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1 de mayo de 2024
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Por Iván Damianovich
Ruidos en Roma, Buenos Aires y Misiones
Pocas veces como ahora han estado tan ligados los acontecimientos político-religiosos que tienen lugar en el Vaticano y en la Argentina.
20 de octubre de 2006
La globalización del mundo -tantas veces criticada por la Iglesia- permite por estos días que cada palabra pronunciada en algún lugar del globo sea conocida e interpretada casi en forma simultánea en el otro extremo del planeta.

Esta es la situación que muestra el nuevo eje Roma-Buenos Aires-Misiones, donde llueven las versiones, operaciones y especulaciones que exhiben un mapa cada vez más cambiante.

Mientras que el papa Benedicto XVI promueve la participación de los laicos en la política o, más bien, señala que el lugar de la Iglesia no es la política, el ex obispo de Iguazú, Joaquín Piña, crece en apoyo ante la elecciones para constituyente de la semana próxima en Misiones, donde intentará frenar el intento oficialista de introducir la reelección indefinida.

Poco después de que tenga lugar la elección en Misiones, la Universidad Católica Argentina realizará un congreso cuyo eje central será el debate acerca del rol que debe cumplir la Iglesia (laicos y consagrados) dentro de la vida pública del país.

En ese encuentro, que se desarrollará a partir del 3 de noviembre, confluirán los arzobispos de Buenos Aires, La Plata, Washington y Santiago de Chile.

Además, será una ocasión para que las autoridades eclesiásticas y funcionarios del gobierno nacional muestren predisposición para bajar la tensión exhibida en las últimas semanas.

Pero los días que vendrán también habrán de echar algo de luz sobre una serie de versiones y operaciones políticas que se tejen en Roma y que podrían modificar la realidad local.

El centro de la escena lo ocupa el actual sustituto de la Secretaria de Estado, el arzobispo argentino Leonardo Sandri.

Se trata del número tres del Vaticano. Es de esperar que antes de fin de año, su actual jefe, el cardenal Tarcisio Bertone, le busque un nuevo destino y hay quienes estarían interesados en que recalara en el arzobispado porteño, lo que implicaría la remoción del cardenal Jorge Bergoglio.

La llegada de Sandri a Buenos Aires implicaría que esa jurisdicción volviera a ser conducida por un hombre de perfil conservador. Su relación con el ex secretario de Estado, Angelo Sodano, y sus aceitados vínculos con el arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, así como con el ex embajador en la Santa Sede Esteban Caselli le garantizaron una fuerte influencia en Argentina durante muchos años.

Aunque la hipótesis todavía es débil, la alternativa sería funcional a los intereses del gobierno nacional. Para Néstor Kirchner será más fácil confrontar con alguien que está en las antípodas ideológicas que con Bergoglio, de perfil moderado y considerado peligroso para los intereses del Gobierno.

Las elecciones de Misiones arrojarán algo de claridad en el complejo entramado eclesiástico. Sólo entonces podrá trazarse un escenario más certero no sólo en la provincia sino a nivel nacional y en Roma.