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Chapecoense: un audio del piloto confirma la falta de combustible
Miguel Murakami informa a la torre de control sobre una "falla eléctrica total" y alerta que la nave se encuentra "sin combustible", principal hipótesis de la tragedia
30 de noviembre de 2016
La tragedia del equipo de fútbol brasileño Chapecoense se agiganta.

Se conoció la grabación de la comunicación entre el piloto de la aeronave de LAMIA, Miguel Quiroga, y la torre de control del Aeropuerto José María Cordova de Medellín.

La grabación de algo más de once minutos refleja las conversaciones de la mujer encargada del control aéreo con los pilotos de los distintos aviones que están esperando su turno para aterrizar en Medellín.

Allí se nota como va creciendo la tensión en la aeronave que venía de Santa Cruz de la Sierra. Quiroga empieza a solicitar prioridad para aterrizar a medida que ve cómo su avión se queda sin combustible, hasta que sufre una "falla eléctrica total".

La hipótesis de la falta de combustible, ahora confirmada, se sustentaba en el hecho de que una vez se estrelló, el avión no se incendió. Inicialmente se habló del mal tiempo y de una falla en el sistema eléctrico como causas de la tragedia. Pero las autoridades descartaron temprano la primera de esas hipótesis y relativizaron la segunda.

El piloto era además uno de los dueños de LaMia Bolivia, una empresa fundada en Venezuela por un empresario chavista y con una mínima flota de tres aviones, de los cuales sólo uno estaba en funcionamiento. La nave accidentada tenía una autonomía de 2.965 kilómetros y, según el sitio web Flytracker.com, recorrió 2.975 kilómetros antes de desplomarse.

“De ser así, ¿por qué no pidió ‘emergencia’ para aterrizar en vez de ‘prioridad’? Puede ser para evitar la multa que esto supondría”, se preguntaron expertos locales.

La transcripción de los momentos más trascendentes:

Piloto -Lima-Mike-India 2933…210… en acercamiento… solicitamos prioridad para la aproximación. Se nos ha presentado un problema de combustible.

Torre de control -Entiendo solicita prioridad para aterrizaje, igualmente con problema de combustible, ¿correcto?

P-Afirmativo

TC -Okey. Le voy a dar vectores para proceder al localizador y detectar la aproximación Se estima que en 7 minutos efectuará la aproximación.



P -LMI 2933 solicita vectores para acercamiento, señorita

TC -Atento, tengo una aeronave por debajo suyo efectuando la aproximación y adicional están realizando la revisión de pista. ¿Qué tiempo tiene para permanecer en su aproximación LMI?

P –Estamos en emergencia de combustible, señorita, por eso le pido de una vez punto final.



P –Solicito descenso inmediato LMI 2933 – advierte Quiroga.

A partir de allí, durante algunos minutos, la operadora de la torre de control se dedica a dialogar con otros aviones para que cambien su curso y le liberen el camino al vuelo de LAMIA



TC –Señorita, LMI 2933 está en falla total, falla eléctrica total, sin combustible.

….

P –¡Vectores, señorita, vectores a la pista!-

TC -La señal radar se perdió, no lo tengo. Ratifique rumbo ahora.

P -Rumbo tres, seis, cero. Tres, seis, cero…

TC -Con rumbo directo a la izquierda, cero, uno, cero…preceder al localizador de Río Negro, una milla adelante. En este momento usted se encuentra… correcto, le confirmo, por la izquierda, con rumbo tres, cinco, cero

P -Izquierda, tres, cinco, cero, señorita

TC -Sí, correcto, usted está a 0,1 milla del vor de Río Negro… No lo tengo con la altitud, Lima-Mike-India

P -Nueve mil pies, señorita. ¡Vectores, vectores!

TC -Está a 8.2 millas de la pista… ¿Qué altitud tiene ahora?

-…

Lo último que se oye es a otra persona de la torre de control que dice: "Ya no contesta…"

En una de las tragedias aéreas más grandes de la historia del fútbol profesional, el avión que transportaba a los futbolistas del Chapecoense de Brasil, que debían disputar la final de la Copa Sudamericana ante el Atlético Nacional, se estrelló cerca de Medellín, en el noroeste de Colombia, en un accidente que dejó 71 de muertos y seis sobrevivientes, la mayoría de ellos con heridas de gravedad.

