Noticias actualizadas las 24 horas Información clave para decidir
19 de abril de 2024
Seguinos en
Por Manuel Solanet
Una mirada hacia la economía del 2007
Termina otro año con un significativo crecimiento del Producto Bruto Interno y con una proyección de tendencias que permiten poner un piso a los resultados del próximo.
17 de diciembre de 2006
Aunque se mantuviese el nivel de actividad en el punto hoy alcanzado, el PBI del 2007 resultaría un 4% superior al del año que termina.

Pero es posible agregar, sin mayor riesgo, suplementos a esta meta. El consumo interno sigue traccionando hacia arriba, al igual que las exportaciones y el turismo extranjero. El mundo crece y hay liquidez internacional que busca oportunidades en economías emergentes.

Si bien la Argentina no ofrece todavía un clima atractivo para inversiones reales de riesgo, muestra buenas oportunidades para colocaciones financieras de corto plazo.

Hay un flujo de capitales positivo que genera excedentes de divisas en el mercado cambiario. Esos saldos son disciplinadamente adquiridos por el Banco Central con emisión monetaria, trabajosamente absorbida mediante letras.

El crecimiento de las reservas internacionales y el todavía sostenido superávit fiscal, así como la disminución del desempleo, aportan un marco de aparente tranquilidad que sostiene la llamada confianza del consumidor. La gente consume más porque no teme quedar sin trabajo. Además los salarios privados han crecido más que los precios.

Sin embargo, el 2006 termina con mayores incertidumbres que 2005. La crisis energética en ciernes es más evidente y los congelamientos y controles de precios se muestran más conflictivos y difíciles de sostener.

La pretensión de no mover tarifas de servicios públicos residenciales y de transporte hasta fines de 2007, parece cada vez menos sostenible. Los subsidios requeridos crecen exponencialmente y por último no logran resolver la falta de inversiones.

El sector de generación y distribución de electricidad está siendo superado, al igual que el de gas, que ha debido recurrir a sacrificar el abastecimiento a Chile y a la industria local.

El gas de Bolivia le cuesta al estado argentino varias veces su precio interno. El retraso de los precios en los combustibles líquidos, ha producido ya situaciones tan nocivas como el faltante de gas oil.

Las empresas de aguas están retornando a manos estatales ante la inviabilidad de las concesiones. Los trenes deben reducir la calidad de sus servicios mientras sus tarifas son las más baratas del mundo.

Todos estos hechos significan más requerimientos sobre el presupuesto público y han generado el convencimiento de que en algún momento se vendrá un sinceramiento, que no será leve.

Los controles de precios en los demás sectores privados de producción no han ocasionado aún tensiones tan importantes como en los servicios públicos. Sin embargo hay una clara percepción negativa en productores y comerciantes que ha tenido manifestaciones como la del paro agropecuario.

El autoritarismo y la arbitrariedad que caracterizan la actuación del secretario de Comercio Interior, han creado miedos pero potenciarán la reacción cuando haya cauces para ella.

Lo fundamental y deseable es que cuando se deba salir de los congelamientos y controles de precios, sólo resulte un escalón inflacionario limitado que no genere mecanismos de propagación y autoalimentación.

Para ello el gobierno debería trabajar en profundidad en las reformas estructurales que aseguren solvencia fiscal genuina, que no esté meramente apoyada en derechos de exportación o en retrasos salariales y jubilatorios.

Deberá asimismo mejorarse el clima de inversión para que no se produzcan limitaciones de oferta y deberá asegurarse un marco de competencia abierta con el mundo.

La Argentina deberá mejorar su calidad institucional y modificar la imagen de un país que no cumple con sus compromisos ni respeta los ahorros de sus propios ciudadanos.

En definitiva, el 2007 será todavía un año de índices positivos, pero deberán llevarse adelante reformas más profundas para que dentro de doce meses estemos mirando un 2008, tal vez sin tasas chinas de crecimiento, pero más sólidamente fundado.