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Perpetua a un acusado de la muerte de Natalia Melmann
El exsargento de la Policía Bonaerense fue declarado culpable como partícipe del crimen de la adolescente ocurrido hace 22 años en Miramar
17 de mayo de 2023
Ricardo Panadero, el exsargento de la Policía Bonaerense y último acusado por el femicidio de Natalia Melmann, fue condenado a prisión perpetua por el crimen ocurrido el 4 de febrero de 2001 en la localidad costera de Miramar.

Se trató del segundo juicio al policía, quien había sido sobreseído en 2002.

El Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de la ciudad de Mar del Plata consideró que Panadero fue coautor del delito “privación ilegítima de la libertad con empleo de violencia, abuso sexual con acceso carnal calificado por la intervención de dos o más personas y homicidio doblemente agravado por mediar el concurso premeditado de más de dos personas y por haberse consumado para lograr la impunidad de los coautores”.

A su vez, los jueces consideraron que el crimen fue cometido en un contexto de violencia de género, abuso y discriminación hacia “una vulnerable víctima y que su muerte debería llevar el rótulo de femicidio”.

Sin embargo, aclararon que “la irretroactividad impide que pueda ser considerado como femicidio”. La fiscal de la Unidad Funcional de Instrucción descentralizada de Miramar Ana Caro había pedido que la investigación “sea valorada a través del prisma de la perspectiva de género”.

Panadero mintió al decir que la madrugada en la que Natalia Melmann estaba durmiendo en su casa con su mujer y sus hijos. También entendieron que los testimonios que llevó la defensa fueron contradictorios entre sí y que tampoco coincidían las declaraciones entre la esposa y el policía.

“Puede afirmarse que Panadero ha mentido. Se produjo prueba que permite aseverar que efectivamente ingresó al horario que tenía que entrar, pero que esa madrugada estuvo en Miramar, en la zona de boliches”, explicó el juez Néstor Conti, quien agregó:

“Hay claras contradicciones entre los testimonios que trajo la defensa. Los cuatro testimonios difieren sustancialmente y ninguna de las versiones, por sí sola, puede considerarse un elemento de prueba contundente”.