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24 de abril de 2024
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El día que Cristina comparó su vida con la de Khadafy
En sus casi cuatro décadas de poder el líder libio tuvo contactos con todos los presidentes argentinos. Democracia y Dictadura. Perón, Galtieri y Bilardo
20 de octubre de 2011
Tal vez nunca imaginó lo que ocurriría apenas tres años después, pero la presidenta Cristina Fernández, en una visita a Libia en el 2008, comparó su vida política con la del dictador.

Cristina visitó Trípoli en noviembre de 2008, inauguró un seminario de oportunidades de negocios y trazó un paralelo personal con Khadafy: "Al igual que el líder de la Nación libia, hemos sido militantes políticos desde muy jóvenes, hemos abrazado ideas y convicciones muy fuertes y con un sesgo fuertemente cuestionador al status quo".

Salvo el breve paso por Trípoli de Carlos Salvador Bilardo, que en 1999 dirigió la selección libia, las relaciones entre los dos países languidecieron hasta que Cristina la reimpulsó.

Las relaciones de Argentina con la Libia de Khadafy, que ya llevan casi 38 años y abarcan desde las andanzas del reptilíneo símbolo peronista de los años 70, José López Rega, pasan por las otras andanzas, las militares, de aquel general que se creyó majestuoso, Leopoldo Galtieri y llegan hasta Cristina Fernández, fotografiada hace dos años a la derecha de quien durante 42 años fue el hombre fuerte de Libia.

Todo empezó en julio de 1973, cuando el cónsul general de Kuwait en Argentina, Faysal Nufiri, invitó a Juan Perón a la Conferencia de Países No Alineados que se iba a abrir en setiembre en Argel.

No fue Perón a Argelia. Fue López Rega. Argentina pidió integrar los No Alineados y el ministro leyó un mensaje de Perón, que pensaba en Malvinas, que ponía el acento en el anticolonialismo. Ya presidente desde octubre de 1973, Perón no rehuyó las relaciones con los países árabes: los buenos oficios de Faysal Nufiri lograron la firma del primer proyecto de convenio comercial con Libia.

López Rega armó una "Unidad Operativa Libia" en su ministerio para llevar adelante ese convenio y para sacar del medio a su archienemigo en el gabinete: el ministro de Economía José Ber Gelbard.

A finales de enero de 1974 López Rega viajó a Libia y se entrevistó con Khadafy, en uno de los más publicitados actos de gobierno.

La historia oficial dijo que el petróleo libio llegaría al país a cambio de productos agropecuarios. Una investigación de legisladores de la Juventud Peronista denunció luego que la misión a Libia había pagado casi el doble el precio del petróleo, que el supuesto intercambio comercial era un fabuloso negociado y que López Rega había recibido comisiones que oscilaban desde los diez a los treinta millones de dólares.

Libia y el proclamado intento de Khadafy de construir un islamismo socialista diseñado en su famoso Libro Verde, pasaron al olvido en los años de la última dictadura .

La relación resucitó en abril de 1982, ni bien se hizo evidente que la recuperación de Malvinas derivaría en una guerra.

Hubo dos misiones secretas a Libia. La primera exploró la posibilidad de asistencia militar. El 14 de mayo de 1982, en plena guerra, otra misión secreta llevó a Kadafi una untuosa carta personal de Galtieri: "Nuestro país ha sufrido el ataque artero de las fuerzas colonialistas y anticristianas que Su Excelencia bien conoce -decía- Estamos convencidos de que esta Cruzada nuestra tiene el sentir del Yihad o Guerra Santa ".

Galtieri, con su particular estilo, dijo alguna vez "Kadafi me mandó de regalo cuatro o cinco Boeing repletos de material".

Fue casi un regalo. Al país en guerra con Gran Bretaña llegaron misiles aire-aire, radares, motores para misiles, proyectiles, minas antitanque y otras bellezas, pero no los preciados Exocet a los que aspiraba el poder militar.

A modo de reciprocidad, los aviones de Aerolíneas Argentinas que fueron a buscar las armas libias viajaron cargados de frutas y alimentos y hasta con algunos sufridos pura raza para la práctica del polo , que en el desierto todo es posible.

Alfonsín pasó cautelosamente de largo por las relaciones con Libia, al tiempo que abundaron las especulaciones sobre un aporte de 10 millones de dólares de Khadafy a la campaña que llevó a la presidencia a Carlos Menem.

Ambos se vieron en 1989 en Belgrado, durante la Cumbre de No Alineados. Poco después, Menem, abandonó el grupo y se alió a EE.UU.

Interesado en profundizar las "relaciones carnales", desmanteló el proyecto de misil Cóndor II que fabricaba la Argentina y que estaba, supuestamente, destinado a Libia.