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3 de mayo de 2024
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Muhammad Ali-Joe Frazier, la verdadera "Pelea del Siglo"
Cincuenta años atrás, el 8 de marzo de 1971, estos dos gladiadores fueron protagonistas de una batalla épica, que marcó un hito en el deporte mundial
8 de marzo de 2021
Especial de Roberto Blanco Macor, de la redacción de Asteriscos.Tv

“¿Quién es el campeón? ¿Quién es el campeón?, gritaba fuera de sí Joe Frazier a Muhammad Ali, aún excitado por la pelea y el resultado de la tarjetas, luego de lograr su mayor hazaña deportiva, ganarle por puntos al mejor boxeador de todos los tiempos.

Pero lejos de esa grandilocuencia de las frases, que la historia recién escribe con la ayuda del tiempo; allí, en el medio del ring del Madison Square Garden, en Nueva York, el campeón del Mundo de los Pesados, descargó toda la presión de una intensa batalla y de semanas de agresiones personales que habían intercambaido.

Era la caída de los cortinados del, sin dudas, mejor espectáculo que brindó la historia del boxeo moderno. La que por primera vez llevó el título de “La pelea del Siglo”, y la que muchos aún determinan, fue la verdadera y la mejor.

Porque vinieron otras, cercanas, como la maravilla que fue la de Ali y su epopeya recuperando la corona ante Foreman en Zaire en1974, y dos peleas más entre Frazier y su rival de esta conmemoración –batallas campales en sí mismas – pero esta fue épica, cargada de tensión deportiva, psicológica y social. Demasiados ingredientes para superarla.

Aquel lunes 8 de marzo de 1971–si, porque las mejores noches de boxeo en los Estados Unidos son los lunes—lo más selecto de cada casa de Nueva York, estuvo sentado en ese ring side, con sus brillos y looks de los setenta, para ser testigos de una noche única.

Hace 50 años, el mundo, que ya era intenso y altamente conflictivo, se paralizó por dos horas para ver, en vivo, en circuito cerrado en su país de origen, y por vía satélite a todo el mundo, aquella batalla épica.




Frank Sinatra quiso vivir el evento de una forma diferente, más intensa, y con cámara de fotos profesional se dedicó a ser reportero gráfico por una noche , y su mirada del combate fue luego publicada en la revista Life.

Por los pasillos de ese sector de privilegio, que costó 150 dólares , contra 20 de las tribunas más alejadas, se pasearon parte de la familia Kennedy, al cantante Diana Ross, Cher, el actor Woody Allen, y los astronautas de la Apolo 14, que días antes habían regresado a la Tierra, después de alunizar en el satélite de moda.

Todos ansiosos para vivir de cerca la pelea que traía consigo semanas de declaraciones altisonantes entre Ali, que llamó a su rival “enano”, “Gorila” y “Tío Tom”, por el apoyo que recibía del establishment social y deportivo.

De todas esas expresiones, la de mayor dolor para el campeón del mundo fue la de gorila que impactó en sus hijos, en el colegio. Fue una espina que jamás pudo sacarse el pugilista nacido en Filadelfia.




Como respuesta, Joe jamás lo nombraba a su rival por su nuevo apellido musulmán, sino que directamente lo decía “Clay, el bocón”, en una escalada de agresiones previa que superó toda expectativa.

Ali venía de tres años de suspensión por negarse a ir a combatir a Vietnam, con despojo del título en 1967 y regreso en 1970, tras la habilitación edida por la Corte Suprema de EE.UU, y en ese camino de retorno, derrotó a Jerry Quarry y a nuestro Oscar “Ringo” Bonavena.

En tanto, Frazier no había dejado de combatir y en esos años construyó su fama de noqueador invencible, con un invicto tremendo que lo llevó a ganar el título, tanto del Consejo como de la Asociación, a inicios de 1970, al vencer a Jimmy Ellis.

El campeón olímpico no era aquella “mariposa que flotaba en el ring” como lo habían definido, --quizás lo mejor de su boxeo jamás se puedo ver porque se tendría que haber materializado en esos años de proscripción--, pero conservaba una velocidad superior a la media y su temible jab.

La pelea planteó justamente eso: distancia y mucho movimiento por Ali, que con su jab de óizquierda y su temible derecha, hacía blanco fácil en la parte alta de su rival ,y así acumulo diferencias en los primeros rounds.

Sin embargo, sus piernas no eran las mismas, y por momentos tuvo que plantarse en el intercambio de golpes donde el campeón pudo comenzar a achicar distancias y equilibrar el combate, causando mucho dolor con su gancho de izquierda al cuerpo.

Emparejó el combate y comenzó a sacar ventajas, más aún en la undécima vuelta donde lastimó mucho a Ali.

Estaba muy afilado Frazier, y sin dudas fue la vez que mejor preparado en su vida subió al ring. Eso se potenció y comenzó a tener aroma de victoria, cuando en la vuelta, final, la 15°, acertó el mejor gancho de su vida, y tiró al piso al hasta entonces invicto en peleas y en morder el polvo de la lona.




Alí se paró pero ya la moneda había caído del lado del campeón, que ganó en las tarjetas por fallo unánime y amplias diferencias.

Frazier no festejaba, gritaba. Sacaba toda su furia contenida. Brillaba en su noche más gloriosa. Su cara estaba desfigurada por los golpes que le asestó su rival, y ambos fueron esa noche a parar al hospital, cuando se pagaron las luces del ring.

Fue la mejor noche para Frazier, mientras Ali, tragó la saliva de la derrota, quizás ya a sabiendas que aún le faltaban varios capítulos más para escribir su leyenda de grandeza, la del mejor boxeador de la historia.

Fue la mejor pelea del siglo. La primera. Las demás que llegaron fueron buenas imitaciones pero lejos de la belleza de la original.

rob
VIDEO- Round 15° de la pelea Ali-Frazier de 1971