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26 de abril de 2024
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Descubren al represor Adolfo Scilingo cerca de Madrid
Se trata del responsable de los "vuelos de la muerte", que recibió 1.084 años de cárcel por tirar de un avión a 30 personas durante la dictadura de 1976
10 de mayo de 2018
El excapitán y represor Adolfo Scilingo, uno de los responsables de los "vuelos de la muerte" durante la dictadura de 1976, fue fotografiado en un pueblo en las afueras de Madrid mientras disfrutaba de una salida transitoria.

Scilingo, de 71 años, condenado a 1.084 años de cárcel por lesa humanidad por tirar desde un avión a 30 personas, lleva 26 salidas de la cárcel con su familia a un pequeño pueblo de la sierra de Madrid.

El periodista que realizó la investigación, Alejandro Requeijo, explicó que no difundieron el nombre del pueblo para no alterar a los vecinos. Y contó en el canal TN cómo hicieron para encontrarlo:

Scilingo ha sido reconocido por familias argentinas que viven en esa localidad, donde residen en una casa modesta la esposa, la hija y varios de sus nietos.

Al estar clasificado en segundo grado penitenciario tiene derecho a solicitar un total de 36 días de salidas transitorias al año repartidos en tramos no superiores a los 7 días.

​Scilingo fue condenado en 2005 por "treinta muertes, una detención ilegal y tortura, a 30 penas de 21 años de prisión y dos penas de cinco años", según dictaminó un tribunal español. Scilingo tenía 58 años y ya llevaba cuatro años en prisión preventiva.

A pesar de que la sentencia daba como resultado una pena de 1084 años de prisión, el Código Penal de España estableció que la pena fuese de 30 años de manera efectiva y que a sus 70 se pudiese disponer de su libertad.

"Es media tarde en esta población de varios miles de habitantes donde casi todo el mundo se conoce. Generalmente los vecinos se saludan por su nombre. Sin embargo, casi nadie en el lugar sabe que entre ellos se halla un activo represor de la dictadura militar que sembró terror y muerte en Argentina entre los años 1976 y 1983. Da la casualidad de que en la pequeña localidad viven varias familias argentinas y Scilingo fue lo bastante conocido en su país como para pasar desapercibido del todo. Han transcurrido muchos años, pero sus cejas oscuras conservan intacta una mirada profunda, casi desafiante", reconstruyó Requeijo, el periodista español.

"Viste unos pantalones de pinzas color beige, camisa clara y zapatos oscuros. Lleva unas gafas de ver colgadas sobre el cuello. Compra algo y emprende rápidamente el camino de vuelta a casa. Son unos cien metros de distancia. No se detiene a hablar con nadie. No han transcurrido ni diez minutos cuando vuelve a cruzar una puerta de hierro negro y sube las escaleras del portal que conducen al primer piso. Allí vive junto a su mujer, su hija y varios nietos, según los vecinos. Es una casa modesta en un edificio de color rojizo sobre un supermercado y otros negocios locales", agregó.

Adolfo Scilingo contó de qué se trataban los "vuelos de la muerte" durante la última dictadura militar. En un libro publicado en 1995 por el periodista Horacio Verbitsky, El vuelo, dio los macabros detalles. Luego desmintió su participación.

"Todos los miércoles se hacía un vuelo y se designaba en forma rotativa distintos oficiales para hacerse cargo de esos vuelos. Los que el día antes se les elegían para morir, se les llevaba al aeropuerto dormidos o semidormidos mediante una leve dosis de un somnífero haciéndoles creer que iban a ser llevados a una prisión del Sur. Una vez en vuelo, se les daba una segunda dosis muy poderosa, quedaban totalmente dormidos, se les desvestía y, cuando el comandante daba la orden, se los arrojaba al mar uno por uno". La inyección era de pentotal sódico, un hipnótico de efecto ultracorto.

Algunos de los lugares donde fueron encontrados cuerpos fueron Cabo Polonio, en Uruguay, y Santa Teresita, Mar del Tuyú en la Provincia de Buenos Aires.