El cambio de color político en Chile le vino como anillo al dedo a Mauricio Macri, no solo por la cercanía ideológica con el nuevo presidente de Chile, el liberal Sebastián Piñera, sino por la comunión de intereses entre la Argentina y Chile que podría prosperar con vías a la ansiada incorporación a la Alianza del Pacífico.
Esa buena sintonía se reflejó en la visita que el mandatario argentino realizó a Santiago para participar de la asunción de Piñera por segunda vez como presidente chileno, sucediendo en ambas ocasiones a la socialista Michelle Bachelet, quien anunció su retiro de la política, como un gesto de muy buena salud para la práctica republicana.

Macri y Piñera mostraron excelente sintonía, pero ahora falta que eso se traduzca en políticas de prosperidad para ambos países separados por una basta Cordillera de los Andes.

Para ello, Macri y Piñera acordaron un nuevo encuentro el 24 de abril en Buenos Aires. Y el argentino afirmó que están dadas las condiciones para lograr "una mayor integración física, mejorar los pasos, una mayor cantidad de vuelos y una integración energética". "Creo que lo que estamos poniendo en marcha en Vaca Muerta podemos volver a integrar realmente la matriz energética", subrayó. Y concluyó: "Tengo mucho respeto por el pueblo chileno, por lo que han logrado en las últimas décadas, las institucionalidad que tienen, el respeto con el cual se vive. Creo que hay muchas cosas que podemos aprender y también tenemos cosas para aportarles a ustedes".

Además, Piñera invitó a Macri a recorrer el estrecho de Magallanes con motivo de los festejos que prepara Chile por los 500 años del descubrimiento de este paso marítimo, que une los océanos Atlántico y Pacífico.

En diciembre, cuando el empresario de 68 años se había impuesto en los comicios ante el candidato oficialista Alejandro Guillier por 9 puntos, Macri le había enviado una calurosa felicitación por Twitter.

El argentino había recibido a Piñera en Olivos durante la campaña.