Noticias actualizadas las 24 horas Información clave para decidir
6 de mayo de 2024
Seguinos en
La Justicia cree probado que Cristina Kirchner conocía las coimas
Lo afirmó un ex presidente de la Cámara de la Construcción, a quien se colocó en ese puesto para garantizar el sistema de pago de retornos en la obra pública durante el kirchnerismo
12 de agosto de 2018
La confesión del ex presidente de la Cámara de la Construcción Carlos Wagner sobre los retornos por la obra pública durante el kirchnerismo no solo causan repugnancia, sino que dejaron muy mal parada a la senadora nacional Cristina Kirchner.

El ex presidente de la Cámara Argentina de la Construcción dio detalles del circuito del dinero de la obra pública, donde se realizaban las reuniones, de su amistad con Julio de Vido y de los pedidos de Néstor Kirchner. "Todos sabían que yo era el amigo de De Vido. En 2004, el arquitecto me citó en su despacho y me dijo que por orden del presidente (Néstor Kirchner) debía garantizar en forma personal el éxito acorde a los intereses del gobierno en las licitaciones públicas que se llamaron a partir de ese momento, fundamentalmente en el rubro vial, que tiene mayores montos y más significativos. Porque la obra pública -me dijo-, iba a ser uno de los métodos de recaudación de dinero para los gastos políticos", afirmó.

Hacia fines de los ´90, como gerente Esuco, Wagner conoció a Néstor Kirchner y a De Vido mientras se realizaban los trabajos en el aeropuerto de El Calafate, en Santa Cruz.

"Conocí al arquitecto y al gobernador Kirchner en las sucesivas visitas que hicieron a la obra", contó sobre el inició de la relación que ahora lo pone en el centro de uno de los casos de corrupción más grandes.

"Yo tenía una actuación de 30 años en la Cámara de la Construcción. En ese momento era vicepresidente tercero", agregó Wagner respecto de su posición en la cámara ante la llegada del sur de Kirchner y De Vido a la Casa Rosada en 2003. Allí, vendría el primer pedido del flamante presidente para que Wagner tomará las riendas de la cámara empresaria, la cual elegiría nuevas autoridades por esos días.

"La obra pública iba a ser uno de los métodos de recaudación de dinero para los gastos políticos. A modo de ejemplo, llamada una licitación los interesados compraban los pliegos y se reunían en distintos lugares para determinar al ganador", le dijo el empresario al fiscal Stornelli.

Wagner marcó el tercer piso de Venezuela 736, donde funcionaba la Cámara de Empresas Viales, como uno de los lugares donde solía reunirse. Y agregó que las otras firmas que también participaban de esos encuentros para definir el reparto de las obras y de los millones millones, estaban: Perales Aguiar, Vial Agro, Biancalani, Losi, Fontana Micastro, Marcalba, Iecsa, Chediack, Equimac, Coarco, Cartellone y Vialco.

"Las empresas se reunían en los lugares establecidos y determinaban el ganador de la licitación en función de su interés por la obra y del volumen de trabajo que tenían. Una vez adjudicada la obra, el compromiso era abonar para gastos políticos, para necesidades políticas, el anticipo que estaba establecido en los pliegos", detalló. Y continuó asegurando que el porcentaje del anticipo financiero era entre el 10% y 20% del total de la obra: "Deducidos los impuestos, el compromiso era entregar la totalidad restante del anticipo financiero a modo de retorno".

"Se establecían montos equivalentes que se pagaban de los primeros tres certificados de obra. Quiero aclarar que mi empresa no estaba exceptuada de este mecanismo", señalo el dueño de Esuco.

Además, habló de su rol en esas reuniones: "Mi función era garantizar que el señor que ganaba la licitación les pagara. Si el contratista no cumplía, me responsabilizaban a mí y me dificultaban los pagos de los certificados de mi empresa. También le dificultaban los pagos a la contratista que no había cumplido".

Y que "en el caso de las obras adjudicadas a mi empresa, me avisaban cuándo pasaban a buscar el dinero y por dónde".

Cuando Esuco era el "ganador" de la licitación, Wagner iba a pagar al Café La Puerto Rico, ubicado en Alsina al 400, a una cuadra de la Rosada; el Hotel NH, en las inmediaciones de Plaza de Mayo.

"En lugares públicos. A veces venían a San José 151 (la sede de su empresa), pero el grueso lo recaudaban en otros lugares", remarcó.

Además, señaló a Roberto Baratta como el hombre que pasaba a recoger los bolsos con dinero en el auto que manejaba su chofer Oscar Centeno, quien llevó una bitácora detallada de la recaudación de las coimas, que ahora está en manos de la Justicia.

"Siempre los interlocutores eran López y Baratta. A ellos no les interesaba qué empresa ganara (plata), solo que se haga bien el trabajo adjudicado y que pagaran el dinero comprometido. Baratta enviaba generalmente a (Nélson) Lazarte a recaudar el dinero. Por José López no recuerdo quién recaudaba. El sistema de retorno me lo había explicado en aquella reunión que relaté con De Vido. Yo le pregunte cuáles eran las pretensiones, y él fijó esos montos", expresó en el marco de la causa.

Al tiempo que detalló cómo era el armado de los bolsos con dinero: "Los confeccionaba una persona de confianza mía. Si se recaudaba en la sede de mi empresa, los paquetes de dinero los entregaba yo al recaudador, y si el lugar de encuentro era fuera de mi empresa, enviaba a algún apoderado, por ejemplo, a Mauro Guatti. La cantidad de dinero, es decir el anticipo financiero de la obra que se debía pagar, se entregaba en uno, dos tres pagos al funcionario que recaudaba".

El fiscal quiso saber a quién estaba destinado los millonarios montos de las coimas. "¿Para quién era la plata?", le preguntó Stornelli al empresario.

"El sistema interno de los funcionarios una vez que recaudaban el dinero, tengo la impresión de que era para arriba. Eso era lo que decían Baratta y López. Era plata para arriba", contestó en referencia a la ex presidenta Cristina Kirchner.