Mientras en cada rincón del conurbano bonaerense arrancaba una pelea voto a voto, la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, intentó restarle dramatismo a lo que en verdad se empieza a jugar este domingo: la posibilidad de que Cristina Fernández vuelva a gobernar la Argentina en el 2019.

Esa chance crecerá si la ex presidenta logra ganar la senaduría por la provincia, algo que todas las encuestas dan por hecho.
Vidal sabe que es la que tiene más chances de atenuar el impacto de un eventual triunfo kirchnerista y por eso este domingo arrancó temprano, además de ponerse la campaña al hombro.

"El voto más que una obligación, por más que estas se llamen PASO, es siempre una oportunidad y un derecho. Vayan y ejerzan su derecho a elegir a quienes quieran que trabajen para ellos. A todos los bonaerenses y argentinos, vayan a votar y disfruten este momento. Es un día lindo como papás de nuestra hija Camila que tiene 16, que puede optar por votar y va a votar", afirmó la gobernadora, rodeada por Esteban Bullrich y Graciela Ocaña.

Vidal tiene el mayor índice de popularidad del país. Por eso, aunque no está en la boleta ni de Senadores ni Diputados, busca "provincializar" el resultado, aunque se trate de una elección legislativa nacional.

Enfrente tiene a Cristina Fernández y a Sergio Massa. Ambos tienen sus rostros estampados en las boletas. Vidal, no. Su apuesta es la transferencia de su alta imagen positiva a la tira de Cambiemos.