El Gobierno intentará a partir de semana poner en caja al dólar, un objetivo hasta ahora imposible que se llevó puestos a dos presidentes del BCRA y a varios funcionarios clave.
Debutará la banda de flotación y una política monetaria muy estricta, en otro intento de estabilizar la economía.

Será también el debut de un equipo de saberes múltiples como el que acaba de aterrizar en el Banco Central, en las figuras de Guido Sandleris y Verónica Rappoport, que conservó a Gustavo Cañonero, para el manejo del día a día.

Una de las claves será que comienzan a ingresar los dólares del campo.
Entre este octubre y noviembre se prevé por los agrodólares un piso de US$ 1.500 millones por la soja de la vieja cosecha y algo de trigo que se completan con otros US$ 2.000 millones en diciembre-enero.

Hasta junio de 2019 serían como mínimo US$ 10.500 millones, que parece poco para cubrir la demanda. Adreani incluso advirtió: “Es clave que la política del Gobierno genere confianza y certidumbre para que el productor liquide. Si el campo percibe que el dólar no se queda quieto y la tasa de interés no baja, va a retener”, señaló.