Améria Latina no tiene respiro.

El presidente de Bolivia, Evo Morales, anunció este domingo en una conferencia de prensa su renuncia al cargo “por el bien del país”.

Fue horas después de que las Fuerzas Armadas le pidieran la renuncia, en lo que se transformó en un golpe de Estado.
Morales se subió al avión presidencial y buscó refugio en Chimoré, Trópico de Cochabamba, su principal bastión político en el centro del país.

Luego anunció su dimisión y pidió que las fuerzas de seguridad "no maltraten al pueblo".
Horas después las fuerzas de seguridad iniciaron un operativo para detenerlo, tras allanar su domicilio.
“Sugerimos al presidente del Estado que renuncie a su mandato presidencial” , dijo el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Willimas Kalima.

Lo justificó en que las manifestaciones contra el presidente boliviano continúan en ascenso en las calles del país, a pesar de que convocó a nuevas elecciones tras un informe de la OEA que reveló “irregularidades” en los comicios de octubre.

"No nos moveremos de las calles hasta que el dictador, el asesino, se vaya de Palacio", dijo la ex candidata Ruth Nina, que preside una asociación de esposas de policías, en las puertas de un cuartel de La Paz, donde se hallan amotinados desde el sábado decenas de uniformados.

Un policía ataviado con una máscara negra corrobora lo dicho por Nina y anuncia que junto con centenares de jóvenes continuarán en las protestas contra Morales.

Los policías alzados y los manifestantes civiles se encuentran custodiando la Plaza de Armas, donde está la Casa de Gobierno, para evitar el ingreso de fuerzas campesinas leales a Morales.
Morales no controlaba a la policía desde el viernes, cuando comenzaron las protestas.

En medio de la crisis, renunciaron el canciller y los ministros de Minería e Hidrocarburos, y el presidente de la Cámara de Diputados.
Hasta que finalmente cayó el Gobierno.