Entre las víctimas fatales hay 19 futbolistas, 20 periodistas, siete tripulantes de la aeronave y otras 25 personas entre dirigentes del club y funcionarios de Chapecó que acompañaban a la delegación.

La Aeronáutica Civil de Colombia reportó que seis personas fueron rescatadas con vida, entre ellas el arquero Jackson Follmann, a quien le fue amputada una pierna, y los defensores Alan Ruschel y Neto. Los restantes sobrevivientes son Rafael Valmorbida (periodista), Ximena Suárez (azafata) y Erwin Tumiri (técnico del avión).

En la nómina original de víctimas se reportaron 75 muertos, pero hubo cuatro miembros del pasaje que finalmente no subieron al avión: el alcalde de Chapecó, un diputado, un dirigente y un periodista. Chapecoense, humilde club del estado de Santa Catarina, se aprestaba a jugar su primera final internacional, tras haber eliminado a dos equipos argentinos: Independiente en octavos de final, y San Lorenzo, la semana pasada, en la semifinal.

Las tareas de rescate comenzaron de madrugada y debieron interrumpirse por las inclemencias climáticas y topográficas, al estar en una zona montañosa.

Una vez reanudadas, rescataron con vida varias horas después del accidente a Neto, quien estaba malherido bajo los restos del fuselaje. Y por la tarde se recuperaron los 69 cuerpos sin vida: las otras dos fallecieron en un hospital local. Uno de ellos fue Danilo, arquero que había sido héroe ante San Lorenzo.

Y Follman, su suplente, había sufrido ayer la amputación de una pierna. Según la Fuerza Aérea Colombiana, el avión se reportó en emergencia al aeropuerto José María Córdoba de Rionegro, lindero con Medellín, poco antes de las 22 del lunes en Colombia, la medianoche de la Argentina.

Segundos después, la nave desapareció de los radares y fue encontrada partida en tres pedazos en Cerro Gordo, una cadena montañosa con 3.000 metros de altura situada a 200 kilómetros al noroeste de Bogotá y a 38 de Medellín, la capital del departamento de Antioquia.

La delegación viajó de San Pablo a la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra en un vuelo regular de la boliviana BoA. Y desde esa ciudad comenzó el trayecto final en el chárter hacia Medellín, que tendría una distancia de vuelo aproximada de 3.000 kilómetros.

El plan original era volar desde Brasil a Colombia en el chárter de LaMia, pero las autoridades brasileñas no lo permitieron apoyándose en leyes internacionales.

De acuerdo con la autoridad reguladora brasileña, un vuelo desde Brasil a Colombia solo puede ser operado por una empresa brasileña o colombiana.

Según la reconstrucción del accidente realizada por autoridades aeronáuticas de Colombia, a la misma hora en que el avión se aproximaba a su destino, se presentó una emergencia en el aeropuerto de Rionegro. Un avión Airbus 320 recibió prioridad para aterrizar por una fuga de combustible. La nave de la aerolínea Viva Colombia venía procedente de Panamá y logró sortear su incidente.

Entretanto, el RJ85 de LaMia, que llegaba con el combustible justo, quedó en espera, un estado en el que la aeronave se mueve en un radio definido hasta recibir la orden de aterrizar o trasladarse a un aeródromo cercano.

Oficialmente, la Aeronáutica Civil sólo se pronunciará sobre la tragedia tras el análisis de las dos cajas negras, que fueron halladas ayer por la tarde. De manera extraoficial, uno de sus máximos funcionarios a cargo del caso dijo a Clarín que los indicios apuntan a que la aeronave se vino a tierra por quedarse sin combustible.

“Ya confirmamos que la aeronave no se aprovisionó de combustible en Bogotá. Venía con lo justo y nadie, salvo la tripulación, lo sabía. Pensamos que ahí puede estar el origen”, aseguró el funcionario.

“La hipótesis con más sentido es que la tripulación pensó que el combustible alcanzaba para aterrizar en Rionegro y les fallaron los cálculos. Cuando se percataron, el piloto alertó a la torre sobre una situación anómala con el sistema eléctrico. Nuestro controlador autorizó el aterrizaje pero habría sido tarde”, continuó.

El gobierno colombiano designó la conformación de un equipo de 17 peritos, seis de ellos extranjeros, para determinar la causa de la tragedia. Dicho equipo se sumó al grupo de 45 médicos forenses, patólogos, antropólogos, radiólogos, odontólogos y genetistas que emprendieron la labor de identificación de las víctimas.