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Michelle Obama anima el liderazgo femenino
Al hablar ante adolescentes, la primera dama de Estados Unidos llamó a terminar con los prejuicios sexistas que las relegan y utilizar a la educación para cumplir sueños
23 de marzo de 2016
La primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, alentó a las adolescentes argentinas a derribar los prejuicios sexistas que las relegan y utilizar la educación como herramienta para lanzarse al mundo a cumplir sus sueños, en una charla ante 400 jóvenes en Buenos Aires.

"La educación fue todo para mí porque con ella tuve oportunidades que mis padres jamás tuvieron", dijo Michelle Obama al remontarse a su niñez modesta en los suburbios de Chicago.

En un salón colmado de alumnas de escuelas medias públicas y privadas, Michelle Obama logró con su carisma que las adolescentes dejaran de lado sus teléfonos móviles para prestarle atención.

"Me siento como en mi casa porque crecí en un barrio como éste, un lugar donde la gente tenía que luchar por mantener a sus familias", dijo en uno de los salones del Centro Metropolitano de Diseño, una isla modernidad emplazada en Barracas, en el sur olvidado de la capital argentina, entre calles empedradas y casas bajas.

La primera dama arengó a las jóvenes a creer en sus capacidades y cultivar su intelecto más que su apariencia.

La charla es parte del programa Let de Girls Learn(Dejen a las niñas aprender) que Washington lanzó hace un año para promover la educación de "62 millones de niñas que están fuera de la escolaridad en el mundo".

De vestido azul y tacones y con un tono intimista, Michelle Obama rememoró que en su niñez "soñaba con ir a la mejor universidad y ser abogada, tener un trabajo importante y ser líder en la comunidad".

"Pero cuando empecé la escuela hubo gente fuera de mi hogar que no tenía fe en mi capacidad de alcanzar mis sueños, maestros que creían que no era lo suficiente inteligente y apoyaban a los varones aunque las chicas obtuviéramos mejores notas", recordó.

La primera dama también instó a no dejar que las juzguen por su apariencia.

"Cuando crecí encontré hombres que en la calle me veían según mi apariencia como si fuera un objeto en vez de un ser humano con sentimientos", dijo.

Admitió que las presiones sociales la hicieron flaquear pero luego decidió "no escuchar las voces que me menospreciaban, decidí escuchar mi propia voz y las de los que creían en mí", dijo.

Graduada en Derecho en la prestigiosa Universidad de Harvard, se puso como ejemplo de lo que la voluntad puede conseguir.

"Quiero lo mismo para ustedes, las urjo a conseguir la mejor educación que puedan, sus cerebros son muy importantes. No dejen que las subestimen", les dijo.

Michelle Obama pidió a las jóvenes argentinas que sean líderes en sus familias, en su comunidad y en la sociedad.

Se valió de ejemplos de argentinas como Margarita Barrientos, fundadora de un comedor que alimenta a diario a 1.800 personas necesitadas y la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, la primera mujer en conducir el distrito más grande del país.

En tanto, hizo referencia sin nombrarla a Cristina Kirchner (2007/2015) como presidenta mujer, "un hito que mi país nunca ha logrado", admitió.

"Necesitamos más líderes mujeres en las empresas y que creen sus propias empresas, líderes mujeres en los laboratorios haciendo nuevos descubrimientos que derriben el mito de que la ciencia y las matemáticas son cosas de hombres", dijo.

En lo que fue su debut en público como primera dama argentina, Juliana Awada, presentó a Michelle Obama de quien dijo haber recibido "varios consejos" que le sirvieron de "inspiración".

"Una no estudia para ser primera dama", se excusó Awada, empresaria textil y sin título universitario.

Las adolescentes estallaron en aplausos al terminar la disertación y Michelle Obama dedicó casi el mismo tiempo de su discurso en sacarse fotografías con decenas de ellas.

"Michelle, Michelle", las despidieron con gritos las jóvenes con sus móviles en alto.

"Me pareció muy inteligente, me emocionó lo que nos dijo y poder verla tan cerca", dijo Maia Bircz, de 17 años que aspira a graduarse en Derecho.

A menos de un kilómetro de este espacio de modernidad, se localiza la Villa 21, una de las varias favelas de Buenos Aires.

Allí se hacinan miles de niñas y jóvenes que esperan contar con la posibilidad de una educación que les abra esas puertas de las que habló Michelle Obama.