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25 de abril de 2024
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Por Carlos Nasif
La batalla por los alimentos no se detiene
10 de noviembre de 2006
Los precios de los principales granos en pleno ascenso no parecen ser algo ocasional y responden a varios factores que influyen en los mercados. Pero es, sin duda, el argumento más consistente y duradero de que los commodities agropecuarios son cada días más deseados, no es que sólo son vitales como alimentos, sino que ahora se los signa como fuente de energía.

Frente a la creciente demanda mundial de alimentos por el crecimiento demográfico y las pérdidas de tierras fértiles y el gran debate mundial por la producción de combustibles alternativos, la demanda de granos, poco a poco, va raspando la oferta y las posibilidades de abastecer todas las necesidad se torna más complejo.

Esto se desprende del último informe del Departamento de Agricultura de los estados Unidos, que mes a mes elabora un documento con las perspectivas mundiales del sector. Allí se desprende que para la actual campaña agrícola hay una reducción de casi un 20 % en los stock respecto del 2005.

Esto significa, en buen criollo, que hay una caída de 80 millones de toneladas de granos para el mundo y si se quiere tener una interpretación mayor aún, ello significa que falta toda la cosecha argentina, una potencia en el mundo agropecuario.

Por eso no puede esperarse que en los próximos meses los valores de los granos se reduzcan drásticamente y esto es lo que también tiene inquieto al Gobierno por el impacto que puede tener en el consumo interno el costo elevado de los granos y de allí las movidas que llevaron a “congelar” el precio del trigo y pensar en acciones para frenar el maíz. Sobre éste último grano ya se comprometió 9 millones de toneladas de la próxima cosecha que recién está sembrada.

Este es uno de los prismas con lo que se puede ver la realidad agrícola actual del país, que está en plena siembra de los principales granos (soja, maíz y girasol) y apenas cosechado un 15 % del trigo, con lo que los productores locales ven poco este boom del precio agrícola.

La otra mirada que puede tener los últimos aumentos en los valores de los granos es el incremento que recibirá el arca fiscal por retenciones. El campo exporta más del 70 % de lo que produce y es el principal rubro del comercio exterior argentino.

Todo el superavit fiscal desde el 2002 es equivalente al monto recaudado por retenciones a las exportaciones.

La balanza que administra hoy el Ejecutivo tiene esas dos pesas de la recaudación y el impacto en el mercado interno. En ambos casos, la producción se queja por la opresión al desarrollo agrícola y la imposibilidad de expandir la frontera agropecuaria.

La mayor encrucijada para los productores aparecerán en las próximas semanas, poco antes de que se comience a pensar en el brindis de fin de año. El ingreso de la nueva campaña de trigo a los silos pondrá en el mano a mano la decisión de esperar la venta del cereal u ofrecerlo a un valor que no es el real.

El trigo es, en muchas oportunidades, una caja para la siembra de granos gruesos y no todos pueden esperar el mejor momento para venderlo. En todo caso, será quienes tienen la mejor espalda económica los que puedan “especular” con el precio.

También es este cereal fino el testigo de lo que pueda pasar con los restantes cultivos. Se espera que las operaciones vuelvan a funcionar con normalidad, pero nadie se atreve a asegurarlo y los métodos que se utilicen para contenerlo pueden ser replicados con el resto de los cultivos.

Mientras, el clima fue más benévolo con las siembras de primavera y despertó muchos sonrisas en la región pampeana. Tal vez, este guiño celestial haya sido un preámbulo para los chacareros que esperan un horizontes más claro en sus negocios.