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28 de marzo de 2024
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Por Federico Bernal
Política energética nacional o abismo
El horizonte de reservas de petróleo es de 8,6 años, y el de gas, de 9,4. Es clave debatir qué intereses privilegiar en este terreno
22 de julio de 2006
¿Qué intereses privilegiar? La Argentina cuenta con un horizonte de reservas comprobadas de petróleo y gas natural de 8,6 y 9,4 años respectivamente. Presenta, asimismo, el agravante de ser un país hidrocarburífero dependiente, es decir, un 90,3% de la oferta de energía primaria proviene de dichos recursos.

En 2005, la generación de energía eléctrica nacional fue de 92.176 Gw/hora (5,8% de aumento con respecto al 2004) y su consumo de 87.778,5 Gw/hora.

Del total, un 55% fue aportado por termoeléctricas (alimentadas mayormente a base a gas natural) y un 40% entre centrales hidroeléctricas (31%) y nucleoeléctricas (9%).

Analistas energéticos de variada estirpe coinciden en señalar que en 2005 la producción de crudo cayó un 5,2% y la de gas un 1,4% respecto de 2004.

Por su parte, especialistas del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG) y empresarios del sector abrazan iguales cifras y responsabilizan la angustiante realidad a la creciente madurez de los yacimientos productivos y a la falta de incorporación de nuevos descubrimientos.

Para ellos, la solución pasa por ampliar las fronteras de exploración, o bien, resignarse a comprar hidrocarburos en el exterior.

No obstante, puntualizan que la viabilidad de la primera alternativa dependerá de la concreción de alianzas estratégicas entre el sector privado y el Estado nacional.

Esto es, sin la participación estatal no habrá inversiones en cuencas improductivas.

Ahora bien, ¿es correcto analizar esta cuestión en base a estadísticas abstractas o a los discursos de los petroleros? ¿Acaso no resulta crítico comenzar por estudiar la diferencia entre los intereses empresariales y los nacionales?

Para identificar aquellas políticas energéticas contrarias al desarrollo sustentable es necesario de la reflexión sincera y objetiva.

Por ejemplo, se omite que la producción de crudo viene cayendo sin pausa desde 1998, año que alcanzamos el pico de extracción y que de no haber mediado una explotación irracional, debería haberse tocado recién en 2010.

De igual forma, nada se dice de la relación entre producción y reservas certificadas, cuyo detrimento en perjuicio de esta última se disparó a partir de 1989.

Para el gas natural, se olvida que desde 1991 los volúmenes de extracción superaron los de reservas, tendencia vigente (Secretaría de Energía).

Asimismo, se oculta que muy a pesar de la declinación de las reservas, de la atrasada matriz energética y de la carencia de acceso al gas natural por redes para el 40% de los argentinos, se permite exportar un 25% del petróleo y un 15% del gas extraídos.

En relación a la energía eléctrica, 2 millones de compatriotas se privan involuntariamente de este servicio esencial, pero el 66,7% de las empresas del sector consideran adecuada la capacidad instalada.

Sin duda alguna, gravísimas incongruencias.

Inversiones umbilicales

Efectivamente, el último Informe Indicador Sintético de Energía (ISE) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República Argentina (INDEC-abril de 2006) evidencia la amenaza a la que nos enfrentamos las generaciones presentes y futuras.

Un 42,9% de las firmas gasíferas y un 87,5% de las petroleras exportarán en los meses sucesivos.

En cuanto a inversiones en el segundo trimestre, el 57,1% de las firmas pertenecientes al sector petrolero tienen previsto desembolsar iguales montos que en períodos anteriores, mientras que el 21,5% prevé realizar nuevas inversiones y el 21,4% restante no tiene previsto ejecutarlas.

Ahora bien, analizando más puntillosamente el destino de los desembolsos, merece destacarse que el 33,4% se orientará a mejorar la calidad del producto o servicio [marketing], el 29,2% a optimizar el aprovechamiento de insumos, el 13,9% a aumentar su participación en el mercado interno [marketing], el 9,7% a aumentar la producción e igual magnitud a competir con el exterior.

En el sector gasífero, durante el segundo trimestre, el 83,3% de las firmas consultadas prevén realizar nuevas inversiones, aunque de ese porcentaje, prácticamente la mitad se orientará a aumentar la producción y el restante porcentaje a marketing.

En el sector de electricidad, el 50% de las empresas relevadas no tienen previsto realizar inversiones productivas en el segundo trimestre del año.

En cuanto al destino, el 75% se orientará a marketing y el 25% restante a aumentar la producción.

La Argentina agotará sus reservas de hidrocarburos entre 2013 y 2015. En sintonía con un reciente anuncio emitido por el INDEC: “las empresas multinacionales registran ganancias récord –superan las obtenidas en los 90–, pero reinvierten menos del 10% de las utilidades”, el destino de las inversiones y las ganancias, la liquidación del 70% de las divisas en el exterior, el resurgimiento de la falsa dicotomía provincias-Estado Nacional y la continuidad de las exportaciones lejos están de atenuar la escasez mencionada o de resolver el problema de fondo.

Estas empresas conocen perfectamente que sólo el 3% de las cuencas sedimentarias argentinas corresponde a lotes de bajo riesgo, esto es, zonas comercialmente explotables.

Por tal motivo resulta claro por qué invertirán migajas del presupuesto total en exploración de nuevos pozos (siempre y cuando sean auxiliados por el Estado).

Las inversiones se destinan a satisfacer sus propias necesidades; no ven más allá de su propio ombligo.

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Bernal es bioquímico y biotecnólogo (UBA), autor del libro Petróleo, Estado y Soberanía: hacia la empresa multiestatal latinoamericana de hidrocarburos (Biblos, Mayo 2005). Investigador del Instituto de Investigación en Ciencias Sociales (IDICSO-USAL). Conductor del programa televisivo Conciencia y Energía.