En 1962 Marilyn Monroe aceptó posar desnuda no sólo para hacerlo un regalo al mundo sino también para darle celos a la mujer de los ojos violeta, la bellísima Lyz Taylos.

Las de la blonda Marilyn se verán en el número de junio de la revista Vanity Fair, que ya adelantó parte del material en su web.

Marilyn aparece saliendo de una pileta completamente desnuda, en una adaptación de las memorias del fotógrafo Lawrence Schiller Marilyn & Me (“Marilyn y yo”).

El fotógrafo dijo que la estrella de Los hombres las prefieren rubias (1953) le pidió inmortalizarla sin ropa para tratar de arrebatarle protagonismo mediático a Elizabeth Taylor. Taylor cobraba un millón de dólares por su papel en Cleopatra (1963), de Joseph L. Mankiewicz, y era el centro de atención por su romance tempestuoso con el actor Richard Burton.

“No hay nadie que luzca como yo sin ropa”, afirmó Marilyn, y nadie se lo puede negar. El 4 de agosto de 1962, Marilyn le envió a Schiller la fotografía del desnudo que más le gustaba. “Enviásela a Playboy, les puede gustar”, le escribió. Al día siguiente fue hallada muerta por sobredosis de barbitúricos.

Apenas tenía 36 años.