Luego de varios días de constantes ataques de la coalición -Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia-, Muammar Khadafi volvió a hablar en público ante sus fieles seguidores, desde su palacio de Bab el-Aziziya, en Trípoli, que fue atacada el domingo pasado. "No nos rendiremos. No nos dejaremos intimidar. Como sea los venceremos, a corto o largo plazo", expresó el líder libio a través de la televisión local.

Khadafi también instó a los países islámicos a unirse a la lucha y, a su vez, reconoció que muchas personas de todo el mundo apoyan su régimen: "Todos los ejércitos musulmanes deben participar en la batalla contra los cruzados. En todas partes del mundo hay protestas para apoyarnos, en Asia, África, América y Europa".

A su vez, el líder libio afirmó que "este ataque es de un grupo de fascistas que terminarán en el basurero de la historia", con relación a la campaña que están realizando los países aliados.

Por el lado de Estados Unidos, Barack Obama dudó hasta última hora sobre la conveniencia de una intervención militar en Libia. La Casa Blanca asumió el mando de las operaciones por su superioridad militar, pero ahora es partidaria de traspasar el protagonismo a la OTAN para frenar la ola de críticas que ha recibido en su país.