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29 de marzo de 2024
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Por Jorge Vasconcelos
Empresas argentinas a manos brasileñas
Existe un creciente grado de vulnerabilidad en firmas que operan en la Argentina
23 de marzo de 2006
Las empresas que cotizan en la Bolsa argentina se han valorizado en forma importante en los últimos doce meses, con una suba en dólares del Indice Merval cercana al 20 %.

Sin embargo, si se tiene en cuenta el contexto regional, la percepción es distinta, denotándose una creciente vulnerabilidad de las firmas que operan en la Argentina frente a eventuales intentos de adquisición por parte de empresas basadas en Chile y Brasil, por ejemplo.

El momento de mayor debilidad ocurrió en 2002, cuando las firmas locales registraron valuaciones insignificantes. De ese episodio derivó el traspaso a manos de compradores brasileños de firmas emblemáticas como Pérez Companc, Acindar, Loma Negra y Quilmes. El tema es que la relación de valor entre empresas que cotizan en Brasil y firmas locales se encuentra nuevamente en un desnivel marcado, que podría disparar otra oleada de compras.

¿Pueden las empresas basadas en la Argentina aumentar su valor y evitar nuevas adquisiciones?. Esto depende de las políticas oficiales y del propio accionar privado.

En una serie de 10 años entre el índice Merval y el Bovespa (la Bolsa de San Pablo, Brasil), ambos transformados a dólares, el punto más bajo se registró a mediados de 2002.

Este ratio, que puede ser visto como un proxy de la vulnerabilidad de las empresas que cotizan en la Argentina, llegó a 19,3 en junio de 2002, para una base 100 en 1995. Pues bien, en marzo de 2006 este ratio se acerca al límite de mayor vulnerabilidad, con un guarismo de 31,6, marca que se ubica por debajo del promedio de 2002, que fue de 35,9.

La comparación del valor de las empresas argentinas relativo a las brasileñas se atenúa o se acentúa según los sectores que se analice.

Un caso destacado es el de la industria bancaria. Obsérvese al respecto la relación entre el Grupo Financiero Galicia, del lado argentino, y del holding Itaú, del lado del país vecino. A mediados del año 2000, el valor de mercado de la entidad bancaria brasileña era de 9,5 mil millones de dólares (capitalización bursátil), mientras que para ese mismo momento el valor del G.F Galicia era de 1,9 mil millones de dólares.

La relación de ambas capitalizaciones bursátiles era de 5 a 1. ¿Cómo es ahora?. De... 33 a 1. Este último ratio surge de un valor de mercado superior a 30 mil millones de dólares de la compañía brasileña y de uno inferior a mil millones de dólares en el caso argentino.

Desde otro ángulo: si en el año 2000 el Itau se hubiera planteado adquirir el GF Galicia, hubiera necesitado tomar un crédito equivalente al 20 % de su propio valor de mercado, porción bien significativa. En cambio, si hoy evaluara esa posibilidad, necesitaría solicitar un préstamo por el equivalente a sólo 3 % de su capitalización bursátil.

En otros sectores la asimetría no es tan marcada, pero igualmente llamativa (empresas siderúrgicas argentinas que valían el doble que sus pares brasileñas en 1998 hoy valen un tercio de aquellas).

¿Por qué estos desbalances? La diferencia no tiene tanto que ver con la rentabilidad actual. Esto se comprueba por las distintas relaciones de Precio/ ganancias que existen a uno y otro lado de la frontera. En promedio, 707 compañías listadas en el Bovespa tienen un valor equivalente a 12 años de ganancias, según datos procesados por Economática.

En cambio, el valor de 87 empresas listadas en el Merval refleja una relación Precio/ganancia de 5,2. En otras palabras, para valer lo mismo que una firma del Bovespa, una cotizante de la Argentina tiene que ganar prácticamente el doble que su par brasileña.

El mercado, entonces, parece no confiar en que la facturación y/o la rentabilidad de las firmas argentinas vaya a evolucionar de un modo sostenido en el futuro. Si confiara tendría que asignarle, aproximadamente, un valor equivalente a 10 años de ganancia actual (no 12 como en Brasil porque el riesgo país argentino es mayor en 120 puntos).

Desde el punto de vista de las empresas, una forma de escaparle a esta valuación tan magra es su internacionalización. La diversificación en el mundo de la facturación y la rentabilidad permite diferenciarse (parcialmente) de las valoraciones locales.

Pero ese recurso no está al alcance de todas las firmas y, aquellas que puedan proponérselo, seguramente necesitarán capital, enfrentándose a un círculo vicioso.

De modo que también hay un rol para la política económica. De los números surge nítida la necesidad de una ampliación del horizonte para los agentes económicos. Despejar incertidumbres respecto de la posibilidad de crecer sostenidamente en el tiempo, superando las amenazas para ese objetivo (abastecimiento energético, disponibilidad de ahorro local, financiamiento de largo plazo, acceso a mercados). Y también despejar incertidumbres vinculadas con la rentabilidad (cambios de precios relativos, política fiscal, política de ingresos).

Salvo que el mercado esté equivocado y corrija en los próximos meses, de la comparación entre el valor de las empresas brasileñas y argentinas surge una muy interesante agenda, tanto macro como microeconómica.