructuración griega, el Banco Central Europeo dijo inicialmente que esta debía ser una reestructuración voluntaria. También se reconoció ampliamente que la reestructuración debía ser bien profunda. Es decir, amortizar la deuda en grandes cantidades, porque si uno lo hace de a poquito, en 2 años más viene otra crisis. Entonces la pregunta fue: ¿cómo íbamos a conseguir una reestructuración profunda voluntaria? Y los banqueros dijeron: “no nos importa”. La posición de los bancos centrales europeos fue como más rara en este sentido. Algunos de los bancos mejor gerenciados tenían pólizas de seguro contra un default. Se llaman swap de default de crédito, pero para que la póliza de seguro rindiera sino no pagaba la póliza, una de las condiciones era que la reestructuración debía ser involuntaria, no voluntaria. Entonces el Banco Central Europeo decía: “queremos que la reestructuración se haga de forma tal que los bancos responsables que compraron los seguros no puedan cobrar las pólizas de seguro.

Ahora, si uno tiene un incendio, lo que uno quiere es asegurarse que la compañía aseguradora te pague lo que se pierde, y si uno es regulador bancario y hay incendio, si el banco pierde dinero, uno diría que se quiere asegurar de que el banco cobre en base al seguro tomado, porque eso minimizaría la pérdida del banco.

Fue un misterio, por qué el Banco Central Europeo insistía en una reestructuración de modo tal que las pólizas de seguro no pagaran. La verdad que la respuesta que algunos sugirieron fue que otros bancos habían estado apostando al colapso de Grecia y que los que apostaban al colapso de Grecia perderían dinero si esto sucedía de forma tal que fueron default, pero no perderían dinero si la crisis fuera una reestructuración voluntaria. Entonces parecía que el Banco Central Europeo le preocupaba más los que jugaban entre los banqueros que a los bancos que realmente se interesaban por acciones y medidas cautas. Lo remarco por dos motivos: uno, para mostrarles que los bancos centrales no siempre actuaban, según los intereses del país. Si les interesaba el país, el bienestar de Grecia sería cómo minimizamos la penuria de Grecia, cómo hacemos para que esta reestructuración ayude a la larga a Grecia. Pero los bancos centrales a menudo los captan los banqueros que se supone están regulando y supervisando y a menudo por los más especuladores de los bancos. Pero la cosa es hay mucha incertidumbre y nadie sabe bien que una de las cosas que el sector financiero hace es usar tácticas de miedo para obtener lo que quieren. Dicen: “si no hacen lo que queremos lo que queremos que hagan, se acabó el mundo”. (Aplausos). Y esto lo hicieron muy bien en Estados Unidos. Cuando se dio la crisis de los bancos, en el 2008, algunos dijimos, “hay que seguir las reglas habituales del capitalismo”. Las reglas del capitalismo dicen que si un deudor no puede pagar lo que debe, quiebra. Los accionistas pierden todos, los tenedores de bonos se convierten en los nuevos accionistas, puede ser que pierdan algo, si no tienen una garantía. Pero esta es la regla del capitalismo: hay una cláusula especial en nuestras leyes de quiebras que se refieren a los bancos, y uno no quiere esperar a que el banco no tenga nada, cuando uno pone dinero en el banco uno quiere poder recuperarlo. Como dijo un amigo: “si vas al cajero y usás tu tarjeta de débito en el cajero, ponés la tarjeta y la máquina te dice: “fondos insuficientes”, vos lo que querés es que te pongan los fondos en tu cuenta, no que les falten los fondos al banco. Entonces cierra los bancos antes de que el banco llegue a cero.

Pero en Estados Unidos y en Europa no seguimos las reglas capitalistas, suspendimos las reglas, tuvimos rescates masivos para los bancos, porque los bancos asustaron, aterrorizaron a la gestión de Bush y a la de Obama y les dijeron: “si siguen las reglas del capitalismo se acaba el capitalismo que conocemos”.

Hubiera sido sí, el fin del capitalismo que ellos conocen, sí señor, es decir, rescates, mundos donde el sector financiero rescata y rescata y vuelve a rescatar. Pero eso hubiera sido bueno que esa forma de lo que yo llamo mal capitalismo hubiera terminado. Entonces el punto es que hay que remarcar, que siempre existe la incertidumbre y que las consecuencias de la incertidumbre son que es muy difícil que los gobiernos sepan qué hacer. En el caso de la crisis griega de hecho tuvieron una reestructuración involuntaria y no hubo temblor, no temblaron los mercados financieros mundiales o la zona del euro, entonces los que dijeron que había que seguir las reglas del capitalismo tenían razón.

Entonces, quiero saber, diciendo: el tema es ¿cuáles son las opciones? El énfasis principal cuando hay problema de deuda excesiva - y recuerden que dije deuda excesiva, causada tanto como para el que toma el préstamo como el que presta, es un contrato conjunto - entonces se trata de reestructurar la deuda. Por eso es que todos los países tienen leyes de quiebras, es sencillo, parece sencillo, pero bueno de eso se trata una reestructuración. No tenemos un código de quiebra internacional, porque vetaron la idea, entonces los países tienen que hacerse cargo ellos solitos, entonces lo llamamos default, pero la verdad que suena mejor decir: reestructuración de deuda.

Cuando se reestructura la deuda, uno tiene que tener conciencia de las consecuencias y uno tiene que tomar medidas para responder a esas consecuencias. Por ejemplo, que el flujo del crédito se mantenga; uno no debe ignorar, no debe pretender que será fácil.

La Argentina mostró que no fue fácil, que hubo causas serías pero también mostró que es posible responder a la crisis y lo que vino después de la deuda y la teorìa económica dice que si uno gestiona este proceso bien, se reestructura la deuda, la economía tiene posibilidades de seguir adelante, (Aplausos) y el crecimiento de Argentina, es un grande y alto crecimiento durante muchos años que siguieron a la crisis, y qué nos muestra, nos enseña que el análisis es correcto.

Pensamos en España - por ejemplo,- salvo que ocurra algo, salvo que Europa reforme su estructura, esta depresión no parece tener fin. No hay forma de salir en el marco actual, los dirigentes europeos no encuentran alternativa. Entonces, salvo que reformen el marco europeo, el futuro es negro. Hay una alternativa, esa alternativa no es fácil, no es automática pero ofrece una perspectiva que es mejor que esa perspectiva negra que vemos en el marco actual.

Por último, mi comentario final es que aún si tenemos éxito en los años que inmediatamente siguen a la reestructuración de la deuda, ello no es garantía de que la vida será un jardín de rosas, en el futuro. Todos los períodos tienen sus propios desafíos. Hubo una cantidad de años de éxito y luego viene la crisis financiera global, del 2008, y cada pedido económico - cuando uno responde a él - tiene que encontrar una forma novedosa de hacerlo y que refleje las nuevas realidades de ese período. Argentina, ahora, enfrenta esos nuevos desafíos, una continuación de la crisis, que empezó en el 2008, una posible exacerbación de la crisis con la crisis de la Eurozona actual. Ojalá que Argentina tenga suerte y que enfrente estos desafíos que se vienen con éxito.