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23 de abril de 2024
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Por César Tortorella
Pymes y mercado de capitales: una oportunidad histórica
Fomentar el ingreso de empresas a la Bolsa significa hablar de pymes, señala el autor
12 de septiembre de 2005
En ocasión de celebrarse el 151º aniversario de la Bolsa de Comercio, su Presidente, Adelmo Gabbi, afirmó que la institución está ante una oportunidad histórica que no podemos desaprovechar, refiriéndose a la posibilidad de incentivar el ingreso de más empresas al mercado bursátil.

Me parece oportuno reflexionar sobre estas afirmaciones y, en la medida de mi experiencia, contribuir a un debate que permita facilitar el acceso a las pymes a mayor y mejor financiamiento a través del mercado de capitales.

Antes de avanzar sobre el tema, me gustaría puntualizar que fomentar el ingreso de mayor cantidad de empresas a la Bolsa significa, lisa y llanamente, hablar de pymes.

Ya es un lugar común constatar que más del 90 % de los establecimientos en nuestro país reportan en esta categoría, lo que obliga a considerarlas, a fuer de masivas, como el tipo de empresa habitual y normal dentro de nuestra economía.

Por lo tanto, si postulamos ampliar significativamente el ingreso de empresas en la Bolsa, quienes deben ingresar para hacer realidad este aserto, son las pymes. Con sus virtudes y sus defectos.

Postulamos que este ingreso es posible, y para ello basta remitirse a la experiencia desarrollada justamente en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, de enorme riqueza y potencial.

Veamos el marco en que se generó esta experiencia que abre caminos al futuro.

Luego de la profunda crisis económica, política y social que se abatió sobre nuestro país, hemos entrado en un nuevo ciclo con un crecimiento macroeconómico significativo. Aún con todas las prevenciones del caso, podemos decir que por primera vez en muchos años el entorno dejó de ser hostil para las pequeñas y medianas empresas, y que esta situación se ha mantenido en el tiempo, configurando una tendencia apreciable.

Dentro de este marco, las pequeñas y medianas empresas han comenzado un proceso de recuperación que en varios sectores equiparan y aún superan las mejores marcas pre-crisis. Ha resultado apreciable también la inversión realizada, en su mayoría de la mano del autofinanciamiento.

Por contraste, el índice de crédito, aún para la región, es extraordinariamente bajo, no existe una oferta consistente y se mantiene una marcada resistencia a tomar crédito bancario. En este escenario es donde se despliega con todo su potencial la oportunidad de abrir el mercado de capitales a las pymes.

Para avizorarla, más que a cualquier argumento teórico, conviene prestar atención a una experiencia concreta, que con mucho esfuerzo, creatividad y bajo perfil, se desarrolló dentro del ámbito de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, de la mano de una herramienta de incipiente pero promisorio desarrollo: las sociedades de garantía recíproca.

Cuando arreciaba la crisis del 2001, con su correlato de ausencia de crédito bancario, Garantizar la sociedad de garantía recíproca pionera, que entonces presidía, volvió la vista hacia la Bolsa y acometió un desafío que entonces parecía aún más audaz: conseguir financiar el capital de trabajo de pymes exportadoras a través del mercado de capitales.

Quiso la fortuna que coincidiéramos con las autoridades de la Bolsa de Buenos Aires en una premisa básica y productiva: no eran las pymes quienes debían acercarse al mercado de capitales, sino que éste debía tomarlas tal cual eran, y adaptar sus instrumentos a su realidad.

Este principio resultó la llave maestra que nos permitió recorrer un camino por demás fructífero, que nos ha permitido utilizar instrumentos de tradición bursátil, como Valores de Corto Plazo, hasta fideicomisos, para desembarcar en un producto inédito en el mundo: la negociación en la Bolsa de cheques de pago diferido avalados por una sociedad de garantía recíproca.

Hoy, el sistema de garantías se encuentra consolidado y en expansión, con más actores de reconocido prestigio y experiencia. Este sistema brinda, a mi entender, la herramienta que permitirá el desembarco de las pymes en la Bolsa, con una batería de productos adecuados a su medida y cultura.

No es mi intención hacer una descripción de cada uno de estos productos, ni de su potencial. Basta apuntar que ellos han demostrado largamente su eficacia y su aptitud para transformarse en reales opciones de financiamiento. Pero además, marcan un rumbo de trabajo para ampliar y perfeccionar estas opciones.

En forma específica, postulamos que se pueden desarrollar mecanismos efectivos, sencillos y masivos para orientar la inversión hacia las pymes, tanto existentes como para apuntalar nuevos emprendimientos con capital semilla.

El objetivo es tanto innovar como reformular esquemas legales existentes, que permitan abrir las empresas al aporte del capital y al financiamiento de más largo plazo, respetando la necesidad de sencillez y los rasgos culturales del sector empresario.

También debe prestarse especial atención en convocar a los pequeños inversores, aquellos que necesitan de procedimientos sencillos y comprensibles, transparentes y seguros. Raramente sucede que convivan, como en el presente, la necesidad de aporte de capital en las empresas y la existencia de una masa de ahorro disponible sin una oferta atractiva y con el respaldo adecuado.

Por consiguiente, afirmamos que estamos frente a un escenario que demanda de nuestro esfuerzo y creatividad, pero que puede premiarlos con una escala de negocios en el mercado de capitales como nunca antes en la historia económica reciente.