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Por Carlos Nasif
Expectativa por los campeones
26 de julio de 2006
Ya entró de lleno la selección de los reproductores equinos y bovinos, los más numerosos de la expo, y entre el miércoles y viernes se consagrarán los grandes campeones. Hay más 4.000 ejemplares en toda la exposición y ya muchos hicieron historia en la exposición.
Pero en la Rural no se pierde tiempo. Hay momentos para la capacitación, como la que se hizo hoy sobre producción ovina y que congregó a muchos interesados, expertos del sector y otros aficionados que buscan la información.
También hay varios puntos de interés en los stands comerciales y estos se llenan de chicos y grandes.
Uno de los puntos que llaman más la atención es la matera de UATRE, el gremio de los trabajadores rurales, que parodiando a algunos programas de televisión improvisan bailando por un sueño con chamamés que convocan a parejas que se integran espontáneamente y suele terminar muy tarde, aún más allá del horario oficial de las 20, que cierra la exposición.
Allí se dio la particularidad de juntarse entrerrianos, tucumanos, rionegrinos y hasta visitantes de Tierra del Fuego.
Ester Torres llegó desde la isla más austral del planeta para pasear por Buenos Aires “y de paso me dio una vueltita por Palermo. Siempre quisimos cumplir este sueño de visitar la muestra, porque nos encantan las cosas de campo, pero sólo este año pudimos cumplirlo”, explicó la mujer que llegó con su marido y un hijo de 11 años.
Quien aseguró que no se pierde una muestra desde hace 10 años es Bautista Quiñónez, tucumano de la capital provincial y fiel seguidor de las competencias de caballos. “Palermo es para mi una agenda permanente y voy a venir a esta exposición mientras tenga vida. Creo que aquí se resume lo mejor del campo”, dijo el hombre vestido para la ocasión con bombacha de gaucho negra, boina y un pañuelo al cuello para evitar que la humedad no llegue a los huesos.
El entusiasmo por seguir de cerca cada actividad en la Rural no encontró obstáculos en el día nublado y algo fresco que se hizo sentir por momentos. Las razas que habitualmente pueblan el Norte, como la Braford, Bovino Criollo o Brangus se entremezclaron con los históricos Shorthorn, una raza inglesa que busca su lugar entre la ganadería de nuestro país, y los blancos Charolais, que siguen luchando por permanecer dentro del stock bovino como una de las razas proveedoras de carne.
Por el lado de los equinos, los caballos criollos siguen dando batalla por la cucarda de Gran Campeón y entraron en escena los de Polo, que el año pasado dieron la nota al venderse un ejemplar de esa raza en 125.000 pesos.
Pero en la Rural no se pierde tiempo. Hay momentos para la capacitación, como la que se hizo hoy sobre producción ovina y que congregó a muchos interesados, expertos del sector y otros aficionados que buscan la información.
También hay varios puntos de interés en los stands comerciales y estos se llenan de chicos y grandes.
Uno de los puntos que llaman más la atención es la matera de UATRE, el gremio de los trabajadores rurales, que parodiando a algunos programas de televisión improvisan bailando por un sueño con chamamés que convocan a parejas que se integran espontáneamente y suele terminar muy tarde, aún más allá del horario oficial de las 20, que cierra la exposición.
Allí se dio la particularidad de juntarse entrerrianos, tucumanos, rionegrinos y hasta visitantes de Tierra del Fuego.
Ester Torres llegó desde la isla más austral del planeta para pasear por Buenos Aires “y de paso me dio una vueltita por Palermo. Siempre quisimos cumplir este sueño de visitar la muestra, porque nos encantan las cosas de campo, pero sólo este año pudimos cumplirlo”, explicó la mujer que llegó con su marido y un hijo de 11 años.
Quien aseguró que no se pierde una muestra desde hace 10 años es Bautista Quiñónez, tucumano de la capital provincial y fiel seguidor de las competencias de caballos. “Palermo es para mi una agenda permanente y voy a venir a esta exposición mientras tenga vida. Creo que aquí se resume lo mejor del campo”, dijo el hombre vestido para la ocasión con bombacha de gaucho negra, boina y un pañuelo al cuello para evitar que la humedad no llegue a los huesos.
El entusiasmo por seguir de cerca cada actividad en la Rural no encontró obstáculos en el día nublado y algo fresco que se hizo sentir por momentos. Las razas que habitualmente pueblan el Norte, como la Braford, Bovino Criollo o Brangus se entremezclaron con los históricos Shorthorn, una raza inglesa que busca su lugar entre la ganadería de nuestro país, y los blancos Charolais, que siguen luchando por permanecer dentro del stock bovino como una de las razas proveedoras de carne.
Por el lado de los equinos, los caballos criollos siguen dando batalla por la cucarda de Gran Campeón y entraron en escena los de Polo, que el año pasado dieron la nota al venderse un ejemplar de esa raza en 125.000 pesos.