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7 de mayo de 2024
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Argentina dio el Maracanazo y es campeón de la Copa América
En el mítico Maracaná, la Selección logró romper un maleficio de 28 años y Leo Messi alcanzó el merecido premio esperado por todo un país que lo celebró toda la madrugada
10 de julio de 2021
Luego de 28 años, la Argentina logró alzar de nuevo la Copa América en una final extraordinaria frente a Brasil.

Con un golazo de Angel Di María en el primer tiempo, la Argentina logró finalmente levantar la Copa América. Al fin Argentina... Y al fin Messi!
La Selección logró nada menos que en el Maracaná un título a nivel mayor con una gran victoria 1-0 sobre Brasil, jugando con el cuchillo entre los dientes.

Así, se quedó con la decimoquinta Copa América de su historia, para alcanzar a Uruguay como los máximos ganadores el torneo continental.

A los 21 minutos del primer tiempo, Rodrigo De Paul metió un pase largo bárbaro para "Fideo" que, ante la duda de la defensa y la salida a medias del arquero Ederson, definió de emboquillada, emulando aquella jugada de la final de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, cuando la Albiceleste ganó su segunda medalla dorada consecutiva. La Selección volvió a gritar campeón y el sueño de Lionel Messi es una realidad eterna.

La Argentina dio el golpe: le ganó una dura final a Brasil por 1-0, le rompió la hegemonía en su tierra y se consagró campeón de la Copa América.

El equipo de Lionel Scaloni fue de menor a mayor en el torneo y supo jugar el clásico como se debía, disputando con el alma cada pelota, ante los 2.200 hinchas que fueron testigos privilegiados de un partido histórico. Hubo otro plan en la final, diferente a las intenciones que venía mostrando la Selección a lo largo de toda la competencia.

En la noche de Río no hubo presión asfixiante al rival para comerle el hígado de entrada nomás. No.

Supo elegir otra estrategia el cuerpo técnico. Y le salió bien de movida. Los cambios volvieron a aparecer en cantidad en el equipo. Cinco variantes presentó la Argentina con respecto a la semifinal ante Colombia.

Pero cada pieza que entró cumplió con su propósito en esos 45 minutos iniciales en los que los de celeste y blanco empezaron a gestar el Maracanazo.

El 4-4-2 esta vez tuvo una dupla de volantes centrales que presentó batalla y panorama. Rodrigo De Paul y Leandro Paredes pusieron todo en el medio.

Los argentinos invitaron a los brasileños a adelantarse, a venirse y dejar espacios. Aprovechar esos huecos era la premisa, siempre y cuando no fallara nada en defensa para contener a Everton, Paquetá, Richarlison y Neymar.

Funcionó. Brasil no contó con grandes situaciones y la Argentina aprovechó la primera vez que uno de los suyos quedó mano a mano.

De Paul, en el rol que más cómodo se siente, levantó la cabeza y vio todo: ubicado a unos 15 metros detrás del círculo central, hizo un lanzamiento aéreo perfecto hacia Di María, que se plagió a sí mismo emulando el golazo ante Nigeria para conseguir el oro en Beijing 2008.

Renan Lodi calculó mal y falló en el intento de interceptar el pase. Fideo resolvió con frialdad, de emboquillada. Para el hombre del Paris Saint Germain también era especial esta final, porque se traía sobre su lomo una cruz en los duelos decisivos de la Selección por las reiteradas lesiones.

Di María, que hasta hace unos meses no podía entender por qué no tenía una nueva oportunidad en la Argentina, le puso hechos a las palabras cada vez que le tocó jugar desde que pegó la vuelta.

Tuvo otra, siempre partiendo desde la derecha, que bien podría haber tenido nuevamente destino de red de no haber rebotado en Thiago Silva. Con Messi como el primero en ponerse el overol, la Selección se esforzó en no dejarle lugares liberados a Brasil, algo en lo que tuvo éxito hasta que Tite empezó a mover su tablero.

Lo primero que hizo el DT rival fue trocar a sus hombres que atacaban por afuera: Richarlison, entonces, se pasó a la banda derecha, y Everton fue a la izquierda. Tras el descanso, además, metió a Firmino por el amonestado Fred.

Ahí comenzó a sufrir Marcos Acuña. A la espalda del Huevo, Richarlison encontró terreno fértil. De hecho, llegó al gol pero fue correctamente anulado por posición adelantada.

Con Neymar más activo, los dueños de casa buscaron ese lado frágil argentino. De nuevo hallaron luz verde con Richarlison, aunque ahora fueron las manos de Emiliano Martínez las que impidieron el empate. El Dibu volvió a aparecer para ahogarle el grito a Gabriel Barbosa.

Los minutos pasaban y Brasil no podía. Y a medida que avanzaba el reloj, la Argentina se sentía más segura. Los cambios ayudaron a alimentar esa seguridad.

Pudo haber sido 2-0, pero Leo se nubló al final tras un gran pase de De Paul. El propio De Paul pudo haber puesto el broche de oro a una noche perfecta en la última; tampoco lo logró.

Poco importó después del pitazo final que terminó con todas las penas del pasado y le devolvió la alegría a un país entero, en medio de la dolorosa pandemia de muerte y espanto.
El golazo de Di María en la final ante Brasil