Nicolas Sarkozy quiere seguir gobenando Francia, pero le será difícil. En las elecciones de este domingo, el favorito es el socialista François Hollande, mientras que en las últimas horas hasta se registró un crecimiento de la candidata ultraderechista Marine Le Pen, lo cual también perjudica las posibilidades del presidente.

Sarkozy puso toda la carne al asador y por ello la primera dama Carla Bruni lo acompañó hasta el último acto de campaña.

“Unanse, movilícense, defiendan, tomen la palabra. No se dejen privar de la palabra, impongan vuestra victoria”, dijo Sarkozy en su discurso de cierre de campaña.

Se espera para este domingo, en que los franceses podrán votar de 8 a 18, una elevada abstención, de entre el 26 y el 30%.

Tal vez por eso, Sarkozy pidió: “Vengan en masa con su voto porque cada voto construirá nuestra victoria, porque nosotros necesitamos de todo el mundo. Porque las fuerzas que se han unido contra nosotros son tan grandes que sólo el pueblo francés podrá decir: ‘Voilá, ésta es la opción que nosotros hacemos, es la de la Francia fuerte’”. Un problema para el presidente es que Le Pen subió en los sondeos y podría llegar al 20%, convirtiéndose en la “sorpresa de la campaña”.

Incluso, algunos encuestadores arriesgan que Le Pen podría dar la sorpresa y desalojar a Sarkozy en la primera vuelta, como sucedió con su padre, Jean Marie, frente al socialista Lionel Jospin, en el 2002. Esa sí sería una sorpresa.