Al margen de los incipientes tironeos con la nueva conducción de la Coalición Cívica-ARI, que encabeza Adrián Pérez, tras el insípiso papel que el partido jugó en las últimas elecciones nacionales, Elisa Carrió dio vuelta la página.

Acorde con su anunciado "paso al costado", la fundadora del ARI ya prepara actividades en dos terrenos desde los cuales intentará, a mediano plazo, su resurrección política: el instituto Hannah Arendt y un "movimiento de resistencia cultural pacífica" desde el cual espera mantener la visibilidad pública.

En el Arendt, el instituto que Carrió fundó en 2004, Carrió quiere transmitir sus impresiones sobre "un cambio de civilización que se está produciendo en el mundo". Ese será, contaron a LA NACION miembros de su entorno, el tema de uno de los dos libros que Carrió piensa preparar en los próximos tiempos.

Además de su tarea académica, Carrió ya tiene listos los grandes trazos del "movimiento de resistencia cultural pacífica" que comandará junto con Héctor "Toti" Flores, que finaliza su mandato de diputado nacional y a quien Carrió admira por su trabajo con su grupo de ex piqueteros en la cooperativa La Juanita, en La Matanza.

De esos proyectos hablará en el festejo de la década de vida de ARI que Carrió prepara para este sábado en San Nicolás. Ya hay más de 200 inscriptos para la actividad. Patricia Bullrich, ya fuera de la agrupación, será una de las ausentes.

La banca de Carrió será su anclaje en la política. Anteayer, intentó rebatir los argumentos de sus compañeros de ruta, que decidieron separar sus caminos de los de Unión por Todos, de Bullrich, sin su consentimiento. "Si se equivocan, que lo hagan solos", dijo a los suyos luego de la reunión en la que Pérez y otros dirigentes comunicaron que reforzarán el "perfil progresista" de la CC-ARI.

"Me parece genial que Cristina se haga cargo de lo que creó. ¿Vieron lo que pasa en Aerolíneas?", reflexionó Carrió en su departamento de la calle Santa Fe. Tiene pensado viajar en diciembre a Chaco para la fiesta de egresados de su hijo menor, Nacho. La excusa es perfecta para ausentarse del discurso en el Congreso que dará Cristina Kirchner al asumir su segundo mandato. "Haré política desde otro lugar", dice, aunque el 1,8% obtenido en octubre prenuncia que tendrá una cuesta empinada.