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28 de marzo de 2024
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Por Iván Damianovich
De profecías y pronósticos políticos
18 de julio de 2007
Desde el anuncio de la candidatura a presidente de Cristina Kirchner, la carrera política hacia octubre tomó un marcado ritmo de aceleración que, en las últimas horas, incorporó nuevos y llamativos ingredientes: una “profecía” atribuida al cardenal Bergoglio y los ya habituales pronósticos electorales.

A esta altura de las circunstancias no resulta llamativo que referentes de la variopinta oposición se acerquen a conversar con el arzobispo porteño.

Lo que sí constituye una novedad es la supuesta “visión” que el primado plasmó ante alguno de ellos y que trasciende a modo de versión cada vez con mayor intensidad.

Desde un rincón, allegados a Roberto Lavagna, Elisa Carrió y Eduardo Duhalde, afirman que el cardenal les pidió que hicieran “algo” ante lo que anticipa será un 2008 convulsionado.

Desde el otro lado del cuadrilátero, referentes del gobierno admiten conocer esa especie pero se limitan a señalar que todo forma parte de una conspiración contra Cristina presidente.

Los rumores fueron tomando forma inicialmente a través de correos electrónicos anónimos.

Con el transcurrir de las semanas, en las redacciones comenzó a hablarse del tema hasta que allegados a los dirigentes que pasaron por el segundo piso de la curia porteña admitieron el hecho.

Al parecer, el cardenal anticipa una explosión social (que algunos ubican en 2008 y otros un año más tarde) similar a la del 20 de diciembre delarruista, que significó una treintena de muertos.

Según la “profecía”, siempre atribuida al arzobispo, de no mediar una salida o un cambio profundo en el rumbo institucional que ha tomado la Nación, los argentinos volveríamos a escribir una página violenta de nuestra historia.

Los detalles sobre la “visión” abundan y van desde un Duhalde desconcertado que corrió a contarle a un ex embajador argentino en la Santa Sede hasta escenas de violencia extrema que tienen por escenario la mismísima Plaza de Mayo.

Más allá de las especulaciones y los alcances reales de una profecía anunciada por un religioso (como sucedió con Don Orione en 1937 al adelantar que en la Argentina habría quema de iglesias), el nuevo ingrediente contribuye a delinear un frente opositor antikirchnerista que mide posibilidades para los comicios generales.