Se hace difícil no pensar en corrupción - Asteriscos.Tv
Noticias actualizadas las 24 horas Información clave para decidir
26 de abril de 2024
Seguinos en
Por Alejandro Vecchi
Se hace difícil no pensar en corrupción
Es muy difícil de desvincular la idea de corrupción, que fue el motor de la conspiración mafiosa que hicieron para matar a José Luis, en un país en el cual pudo ocurrir esto.
25 de enero de 2007
Es muy difícil separar la corrupción policial, política, judicial y de los propios auxiliares de la justicia, que somos los abogados, del resultado nefasto de las actuaciones de la causa de José Luis hasta el día de la fecha.

Es muy difícil para la familia pensar que no hubo corrupción y que vamos a tener una sentencia justo, cuando a 10 años del crimen más aberrante que hubo en la Argentina, con uno de los juicios más emblemáticos del país, en el que se desarticuló un aparato montado específico para matar y para crear poder, como había creado el señor Alfredo Yabrán, al amparo de muchos funcionarios públicos, en ese momento presidenciales, los asesinos de José Luis siguen sueltos.

Es difícil esperar con alegría una sentencia que hace varios años que está esperando su dictado en la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires, que finalmente ponga las cosas en su lugar.

Nosotros hemos pedido en su momento que quede firme la sentencia del 2 de febrero de 2000, en donde a la mayoría de los asesinos se les dio la pena de reclusión perpetua por tiempo indeterminado.

Sin embargo, muchos años después en lugar de arreglar la situación o de beneficiar a la familia Cabezas con una sentencia mucho más justa que aquella, la Sala I de la Cámara de Casación bonaerense se encargó de destruirla, bajar las penas, y permitir que hoy el 95 por ciento de los implicados, descubiertos y confesos criminales, estén en libertad. Incluidos entre ellos agentes del orden, a los cuales la provincia de Buenos Aires les daba uniformes y pistolas con las cuales debían defender a los ciudadanos.

La gente se olvida. Y tristemente el olvido del consciente colectivo es la condena del futuro. Lo primero que dice un impune es “no revolvamos el pasado”, como si el pasado no se hubiera creado para eso, para revolverlo.

Si la sentencia de la Corte Suprema bonaerense ridiculiza y banaliza el trabajo conseguido con el esfuerzo de la familia Cabezas, que le dio un ejemplo a la sociedad de lucha durante todos estos años, la sociedad argentina debería seguir descreyendo como descree de las instituciones judiciales.

Nunca pensé como abogado, en los primeros comienzos de la causa, que iba a terminar como terminó. Eso demuestra la espontaneidad de todos. Incluso de hasta el mismo poder político que se iba desayunando de muchas cosas que iban surgiendo en la causa, como cuando el ex gobernador Eduardo Duhalde le dijo a la familia Cabezas, que si había una persona de la que no desconfiaba era de Yabrán, que era muy poderosa y no iba a estar a la altura de un hecho de esas circunstancias.

El día que secuestraron una agenda de Gustavo Prellezo, en donde había una tarjeta personal de Yabrán, con todos sus números, la causa cambió de rumbo.

Ni hablar del día en que se "quiebra" la esposa de Prellezo, Silvia Belawsky, quien le hizo la "inteligencia" a José Luis y que le facilitó todos los datos a su ex esposo y luego cuenta la verdadera relación de éste con Gregorio Ríos y Yabrán.

Ahí cayó la coartada de lo que a la gente le intentaron hacer creer, de que a estos “buenos muchachos” se les había ido la mano. No cabía ninguna duda, que Alfredo Yabrán y Gregorio Ríos, que eran los verdaderos jefes policiales de Pinamar, y que a través de sus contactos y su poder habían logrado entregarle suficiente dinero a Prellezo, el ex comisario Alberto Gómez y los oficiales Sergio Cammarata y Aníbal Luna, para que lleven adelante esta operación.

Que la idea era ajusticiar a José Luis Cabezas, matarlo, y enviarle un mensaje no solo a Duhalde, sino a la revista Noticias quien era la que había retratado a Yabrán.

A los hombres que deben aplicar la justicia les está pasando algo, algo asqueroso en algunos casos. Hablo en los casos donde hay corrupción, y terrible en los que hay ignorancia, porque si son ignorantes o imbéciles no pueden administrar justicia.

Pero a cualquier persona normal les da asco, y hablo de los hijos, la hermana, y los padres de José Luis, a los que yo represento. Les da mucho asco, bronca, pero fundamentalmente una palabra relacionada con la impunidad, que es la impotencia.

La impotencia de haber sidos correctos, y de unos padres que se sometieron a los caminos normales de la justicia, y la justicia los maltrató.

Los sigue maltratando, los insulta, los banaliza, los deshonra y los indigna. En cada una de las resoluciones que liberaron a los asesinos, la justicia indignó y injurió no solo a la familia, sino a José Luis.

Algo que trato de rescatar siempre, porque se habla mucho de la causa, pero a veces nos vamos del eje y acá hay un muchacho de 35 años, con tres hijos, y una esposa con la que se llevaba bien y una segunda esposa que se llevaba mejor todavía, porque convivía y tenía una hermana que lo quería, padres que lo adoraban y a este chico lo levantaron una noche al mejor estilo de la dictadura militar, lo secuestraron, lo lastimaron, lo quebraron en 20 pedazos, le pegaron dos tiros y luego quemaron el cadáver. Es decir, si hay algo mas grave que se le puede hacer a una persona que me lo diga, porque yo no lo conozco.

(*) Alejandro Vecchi, es el abogado de la familia Cabezas desde que comenzó la causa