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Italia ganó en los 100 metros por primera vez en la historia
Lamont Jacobs obtuvo la medalla de oro en una carrera perfecta y terminó abrazado con su compatriota Tamberi, ganador de salto en alto
1 de agosto de 2021
El atletismo olímpico acaba de vivir una jornada memorable para los italianos.

Tras un espectacular juego de luces futurista, se disputaron los 100 metros llanos, la “prueba reina” de los Juegos.

Allí, el italiano Lamont Marcell Jacobs se alzó con la medalla de oro en una carrera perfecta.

Terminó abrazado, poco después de la meta, con su compatriota Gianmarco Tamberi, que acababa de llevarse el título del salto en alto.

Jacobs –nacido en realidad en El Paso (Texas) hace 27 años- le dio a Italia el primer título de la historia en una de las pruebas más codiciadas.

Italia tiene un pasado de grandes velocistas como Livio Berutti o Pietro Mennea, que cubrieron entre las décadas del 60 al 80 pero en el calificado “sprint largo”, eran especialistas de los 200 metros planos.

Nunca un italiano había alcanzado la posición de medallista en los 100 metros, allí donde no hay margen alguno para el error.

Y Jacobs, quien prefiere que lo llamen “Marcell” (su segundo nombre), se apunta así como el primer campeón de la era post-Bolt, después de que el jamaiquino se convirtiera en el único hombre en la historia capaz de ganar los Juegos por tres ediciones consecutivas, como lo hizo entre 2008 y 2016.

Bolt también dejó récords por ahora inaccesibles (9s58 es su marca mundial fijada en Berlin 2009 y 9s63 el tope olímpico que dejó desde Londres 2012).

Pero, ya con aquel bólido en el recuerdo, se abría las posibilidades para una nueva generación.

Y Jacobs, quien recién hace pocas semanas se anotó en el “club” de los que bajaban los 10 segundos, marcó una singular progresión en estos Juegos.

Las semifinales también tuvieron su cuota dramática cuando el número 1 de la temporada –el estadounidense Trayvon Bromell, acreditado con 9s77 y ganador de los Trials de su país en Eugene, Oregon- se quedó afuera por milésimas. Bromell ya había dejado dudas en la primera ronda. Ahora le tocó la semifinal 2, ganada por el británico Zhanel Hughes en 9s98, dos centésimas por delante del nigeriano Enoch Adegoke. También Bromell marcó 10s00, pero una imperceptible diferencia lo dejó tercero y fuera de la conversación para la final. En la semi anterior habían avanzado otro de los estadounidenses, Fred Kerley, y el canadiense Andre DeGrasse, tal vez el más calificado y experimentado entre los hombres que seguían en pista. Ambos marcaron 9s96, en tanto que el último superviviente de la legión jamaiquina de la era Bolt, Yohan Blake, no tenía chance alguna con su sexto puesto y 10s14. De Grasse, por su andar suelto y sus buenas prestaciones en competencias mundiales y olímpicas (ya fue bronce en 100 y plata en 200 en los Juegos anteriores) parecía destinado –dentro de un clima parejo- para la carrera favorita.

Pero la tercera semifinal, probablemente entre las más rápidas del historial olímpico, daban un notable aviso. Allí apareció un chino, Bingtian Su, con un notable récord continental de 9s83, el mismo tiempo fijado por el estadounidense Ronnie Baker. Y apenas una centésima más le sirvió a Jacobs para avanzar a la final, además de superar el récord europeo por un margen considerable y su propio registro personal (9s94 en la ronda anterior). Junto a ellos, también avanzó a la final el cuarto, el sudafricano Akani Simbine con 9s90.

Jacobs hizo la carrera perfecta en la final. Sencillamente excepcional desde la justeza de su salida y una rápida ventaja. Sólo fue apremiado por Fred Kerley al promediar la prueba, pero resistió el embate, ni una sola duda hasta cruzar la meta y abrazarse con un Tamberi que todavía no cabía en sí de la emoción por su propio triunfo en salto en alto.

Jacobs inscribió así a Italia entre los pocos países que alguna vez disfrutaron el triunfo de los 100 llanos, una prueba que ha dado algunas de los héroes más grandes del atletismo olímpico, desde Jesse Owens hasta Carl Lewis, desde Jim Hines (el primero debajo de la frontera de los 10s) hasta Usain Bolt.

Estados Unidos es la potencia dominante con 17 títulos, Bolt le aportó los tres a Jamaica, tres también cosecharon los británicos, el último de ellos –y también último europeo hasta Jacobs- correspondiente a Allan Wells en Moscú 80.

También los canadienses disfrutaron de dos títulos olímpicos de 100, mientras que los cuatro restantes de la historia fueron para el alemán Armin Hary, el triniteño Haseley Crawford, el ucraniano (por entonces de la URSS) y el sudafricano Reggie Walker, allá por 1908.

El sudafricano Akani Simbine, que aspiraba a devolver a su continente al oro olímpico en los 100 metros desde hacía más de un siglo, sólo pudo quedar en el cuarto puesto con 9s93.

La prueba se disputó con una leve brisa favorable de 0,1 m/s y Jacobs, con su registro de 9s80, fijó el nuevo récord de Europa, quedando Kerley en el segundo puesto con 9s84 y Andre DeGrasse, el canadiense, nuevamente bronce con 9s89.

Detrás de Simbine, Baker fue quinto con 9s95 y cerró el chino con 9s98, mientras que abandonó –lesionado- el nigeriano Adegoke.

El otro participante, Hughes, quedó con tarjeta roja y descalificado por su salida en falso.
El italiano Lamont Jakobs ganó en los 100 metros en Tokio