"El gran deschave", un clásico del teatro con feroz actualidad
La obra estrenada en 1975 tiene una renovada versión que se puede ver los sábados a las 21 en el Teatro La Máscara. Duelo actoral de pura intensidad
25 de octubre de 2025
Por Roberto Blanco Macor, de Asteriscos.Tv
Los clásicos del teatro son como los buenos vinos añejados en buena madera, no pierden su sabor, sino que con los intérpretes adecuados, no solo potencian su calidad, sino que refrescan, con nuevas vueltas de tuerca, la originalidad de un texto
Eso sucede con “El gran deschave”, una obra maravillosa estrenada hace 50 años, escrita por Armando Chulak y Sergio De Cecco, que a pesar del tiempo no pierde vigencia, y hasta encuentra nuevos espacios para pintar a una sociedad conflictiva, en una comedia negra que desnuda intensas condiciones humanas.
La propuesta que se presenta todos los sábados a las 21:00 en el Teatro la Máscara, Piedras 736, redefine esta idea, pero, para lograrlo se sustenta, ya no solo en el potente texto, sino en un trabajo actoral de alto vuelo que construyen la versátil Brenda Peluffo y el oficio ya reconocido de Daniel Loisi.
Esta pareja nos enfrenta a la realidad de un vínculo roto que se desnuda a partir de la rotura del televisor familiar, recorre un camino de verdades ocultas, mentiras piadosas y frustraciones escondidas, que el director Eduardo Pavelic, como un cirujano experto, los extirpa y los expone con intensidad.
Construida sobre varias versiones que se vieron en todos estos años, y con solo dos personajes de los 4 originales del texto en escena, la historia de Susana y Jorge pega duro desde los primeros minutos.
Todos tenemos una estrategia para poner bajo la alfombra aquello que sabemos que pasa, pero nos negamos a reconocer. Esto, en algún momento, se convierte en una implosión devastadora que no deja casi nada en pie.
Ese televisor que deja de funcionar una noche, descubre las miserias, las mentiras, las pérdidas e inseguridades en una pareja, qué de un minuto a otro, ve revelado la incertidumbre sobre la que está basado su vínculo.
En ese in crescendo el trabajo de los actores se eleva a climas que no dejan que la atención se diluya.
La Susana de Peluffo se lleva aplausos porque ella nos guía en ese laberinto de revelaciones que desatarán los miedos más escondidos. Seguirla a ella, con su propia luz, es no perder el sentido narrativo en un camino de profundas oscuridades.
Por su parte Loisi va encontrando su propio tono con el relato y llega a momentos explosivos, donde además trabaja con solvencia el fino hilo del humor para descomprimir tanta presión.
Qué tan solo podemos estar a pesar de tener una compañía al lado cada noche. Qué mal acostumbrados se puede vivir sin compartir una misma bebida o un baile. Qué lejos se puede transitar la vida con miradas del camino tan diferentes.
Estos cuestionamientos los interpela a estos protagonistas que deben enfrentarlo—por esa causalidad de una noche diferente- para finalmente enfrentar dos demandas universales que saltan a la platea y tambien nos cuestiona: el miedo y la soledad.
Ver esta versión de “El Gran Deschave” es un homenaje a nuestro mejor teatro, una propuesta que vale la pena compartir, y que dejará una buena charla post función.
Hace 50 años o ahora, ya no es tan importante que aparato es el que se rompe una noche, cuando lo que está roto es algo más profundo.
Tal vez sea el tiempo de volver a (re)conocerse.