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23 de abril de 2024
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Por Manuel Solanet, titular de la consultora INFUPA
En este primer año, el gobierno no encaró las reformas de fondo
El ex secretario de Reforma del Estado estima que igual el FMI
20 de agosto de 2004
Si uno mira estrictamente la fotografía de este año de gestión deNéstor Kirchner, encuentra más datos positivos que negativos.Pero si mira toda la película, hay motivos para preocuparse por elfuturo.

Es que en este primer año no se llevaron decididamente adelante yen su momento, las reformas y soluciones de fondo que necesita laArgentina.

Y esto fue así al menos en tres temas relevantes:

- Uno es el del acuerdo sobre la deuda en default.

- El segundo, la normalización de las concesiones de serviciospúblicos y el sinceramiento de las tarifas.

- Y el tercero, el de la reformas estructurales en el gasto delEstado y en el tratamiento de los recursos públicos, que permitansuperar la enorme precariedad que hoy tiene una aparentementebuena situación fiscal, tanto a nivel Nación como de lasprovincias.

Si no se encaran reformas, como la modificación del régimen deCoparticipación Federal de Impuestos, que generen incentivos pararecaudar mejor, racionalizar el gasto en provincias, o la reformaadministrativa del Estado Nacional, esa precariedad fiscal sepuede transformar en una pérdida de superávit primario, retornandoa valores históricos, y la imposibilidad de cumplir con cualquieracuerdo sobre la deuda.

La propuesta de renegociación de deuda presentada en Dubai no esaceptable, y va a tener que modificarse intentando una forma enque el gobierno pueda salvar su cara, para llegar finalmente a unacuerdo.

Y para lograrlo tiene que trabajar por el lado de consolidar unproyecto fiscal, y negociar seriamente y con inteligencia.En este año de gestión no ha habido un plan, se ha gobernado en eldía a día.

Roberto Lavagna es un hombre prudente, pero ha tenido queresponder a los condicionamientos del presidente.

Kirchner ha elegido una estrategia de confrontación permanente, debúsqueda de culpables, y de mirar al pasado, con un espíritu derevancha.

Eso le ha permitido tal vez convocar apoyos, pero ha socavado laposibilidad de gobernar con amplio acuerdo social de cara a unfuturo donde habrá más motivos para tener descontentos sobre sugestión.

Más allá de esto, pienso que en septiembre se lograrárenovar el acuerdo con el FMI porque todavía se mostrará unasituación fiscal razonable.

Pero no creo que el FMI continúe aceptando que los márgenesadicionales de superávit primario se consuman en subsidios paraenfrentar la crisis energética u otros gastos que son consecuenciade una falta de previsión y un desorden en el manejo de esacrisis.

Se deberían haber sincerado las tarifas y normalizado loscontratos, y así no hubieran necesitado los 2.000 millones depesos para enfrentar la crisis del sector energético.

En esta coyuntura, los acreedores pueden decir al gobierno: "Ustedno me paga ni los intereses de su deuda y encima destina fondospara distribuir subsidios".