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25 de abril de 2024
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Rodolfo Rossi
Las crisis económicas
Las últimas grandes crisis fueron causadas por desequilibrios monetarios y financieros producidos por el exceso de moneda y crédito cuyo destino fue el gasto mayor que el ingreso y también inmovilizaciones improductivas. La solución es la disciplina fiscal, monetaria y crediticia.
23 de agosto de 2007
El concepto monetario determina que con orden fiscal y financiero donde el dinero sea el fiel reflejo de los bienes producidos por la comunidad no habrá ahorro que no hallará inversión, ni inversión que excediera el ahorro.

Cuando la oferta de dinero y crédito (cuasi dinero) no se adecua a la cantidad de bienes producido por la sociedad, por los monopolios de los Estados sobre la creación monetaria, o por la multiplicación del crédito puede aumentarse temporalmente la inversión sin el correlativo aumento del ahorro.

Es notable de observar que la mayor oferta monetaria es un subsidio para la inversión, pero es un subsidio que se retirará cuando más se lo necesite.

La gran crisis mundial desatada en EE.UU. en octubre de 1929, las últimas crisis de 1994; 1997; 1999; 2001 (cada vez más recurrentes y cercanas) fueron causadas por desequilibrios monetarios y financieros producidos por el exceso de moneda y crédito cuyo destino fue el gasto mayor que el ingreso y también inmovilizaciones improductivas.

Sintéticamente el desequilibrio se puede definir en los agregados monetarios M1; M3… M5…

M1 = efectivo más cuentas corrientes bancarias = liquidez total = dinero

M3 = M1 + plazos fijos = cuasi dinero = dinero + crédito

M5 = M3 + créditos derivados = dinero + créditos + cuasi dinero

La inflación (EE.UU. con su desequilibrio actual de cuenta corriente del balance de pagos del 7% del PIB transmite inflación al resto del mundo, = abundancia de dólares) es un proceso de búsqueda de liquidez (M1) que nunca se alcanza en tanto exista desequilibrio. A mayor inflación menor M1 (Argentina de la estabilidad) (1900-1941) tenía una relación M1/PBI del 42 % (confianza en la moneda). Llegó a tener en el período inflacionario (1988/1989) un M1 inferior al 1,6% del PBI. Nadie deseaba moneda argentina en su bolsillo. ¿Porque estas fuertes oscilaciones?

Porque el desahorro es inflación y la inflación es desmonetización. Cuanto más se emite, más se huye de la moneda emitida. Es una forma sutil de descapitalización. Lógicamente la tasa de interés se va adecuando al aumento de los precios. Al principio del ciclo el proceso es estimulante y crece engañosamente la actividad económica y el empleo, la inversión y el financiamiento. Las erogaciones también crecen. Crece el M3. Decrece el M1. Pero no puede sostenerse la actividad económica cada vez más basada en el crédito y en los niveles de ingresos (beneficio/salarios) acorde con la ley de rendimientos decrecientes. Hay buena oferta de bienes pero la demanda se va reduciendo. El retorno de inversión cae más rápido que la tasa de interés. Se acumulan los stocks de bienes y hay despidos de personal (ejemplo: crisis 1929 acumulación de bienes alimenticios y contemporáneamente desocupados “muriéndose de hambre”) (crisis inmobiliaria actual exceso de casas nuevas y usadas y personas que pierden su vivienda por imposibilidad de pago).

La incertidumbre se intensifica. Buena parte de los acreedores quiere “su moneda” y existe una imposibilidad fáctica de devolución.

El crédito es un multiplicador de dinero. Se hace necesaria la realización de bienes que garantizan los créditos (cuando existen tales garantías) o se ingresa en la morosidad o falencia paralizante. Eso es la crisis.

En este estadio aumentar la creación de moneda para que la mayor oferta deprima la tasa de interés es un camino de corto trecho ya que el aumento se traducirá nuevamente en presión alcista de los precios y la liquidez volverá a contraerse y las tasas subirán.

Desatada la crisis J. M. Keynes le dio identidad académica a la creación de moneda de la “nada” para reavivar la demanda de bienes y mejorar los niveles de ocupación. Pero como el mismo reconoció se trataba de una solución de corto plazo.

Lo único que se consigue es postergar la explosión de la verdadera crisis.

La solución concluyente es la disciplina fiscal, monetaria y crediticia.