El 10 de mayo, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, tomó una decisión fundamental: renunció a ser candidato presidencial y una semana después anunció que iría por la reelección en la ciudad de Buenos Aires.

De nada sirvió el supuesto desgaste de cuatro años conflictivos de gestión, ni la decisión del Gobierno nacional de poner los mejores candidatos para el distrito con la fórmula Daniel Filmus-Carlos Tomada.

El macrismo logró un contundente triunfo en primera vuelta (10 de julio), que si bien no le alcanzó para evitar el balotaje, le dio 19 puntos de ventaja (47 a 28), una cifra casi decisiva.

Así, el 31 de julio, Macri repitió, junto a su compañera de fórmula, María Eugenia Vidal, la performance de 2007 y ganó la segunda vuelta (64,25% a 35,75%), para que el PRO siga siendo gobierno hasta 2015.

La determinación del actual jefe de Gobierno de buscar una reelección obligó al oficialismo nacional a ajustar su estrategia e intentar poner importantes figuras para ganar un distrito clave que le es esquivo habitualmente al peronismo.

La estrategia de unir listas a diputados de otras fuerzas y arrastrar a los candidatos del Gobierno nacional no fue suficiente para superar al PRO, que se mostró sólido y muy afianzado en cuanto a la preferencia electoral porteña.

La posterior determinación del líder de la fuerza de no presentar candidato presidencial ni apoyar a alguno de los postulantes, lo terminó dejando bien parado de cara a la disputa de un liderazgo en la oposición.

En ambas elecciones el candidato PRO ganó en todas las comunas con picos de grandes ventjas en los barrios de la zona norte como Recoleta, Palermo y belgrano.

En tanto, en las primarias y en las elecciones generales del 23 de octubre, donde presentó solo candidato a diputados con Federico Pinedo como primer postulante, logró el tercer lugar en el distrito porteño.