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26 de abril de 2024
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Por Carlos Nasif
Un momento bisagra para el campo
24 de mayo de 2006
El inicio de la sección agro en Asteriscos.Tv coincide con un momento crítico para el campo.

Desde el punto de vista de lo estrictamente productivo está terminando la cosecha más importante del año, que incluye los granos grueso como soja, maíz y girasol y todo lo referido a economías regionales. Los datos muestran que se mantiene firme la expansión de la soja, porque el mercado la sigue demandando y los costos de siembra continúan siendo barato si se lo compara con los demás cultivos, una ecuación por demás tentadora para el productor.

A estos factores que siguen promoviendo a la agricultura en la Argentina se suma la polémica por la carne, que retrae la intención de volcar fondos en ese negocio que prometía ser altamente productivo este año dado que coincidían varias factores positivos como el consumo local en crecimiento y una mayor demanda mundial de la carne argentina dadas las condiciones sanitarias y económicas.

Este es un momento bisagra, donde la producción se encuentra con casi 80 millones de granos en sus manos y hay que comercializarla. La industria la espera con todo su potencial intacto y el mundo la requiere porque las reservas mundiales están en descenso en muchos casos.

Ahí, en la comercialización, están centrados los mayores problemas, como el talón de Aquiles, para muchos productores, que resultan muy eficientes tranqueras adentro y no tanto a la hora de vender su trabajo por debilidades propias y por falencias ajenas, como problemas de logísticas o acceso a herramientas de comercialización.

El delicado equilibrio en la relación del campo con el Gobierno suma otro factor de riesgo para los mercados agropecuarios. Lo sucedido este mes en el Mercado de Hacienda de Liniers con el tema carnes abre interrogantes sobre el comportamiento que pueda tener los restantes productos en cuanto algún índice se dispare y ellos signifique alguna incidencia en la Canasta Básica de Alimentos o en el índice de inflación. La pulseada por el precio del novillo en pie significó una caída de por lo menos el 20 % en el abasto porteño, que no estuvo influida por ninguna causa climática, sino sólo vaivenes políticos.

La cosecha récord de soja pondrá a prueba a la industria de ese sector, la más importante del país en cuanto al volumen exportable, con una facturación superior a los 5.000 millones de dólares. Nuevas plantas estrenarán este año sus equipos, aumentando la capacidad de molienda, pero aún está pendiente el pleito por el pago de regalías por el uso de semillas, que ha generado ya que varias decenas de barcos hayan sido demorados en Europa por presentaciones judiciales. Esto enciende una luz amarrilla de alarma.

Esta oleaginosa vuelve a superarse y los números asombran. Creció hasta 40 millones de toneladas este año y desplazó a otros cultivos que habitualmente le compiten, como el maíz.

También el girasol aportará lo suyo con un aumento productivo, se cosechará casi 4 millones de toneladas, un 20 % más que en 2005, pero aún es un volumen insignificante comparado con la soja.

Otro dato que pone de manifiesto la evolución del cultivo de la soja es que todos los cereales juntos del país suman la cosecha de esa oleaginosa.

En los próximos dos meses se decidirá la estrategia de los próximos dieciocho y el actual contexto genera en la producción y la agroindustria más dudas que certezas.

La capacidad de almacenaje en campo aumentó con el desarrollo de los silos bolsas, negocio en expansión y en el que se metió hasta la petrolera Repsol como consecuencia de las oportunidades que ofrece a corto plazo, y el cuentagotas de la cosecha puede administrarse de una manera más gradual esperando oportunidades de vender en el momento más propicio.

De todos modos, la cosecha funciona como un motor de autosufiencia financiera y conservar demasiado tiempo los granos obliga a recurrir al crédito bancario o acuerdos con las proveedoras de insumo para la nueva siembra.

Se anticipa un aumento en el área sembrad de trigo, que comenzará a implantarse en julio próximo. Es lógico que así sucediera ya que el año pasado influyó mucho la sequía de una gran parte de la provincia de Buenos Aires y las limitaciones de recursos financieros para que la superficie cultivada con trigo cayera casi un 20 por ciento y que hoy provocará una nueva crisis de exportación.

Por otro lado está el aporte de las economías regionales, que no es menor en varias provincias. En algunas, como el limón y cítricos en Tucumán, y el tabaco en Jujuy, son claves para la supervivencia de sus economías.

En varios sectores, como las frutas patagónicas se registraron retrocesos en las exportaciones. También influyó el factor climático, como una fuerte granizada hace un mes que dejó gran parte de la famosa manzana neuquina en el suelo.

Se estancó este año la exportación de miel, otro sector en el que la Argentina se destaca en el mundo. Y así el mundo del campo sigue rodando, pero no siempre la velocidad es la misma.

El panorama agropecuario en general ofrece algunas expectativas para el segundo semestre, pero son mayores las dudas de lo que pueda pasar con las decisiones que se adopten. Es una buena señal que se planee un aumento en la superficie sembrada de trigo, eso asegura luego una buena campaña de soja.

De todos modos es una tendencia, no comprobada y hasta tanto no llegue la segunda quincena de junio no se sabrá con certeza si ese pronóstico es acertado.

La resolución de temas claves, como el pago de regalías, la recuperación del stock vacuno o la habilitación de las exportaciones de carnes marcarán una vez más el ritmo de la producción y esto moverá las usinas de la agroindustria.