Noticias actualizadas las 24 horas Información clave para decidir
26 de abril de 2024
Seguinos en
Por Alejandro Dandrea
Comer con las manos: vieja historia, nueva cultura
Como en los comienzos de las eras, los hombres apuestan a comer con sus propias manos, aunque ahora los hacen en locales de "fast food", en una carrera contra el tiempo y la necesidad
20 de enero de 2007
El ser cubierto de vello se pone en cuclillas sobre una roca y devora la comida. Muerde con avidez un trozo de carne que sostiene con sus manos, y la sangre gotea por encima de la piel del mentón, los antebrazos y el pecho. Atentamente mira a su alrededores. En cualquier momento un enemigo podría quitarle su presa. Tampoco está seguro frente a sus compañeros. Toma la carne fuertemente con sus dedos y una y otra vez arranca un pedazo. Nadie podrá sacarle lo que ya tenga en el estomago.

Así deben haber sido las cosas hace a algunos millones de años. Los primeros seres humanos comían con los dedos.

Su alimentación era comida para ingerir con las manos. La tajada jugosa de color pardusca mide 98 milímetros de diámetro, pesa 145 o 125 grs.

Se la coloca encima de una lonja de queso mantecoso, se la unta de una colorida salsa especial y se la empaqueta caliente, lista para ser consumido en un panecillo de sésamo blanco dulzor.

El joven está a punto de devórarla. Su momento ha llegado. Antes de obtenerla pasa por una fila de gente ansiosa de comer, desconfiada de perder su lugar en la fila para obtener su ansiado alimento.

El joven desenvuelve su comida, lo toma fuertemente con ambas manos y comienza a devorarlo, una y otra vez arrancando pedazos de carne, queso y goteado una salsa rojiza por la comisura de sus labios.

Ya terminó. Su necesidad fue satisfecha y se retira del local de hamburguesas camino a sus civilizadas actividades, pasaron diez minutos desde que ingreso, su alimentación era comida para comer con las manos.

El rey debe partir:

Al cliente se lo considera como un rey. Con él se calcula y a él se lo trata por ejemplo en una cadena de hamburguesas. El cliente o rey, no debe permanecer en el mostrador más de tres minutos. En el ideal deberá ser atendido en un minuto y en siete debe abandonar el local, tras haber sido atendido, haber pagado y consumido. ¿Qué velocidad de servicio, no?.

La comida para comer con las manos, el alimento liviano para el hombre sin tiempo.
Efectivamente, un cliente que come en uno de estos restaurantes permanece en ellos solo entre siete y diez minutos, entre su primero y ultimo bocado transcurren en promedio entre cinco y diez minutos.

Naturalmente el "rey-cliente" debe ser consciente de la obligación de servicio. Se le sugerirá que coloque sus restos en lugares indicados y si el rey es todavía niño se le dirán cosas como: "Dale de comer al hipopótamo". Todo por su propio bienestar y beneficio.

El llamado "fast food" se basa en conceptos tan viejos como el hombre mismo, pero con técnicas de inducción muy modernas. ¿Pero todos nuestros clientes quieren eso?. No. ¿Y cómo lo sabemos y cómo detectamos a ese cliente, nuestro rey?.

El rey es digno a elegir nuestro local para almorzar o cenar, ya que cualquiera no sabia que hacer, cómo atenderlo, qué ofrecerle, pero nosotros si sabemos, porque somos un empresa que vende servicio a "reyes, reinas y príncipes", pero también cobra por ello.

No le pedimos a nuestros "reyes" ninguna experiencia, ni siquiera que hable nuestro idioma, o que sepan que tiene nuestra salsa especial o con qué vino acompañarlo, sólo le pedimos que pueda pagar por ello. El resto corre por nuestra cuenta y es nuestra obligación.

* Alejandro Dandrea (profesor de gastronomia y barman)
alejandro@sosparty.com.ar