La angioplastia que se le realizó anoche al ex presidente Néstor Kirchner es una intervención no quirúrgica.

Consiste en insertar un catéter hasta el lugar del ateroma o lesión. Allí se infla un globo que desobstruye la arteria y luego se retira el catéter.

El paso siguiente es colocar un stent o malla metálica que libera drogas.

La cardióloga Mónica Sultan, de la Clínica Fleni, explicó que "el cateterismo permite el diagnóstico de cómo proceder después: o se hace directamente una angioplastia a la arteria comprometida o se decide operar".

En el caso del ex mandatario, se optó por el primer método. Los nuevos stents son de tercera generación, más angostos y fabricados en cromo platino. Como se indicó en el parte médico, Kirchner padecía la obstrucción de una de las arterias coronarias.

Estas arterias, explicó Sultan, son tres: la descendente anterior, la circunfleja y la coronaria derecha. En una de las tres se estableció la lesión coronaria. Según la cardióloga, "la afección es más grave si la lesión es en el tronco, del cual derivan dos arterias: la descendente anterior y la circunfleja. En este caso es mayor la probabilidad de ir a cirugía".

El procedimiento es menos invasivo que el clásico bypass. Ya se colocan unos 24.000 stents por año y para las angioplastias sólo basta introducir un tubo delgado, con una punción en la ingle o en la muñeca.

En cuanto a los dolores previos, la cardióloga explicó que es erróneo hablar de "pre-infarto".

"Lo que existe es es angina de pecho. Una angina inestable, que puede darse varias veces al día, en reposo o en forma progresiva", dijo.

La colocación del balón, previa a la introducción del stent, "permite comprimir la placa coronaria (la placa de ateroesclerosis) y el coágulo que suele acompañarla, y la droga liberada luego por el stent ofrece menos porcentaje de reestenosis o de nuevo bloqueo de la arteria, en ese lugar, o hacia arriba y abajo".