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Argentina y México recalculan postura sobre DDHH en Nicaragua
Tras la polémica desatada por la abstención de ambos países en la condena de la OEA contra el régimen de Ortega, Fernández y López Obrador analizan el rumbo a seguir
21 de junio de 2021
Alberto Fernández y Andrés Manuel López Obrador (AMLO) anunciaron que Argentina y México llamaron a consulta a sus embajadores en Nicaragua en repudio a las violaciones a los derechos humanos cometidas por la dictadura sandinista que lidera Daniel Ortega.

El presidente argentino dialogó ayer con el canciller de México, Marcelo Ebrard, quien le comentó que AMLO pensaba llamar a consulta a su embajador en Managua, Gustavo Alonso Cabrera Rodríguez, frente a la sistemáticas violaciones a los derechos humanos ejecutados por el régimen nicaraguense.

Alberto Fernández estuvo de acuerdo con la propuesta trasmitida por Ebrard y ordenó a Felipe Solá que hiciera lo mismo con Daniel Capitanich, que representa los intereses diplomáticos de la Argentina en Managua.

De esta manera, Argentina y México acordaron emitir un comunicado oficial a la misma hora anunciando que Capitanich y Cabrera Rodríguez abandonaban Nicaragua hasta nuevo aviso.

Se trata de un gesto diplomático que exhibe el malestar por la situación política que protagoniza Daniel Ortega a pocos meses de los comicios que pueden extender su dictadura por cinco años más.

“Con el objetivo de realizar consultas sobre las preocupantes acciones políticas-legales realizadas por el gobierno nicaragüense en los últimos días que han puesto en riesgo la integridad y libertad de diversas figuras de la oposición (incluidos precandidatos presidenciales), activistas y empresarios nicaragüenses”, sostiene el comunicado que informa el traslado a Buenos Aires y Ciudad de México de los embajadores asignados por Alberto Fernández y AMLO.


La decisión de llamar a consulta al embajador Capitanich es el epílogo de una sucesión de hechos diplomáticos ordenados por Alberto Fernández que Daniel Ortega rechazó sin atenuantes.

El presidente instruyó a Capitanich para que visitara a los presos políticos de la dictadura nicaraguense y a continuación Felipe Solá solicitó la inmediata libertad de esos presos políticos al régimen sandinista.

Denís Moncada, el canciller de Nicaragua, rechazó la solicitud del embajador Capitanich. Un posición de política exterior que fue cuestionada por Alberto Fernández y que preparó el terreno para llamar a consulta al representante de la Argentina en Managua.


Antes de la decisión común que el presidente asumió con AMLO, Felipe Solá dialogó dos veces con Antony Blinken para lograr una estrategia conjunta con la Casa Blanca.

El canciller explicó al secretario de Estado de Joseph Biden que Argentina apoyaba una investigación sobre derechos humanos en Nicaragua, pero que rechazaba la participación directa de Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).


Alberto Fernández desconfía de Almagro -tras su papel en los comicios en Bolivia- y propuso a Estados Unidos que sea la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que se hiciera cargo de investigar a la dictadura de Nicaragua.

Blinken descartó la propuesta de Balcarce 50, y Argentina se abstuvo de votar la condena que impulsaba la Casa Blanca.

rob